COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LA TEMPRANA CARRERA DE MURILLO, 1634
Durante las vacaciones hay algo que, para mí, no puede faltar en la organización de cualquier viaje: la buena comida y un museo que visitar. Y qué decir del norte de la Península, siempre es un acierto si se va en búsqueda de esas dos premisas.
En esta ocasión, os quiero traer un cuadro que descubrí dentro de la colección permanente del Museo de Bellas Artes de Oviedo. El lienzo, pintado por el artista inglés John Phillip, representa una imagen de juventud del pintor Bartolomé Esteban Murillo, pero antes de pasar a analizar la obra, descubramos por qué un artista del Romanticismo inglés se interesó por esta temática tan concreta.
CONTEXTO HISTÓRICO
El británico John Phillip, conocido en nuestro país como Felipe el Español, se caracteriza por ser uno de los artistas que se desplazaron desde Inglaterra con el objetivo de conocer la cultura de la España del siglo XIX. A ojos de los artistas europeos del Romanticismo, España era cumbre del puro pintoresquismo, ya que a lo largo y ancho del territorio, se podía encontrar diversas vertientes de diversas costumbres.
El artista se caracteriza por realizar escenas de la vida cotidiana, aunque durante su formación en la Royal Academy de Londres se pensaba que lo suyo eran los cuadros de temática histórica. Viajara a España le permitió inspirarse en el estilo de vida de la época, provocando a su vez que la paleta de colores que utilizaba se aclarase por el cambio tan drástico de clima. Viajó en numerosas ocasiones a la Península, conociéndose los desplazamientos que realiza en los años 1851, 1856 y 1860.
Cabe destacar que el pintor se quedó prendado por las creaciones de uno de los andaluces más importantes dentro de la pintura del barroco español: Bartolomé Esteban Murillo. Podemos observar que el artista plasma el rostro del pintor sevillano siguiendo el patrón que él mismo sigue en su propio Autorretrato, aunque en este aparezca en una edad algo más avanzada.
Además, Jonh Phillip nos realiza un spóiler en el lienzo, tras la figura de Murillo coloca alguno de los cuadros más importantes que realizará durante su actividad artística: una versión de San Juanito y el cordero y un retrato que se asemeja a Muchacha con flores. Con ello, podemos ser conscientes del conocimiento previo que el artista realizó sobre la producción del pintor sevillano.
ANÁLISIS DE LA OBRA
Pasando a analizar con mayor profundidad la obra, podemos observar que en primer término, se nos presenta a un conjunto variopinto de personas: a la izquierda el propio Murillo en plena juventud le muestra uno de sus cuadros a dos monjes jerónimos que miran curiosos la pintura.
Entre el artista y los monjes, un fraile franciscano mira desde detrás la escena con el rostro ensombrecido, también aparece una gitana con su niño en brazos que mira con curiosidad el lienzo de pequeño formato. Estos personajes hacen un guiño a su vez a otro de nuestros artistas barrocos, Francisco Zurbarán. Rematando la escena, en la esquina inferior derecha, también plantea un rico bodegón.
Viendo cómo John Phillip decidió capturar la esencia del barroco español, por supuesto, Velázquez también iba a tener un guiño dentro de la obra. En la parte derecha, los personajes que representa nos lleva a recordar dos de sus lienzos más conocidos: El triufo de Baco o Los borrachos, y Las Lanzas también conocido como La Rendición de Breda.
El cuadro de carácter mitológico quedaría capturado en el gitano que aparece montado sobre el lomo de un burrito, copa en mano, nos hace pensar en las gentes de la calle que el pintor de pintores recogió acompañando al dios griego. Por otra parte, los dos hombres que aparecen tras el animal nos lleva a pensar en aquellos que aparecen en Las Lanzas, se nota que el británico conocía bien estas obras ya que hizo copias de ambas.
Para finalizar el análisis de este cuadro, cabe destacar el conocimiento que artista inglés tenía sobre la cultura de nuestro país, y más concretamente sobre la Sevilla del siglo de oro, ya que, el mercado que representa se trata del segundo más importante de la ciudad y que se colocaba en la Calle Feria presidida por la iglesia gótico-mudéjar del Omnium Sanctorum, allí se reunía una amplia cantidad de vendedores, particularmente artesanos.
GALERÍA DE IMÁGENES
OTRAS ENTRADAS EN NUESTRA WEB QUE TE PUEDEN INTERESAR
- Las edades de la vida
- El caminante sobre el mar de nubes
- Puerto con el embarque de la reina de Saba
- Las ruinas en el romanticismo alemán
- Pandemonium
- Acantilados blancos en Rügen