COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE MORE TREES, PLEASE
En una carretera que se desliza como un trazo de óleo sobre un campo otoñal, una pareja avanza en una pequeña motocicleta azul con sidecar. Él, con gorra inglesa y bigote antiguo; ella, con casco blanco y bufanda roja ondeando como llama al viento. Todo a su alrededor es color, quietud y movimiento al mismo tiempo. Se trata de More Trees, Please, una pintura del artista estadounidense Fred Calleri que nos sumerge en una escena nostálgica, casi cinematográfica, donde el pasado y la imaginación se funden en una tierna distorsión del tiempo.
Esta obra es apenas una ventana al universo pictórico de Calleri, un creador que ha hecho del anacronismo su lenguaje y de la emoción, su motor. Nacido en Maryland en junio de 1964, Calleri descubrió el dibujo como una extensión natural de su infancia. Sin embargo, el camino hacia la pintura no fue directo. Tras un paso por el ejército y años de trabajo en diseño gráfico, fue recién con el nacimiento de su hijo en 2007 que decidió entregarse a la pintura profesional, ese arte que una vez lo había hecho enfermar por el olor a trementina, pero que terminó siendo su verdadera vocación.
La magia de la deformación
Calleri se formó en el Maryland Institute College of Art, donde obtuvo su título en Ilustración y Diseño Gráfico en 1993. Si bien su formación técnica fue sólida, su verdadero aprendizaje llegó a través de la observación minuciosa de los grandes maestros. Desde Vermeer hasta Sorolla, pasando por Anders Zorn y John Singer Sargent, el artista adoptó sus paletas, su manejo de la luz y su intención emocional. Pero no se detuvo ahí: sus pinceles también beben del humor de Norman Rockwell, la épica de N.C. Wyeth y la elegancia de J.C. Leyendecker.
En su búsqueda por una voz propia, Calleri descubrió un recurso clave: la distorsión. Al elongar cuellos, exagerar manos o alejar los ojos más de lo debido, el artista rompe las reglas de la proporción sin traicionar la esencia de sus personajes. Como él mismo dice:
“Al añadir una ligera distorsión, soy libre de dejar que la imagen me lleve a donde quiera ir.”
Y ese viaje, sin mapa, sin tiempo y sin fronteras, lo ha llevado a construir un imaginario donde lo vintage se vuelve contemporáneo, lo irreal se vuelve familiar y cada figura parece emerger de un sueño compartido.
En 2001, Calleri se trasladó a Flagstaff, Arizona, buscando algo más que un cambio de paisaje: buscaba la luz del oeste, esa claridad que abrillanta los colores y alarga las sombras como si fueran memorias. Allí se sumergió en la pintura de temática western, aunque poco a poco fue virando hacia escenas más urbanas, íntimas y oníricas. Finalmente se instaló en Santa Bárbara, California, donde reside actualmente y trabaja en un estudio adosado a su casa.
La obra de Calleri ha sido portada de revistas como Southwest Art, International Artist y Western Art Collector, y sus pinturas se exhiben en múltiples galerías de Estados Unidos. Pero más allá del circuito institucional, su verdadero valor reside en la conexión emocional que genera con el público: una mezcla de sonrisa, melancolía y asombro ante lo cotidiano vuelto arte.
Simon: transformación viviente
Un capítulo fundamental en la vida y obra de Fred Calleri es su vínculo con Simon, su musa adolescente que comenzó posando en atuendos vintage de los años 30 y terminó inspirando un giro radical en su carrera. El artista lo vio por primera vez en la fila de autos de la escuela de su hijo: un adolescente vestido como salido de El gran Gatsby, caminando entre pares con ropa urbana y anodina. Fascinado por su autenticidad, Calleri pidió permiso para retratarlo. Así comenzó una colaboración artística —y humana— que desembocó en amistad, familia y transformación.
Simon, quien en ese momento era conocido por otro nombre, luego inició su transición de género. Este proceso fue acompañado por Calleri no sólo desde lo afectivo, sino también desde el arte. La pintura Ebb and Flow, que presenta al joven entre símbolos de feminidad y masculinidad sobre un mapa titulado “Mapa del Descubrimiento”, es tanto una obra de arte como un acto de amor y respeto hacia esta nueva identidad abrazada.
“El arte fue la forma de acompañarlo en su viaje hacia la autenticidad.” “Nunca me inspiró tanto una persona. Al conocer a Simon, sentí que alguien había esparcido polvo de estrellas sobre él”
Calleri
Un romanticismo sin época
En More Trees, Please, como en muchas de sus pinturas, Calleri no busca realismo, sino resonancia emocional. La pareja en moto no existe en ningún tiempo específico, pero podría pertenecer al ayer o al mañana. Su pintura no narra una historia, pero sugiere miles. Lo que se ve es sólo la superficie: lo que se siente es un eco profundo de nostalgia, humor y belleza.
Fred Calleri no pinta personajes, pinta espíritus. No representa escenas, crea atmósferas. Y aunque trabaja con óleo, su verdadera materia prima es la memoria: esa que no siempre fue, pero que deseamos que hubiera sido.
«Al observar mi obra, es fácil notar que los temas de cada pieza pueden variar (a veces drásticamente). Las cosas que una persona puede encontrarse haciendo en la vida también varían, y disfruto el desafío de insertar a mis figuras en ese mundo.»
Tal vez por eso el título de la obra suene también como un susurro ecologista, o una metáfora del alma: More Trees, Please. Más árboles, más raíces, más sombra, más vida en camino. Más arte que nos recuerde que incluso en la distorsión, hay verdad. Y que en los paisajes inventados, también habita lo real.
Para conocer más de su obra:
- http://fredcalleri.com/
- https://www.gallerymar.com/2021/06/fred-calleri-and-his-magical-muse
- https://blog.territorialseed.com/blog/2020/12/29/fred-calleri-2020-and-2021-cover-artist
