INTRODUCCIÓN
La semana pasada, entre el 5 y el 9 de mayo, se celebró en los pabellones del IFEMA la 44ª edición de ARCO, una de las ferias de Arte contemporáneo más prestigiosas a nivel nacional e internacional, que año tras año sorprende a sus visitantes con las nuevas propuestas de artistas de todo el mundo, procedan estas tendencias de personas de amplio reconocimiento que arrastran toda una trayectoria de éxitos a sus espaldas, o bien sean los primeros granitos de arena aportados por las jóvenes escenas. Es ARCO, por tanto, el encuentro perfecto para mostrar al público general y particular qué es lo que preocupa en la esfera artística, así como una oportunidad brillante para que los artistas de cierto recorrido sigan nutriendo las colecciones y para que los más juveniles se vayan abriendo camino con paso firme y decidido.
En el contexto de tan excelso evento, tuvo lugar en las instalaciones del Institut Français de Madrid una exposición en la que España y Francia, mano a mano, ofrecieron este reconocido espacio para dar voz a nueve artistas que representan la escena artística francesa actual en tierra española, y eso, mis queridos lectores, no es algo que se vea con mucha frecuencia. El honor de haber sido invitados a acudir a esta exhibición, titulada “100% L’EXPO Madrid”, y de la cual podéis disfrutar hasta el próximo 30 de abril en el número 10 de la calle del Marqués de la Ensenada, es, cuanto menos, máximo, y allí que nos presentamos el pasado martes 4 de marzo yo y mi sempiterna amiga y compañera Alba Jiménez, de la que tendréis nuevos artículos próximamente, pues la semana pasada estuvo cargada hasta los topes de invitaciones de este nivel.

Con el apoyo y colaboración de la Embajada de Francia en España (Ambassade de France en Espagne), La Grande Halle de la Villette de París y el Liceo francés de Madrid (Lycée français de Madrid), y bajo el comisariado de la curadora independiente Inés Geoffroy, esta exposición llega por primera vez a Madrid desde París, donde se lleva celebrando desde 2018. Esta adaptación del evento parisino en España, como declara la propia comisaria, se concibe como “un trampolín profesional y una vitrina de la escena emergente”, en definitiva, un voto de confianza en el arte joven con el que magnificar tan importante sector de la creatividad artística.
“100% L’EXPO Madrid”, por tanto, está destinada a convertirse, al igual que su hermana mayor parisién, en una plataforma de experimentación donde las jóvenes promesas del Arte francés hogaño puedan desenvolver con absoluta libertad sus preocupaciones estilísticas, políticas, sociales, identitarias, históricas y de otras índoles. Como punto de partida de este nuevo proyecto, se ha seleccionado a un total de nueve artistas egresados de algunas de las mejores escuelas de Arte de Francia, y su objetivo es afrontar los retos que les depara el mundo post-académico de este tercer milenio. Que este artículo, junto con la magna labor del Institut Français, contribuya en todo lo posible a dar visibilidad a esta tanda de artistas emergentes con cuyas creaciones aspiran a ser recordados en la Historia del Arte.
EL ELENCO ARTÍSTICO
CARLA GUEYE
De las dos salas en que se divide el espacio expositivo de “100% L’EXPO Madrid”, la primera, en la que somos muy bien recibidos por el Responsable del Departamento de Comunicación y Prensa, David Gadin, además de ser el lugar donde se encuentra la barra libre y el atril desde el que pronunciaron unas palabras el director general del Institut Français de España, Eric Tallon, y la citada comisaria, Inés Geoffroy, ejercemos contacto visual con la primera de las obras de los artistas: Sisters and I, de Carla Gueye. Graduada en 2022 por la École nationale supérieure d’arts de París-Cergy, su trabajo en la actualidad la lleva a hacer viajes intermitentes entre París y Dakar, capital de Senegal, donde hunde sus raíces la sangre de su línea paterna, mientras que la materna lo hace en Vietnam e Italia, resultando de todo ello una reflexión sobre el mestizaje y la multiculturalidad.

Abogando firmemente por un saber hacer tradicional y artesanal, aprendido en buena medida de la mano de su padre, trabajador del sector de la reforma, Gueye genera con su obra un discurso en torno a la cada vez más necesaria práctica de la ecología social y artística, y lo hace mediante una instalación formada por cinco esculturas de madera cubiertas con cal, arena y sisal (fibra flexible y resistente), todos ellos materiales naturales. A través de estas estatuas-objeto, Gueye nos habla, por un lado, del descubrimiento del continente africano que comenzó a llevar a cabo en medio de su carrera, y por otro del deseo de sacar a la mujer del ámbito privado y otorgarla un lugar en el espacio público, motivo que la ha estado inspirando todo este tiempo.
En el conjunto de las cinco esculturas de Sisters and I, que muestran un desarrollo vertical, el elemento principal que podemos observar en sus superficies es el pecho femenino, el cual, además de responder a esa idea de visibilizar el lugar de la mujer en el mundo, puede tener también un origen más íntimo y profundo. La propia madre de la artista falleció de cáncer de mama, por lo que tanto esta obra como otras inspiradas por semejante cuestión serían un homenaje a la que fuera la mujer más importante de la vida de Carla Gueye, convirtiendo así a su madre en el trasunto de las mujeres del mundo en general y de las senegalesas en particular, que siempre han sido tradicionalmente relegadas al hogar, primando así en el espacio exterior la “omnipresencia del cuerpo masculino”.
Una última interpretación al hilo de lo anterior que podemos aplicar a la obra de Carla tiene que ver con los bancos de arena en los que se hallan sumergidos los cuerpos femeninos de numerosos senos y delicadas curvaturas. Esta instalación fue presentada en Dakar por primera vez en 2023, en una exposición donde se especificaba que la artista franco-senegalesa estaba homenajeando a las trabajadoras artesanales de ostricultura de las costas del país africano, cuya labor está siendo progresivamente olvidada con el avance de la modernidad. De esta manera, Gueye no solo reivindica la importancia de la mujer en el mundo exterior y del conocimiento tradicional, sino que también promueve un “arte habitable” emocional que disipe las barreras entre la vida misma y la representación.
LUISA ARDILA CAMACHO
Cruzado el umbral hacia la segunda estancia expositiva, e iniciando un recorrido de izquierda a derecha, nuestra siguiente parada es la obra Les gens courageux – No te devuelvas, de la artista colombiana Luisa Ardila Camacho, que se graduó en 2019 en la École de beaux-arts de Marsella (INSEAMM), en la que actualmente ejerce como profesora. Ardila ha mostrado desde su etapa de formación una clara predilección por el género del retrato en todas sus facetas, así como por el lenguaje y significado de los exvotos que tan presentes han estado en la historia religiosa y artística de Hispanoamérica.

Como tal exvoto es como concibe la artista colombiana la obra con la que exhibe en “100% L’EXPO Madrid”, que plantea una instalación integrada por dos capas de profundidad: un fondo que imita el azul del cielo con sus nubes blancas, y una figura pensil de espaldas que lo sobrevuela. La cabellera oscura de esta mujer actúa como centro del conjunto, dividiendo la composición en dos secciones: la aureola superior, con forma de corazón Y cuya silueta la recorre una serie continuada de flores; y el cuerpo del personaje, que parece vestir una especie de alba (túnica religiosa) en cuya cara visible se manifiesta en todo su esplendor la destreza retratística de Ardila, poniendo cara a aquellos valientes que vivieron el fenómeno de la migración forzosa.
Esta división del espacio en dos tiene que ver con la percepción del mundo de la artista, que a lo largo de toda su vida ha ido notando con el pasar de las décadas el ensanchamiento de una insalvable grieta global entre la naturaleza del Norte y la del Sur. Con ese mismo sentido combina de forma consciente gamas frías y cálidas, las primeras vivas representaciones del floreciente verde de los ecosistemas, las segundas ardientes manifestaciones visuales del fuego que consume dichas naturalezas, un fuego, además, provocado por el propio ser humano, en el caso concreto de Sudamérica para incentivar un tipo de agricultura intensiva que está matando a nuestro medio ambiente.
Junto a este necesario intento de concienciación ecologista, se entreteje otra capa de símbolos que permite al espectador ahondar en la historia personal de Luisa Ardila Camacho más allá de su faceta artística. La segunda parte del título de la obra, “No te devuelvas”, cuyas letras se insertan en mayúsculas en el interior del nimbo cordiforme, son las palabras que le dijo su difunto padre cuando esta expresó su deseo de regresar a Colombia tras permanecer nueve años en suelo francés. Bajo esta otra lectura, Luisa aborda en la instalación el tema del desarraigo de la patria nativa y el miedo a vivir el duelo del exilio, de perder a un ser muy querido estando fuera de casa.
BERENICE VARGAS BRAVO
Cambiamos de pared para poder contemplar los lienzos de la tercera artista de este evento: Berenice Vargas Bravo. Nacida en México y graduada en la École des beaux-arts Nantes Saint-Nazaire en 2023, Vargas vuelca en el medio pictórico las tensiones latentes en la sociedad contemporánea, las contradicciones inherentes a las relaciones humanas, en este caso a través de dos lienzos: La pesca (2022), perteneciente a la serie “Métamorphoses”, y David y Goliat (2023). En ambos cuadros, así como en tantos otros de su producción, ella aborda dichas tensiones socio-humanas a través de juegos con los que hemos crecido todos, de tal forma que cualquiera puede verse reconocido en las figuras de sus composiciones, mas lo verdaderamente interesante es cómo utiliza esos elementos aparentemente infantiles e inocentes para reflejar los mecanismos de poder que nos subyugan.
A nivel compositivo y estilístico, estas dos pinturas nos dejan ver de forma clara que Vargas ya ha encontrado su propio lenguaje plástico, codificado en una serie de estrategias y recursos que permiten reconocer una obra suya de entre todas las demás del panorama histórico-artístico. Las contradicciones patentes en las estructuras de la sociedad encuentran un muy buen medio de expresión en las escenas figurativas de Berenice, ya que elabora sus escenografías mediante el contraste, sea este de tipo cromático (gamas cálidas/gamas frías), formal (líneas curvas/líneas rectas), compositivo (figuras enfrentadas) o narrativo. Las potentes volumetrías de estos óleos, por otro lado, remiten en parte al muralismo mexicano, el cual ha investigado con mayor detenimiento en la exposición “El territorio de la fisura”.

Haciendo un breve análisis de las dos obras con que se da a conocer al público español en este evento, empezaremos diciendo que en La pesca las tensiones son palpables en su composición desde la primera toma de contacto, ya que es una escena aparentemente lúdica protagonizada por una mujer y un hombre que luchan mientras sus cuerpos están atrapados en una red. Si bien puede parecer que el chico, por su posición elevada y firme postura, está ganando el duelo contra la chica, inclinada hacia la izquierda y más hundida en el pequeño lago, lo cierto es que a esta le bastaría con tirar de la red para desestabilizar e incluso derribarle, ya que tiene el cuello enredado. La tensión termina de acentuarse con el contraste entre las gamas azuladas del agua y los bañadores con las rosadas carnaciones de los personajes.

Por su parte, David y Goliat refleja también una lucha, solo que en el momento posterior a su conclusión, de tal forma que las dos figuras yacen extenuadas en el verde pasto. Ambas han entablado un duro combate contra un ser de cajas de cartón que la imaginación infantil ha convertido en un abominable monstruo al que derrotar, y todo apunta a que la victoria en la contienda se ha declarado a su favor, pero un disimulado ojo nos observa desde una pequeña apertura, simbolizando este aquellos problemas sociales que, lejos de haber sido resueltos, siguen acechándonos desde las sombras. La tensión narrativa se complementa, nuevamente, con los contrastes cromáticos entre fríos y cálidos y la contraposición de líneas curvas en los cuerpos con líneas rectas en las cajas que dan vida a Goliat.
PARK CHAE DALLE
La presencia de artistas extranjeros que, por haberse formado en escuelas francesas, se convierten en nuevos paladines de la joven escena artística del país, nos da a entender, una vez más, que no solo estamos ante un evento crucial en las conexiones culturales entre Francia y España, sino que constituye todo un muestrario del Arte emergente internacional. Así debemos entender la presencia en “100% L’EXPO Madrid” de la artista Park Chae Dalle, nacida en París pero de ascendencia claramente coreana, que terminó sus estudios profesionales en 2020 en la École nationale supérieure d’arts de París-Cergy, igual que su compañera Carla Gueye, e hizo en 2022 un máster en Creación literaria por la Universidad de Le Havre.
La obra que cuelga del techo de la segunda estancia del Institut Français de Madrid, Hand to Hand, es fruto de un meticuloso y macerado proceso artístico iniciado en 2019 y terminado en 2023. Su estructura se articula a base de numerosos dibujos y pinturas al óleo sobre textiles realizados a mano que se ensamblan en un conglomerado de retales que dan lugar a un único cuadro de mayores dimensiones. Todos y cada uno de los retazos que se entretejen, que metafóricamente se dan la mano, como dice el título, contienen un sencillo gesto cotidiano, y la suma de todos esos actos gestuales son el principal apoyo que tiene Dalle en su día a día; así, esta pieza de piezas es una manifestación material de lo que ella y el Arte se aportan recíprocamente.

La propia artista dice en su página web que en su obra plástica resulta difícil detectar conexiones con su producción poética, a la que dedica tiempo todos los días, y, no obstante, qué duda cabe de que una obra como Hand to Hand puede entenderse como un extenso poema cuyos versos son los lienzos que Dalle teje, tensa, pinta y une manualmente en un proceso que denomina “paciencia activa”. Aquí radica una clave importante para entender su pensamiento estético, ya que va en contra de la aceleración del tiempo tan presente en la sociedad contemporánea, ella busca ralentizarlo, diseccionarlo y disfrutarlo en su más pura esencia poco a poco; ese es el secreto con el que alcanzar la felicidad vital en este valle de lágrimas.
Esa focalización en los pequeños detalles que nos da la vida, que muchas veces contienen en su estigma los hitos necesarios para buscar y encontrar la felicidad y tranquilidad con uno mismo, se proyecta también en las sombras de una de las paredes del instituto, cuya fuente de iluminación genera así una nueva capa de lectura en la obra de Dalle. Los diferentes huecos que hay entre las telas del conjunto, así como los dados por sus propias tramas y urdimbres, permiten que la luz se filtre por ellos y auspicie la creación de una composición intangible donde, si cabe, se aprecia de forma todavía más nítida cómo se dan las manos unos lienzos con otros; como reza el viejo dicho, la unión hace la fuerza, y esa fuerza no es otra que la de la propia artista.
SOFÍA SALAZAR ROSALES
Tenemos todavía en el elenco de “100% L’EXPO Madrid” una tercera artista que, además de encarnar el vigor de la escena juvenil francesa, representa a la tierra hispanoamericana: Sofía Salazar Rosales. Su origen es cubano-ecuatoriano y su alma máter la École nationale supérieure des beuax-arts de Lyon (ENSBA Lyon), además de la École nationale supérieure des beuax-arts de París (ENSBA París), donde terminó sus estudios de máster en 2023, y desde entonces va alternando estancias itinerantes entre París, Ámsterdam y Quito. La obra de Salazar entra en el terreno de la escultura e instalación conceptual, habiendo traído a la vigente exhibición dos muestras de su producción, ambas de 2024 y con títulos poéticos como a ella le gustan: Escuchando, sin tener que traducir mas que en formas y When the axial skeleton decides to speak & We are contextual and sentimental.
El discurso con el que Salazar imbuye su creación artística parte de los materiales de cada obra, cuidadosamente seleccionados para que sus significados históricos se entrelacen física y contextualmente en aquello que la artista busca construir. Buena parte de dichos materiales denotan por sus cualidades un componente altamente industrial que los relaciona con la modernidad, y a partir de ellos la artista elabora un agotador trabajo artesanal con el que nace una contradicción que nos conduce a reflexionar sobre la historia de la materia y cómo esta se ha ido relacionado positiva o perniciosamente con el ser humano a lo largo de las diferentes épocas.

Teniendo en cuenta esta base discursiva y terminológica, podemos acercarnos con mayor decisión a When the axial skeleton decides to speak & We are contextual and sentimental, que nos muestra lo que parece ser una viga IPN doblada, formando una curva y contracurva al final de la cual se encuentra una especie de almohada cuyo cuerpo se resiente. Para empezar, la viga no es de metal como tal, sino que se trata de una reinterpretación de la misma en vidrio para expresar así la fragilidad de la arquitectura erigida por el hombre; en cuanto al cojín, en él se resume la máxima de Salazar de que “Hay cuerpos cansados por el viaje que buscan enraizarse”, es decir, es una metáfora de aquellas personas que, forzadas por la situación política, social, económica o de otra índole, deben migrar continuamente hacia otras zonas, elaborando con ello una crítica hacia la globalización.

Los materiales y objetos de las obras de Salazar, por otro lado, hunden sus raíces en su Ecuador natal, traduciendo sus recuerdos del urbanismo y arquitectura regionales a sus instalaciones y formalizando con ello un espacio de diálogo y reconciliación entre lo vernáculo y lo contemporáneo, lo local y lo global, el pasado y el presente que devendrá en futuro. Escuchando, sin tener que traducir mas que en formas tiene como eje central una espina ensamblada por piezas de hierro, y de igual manera que la pseudo-viga de la anterior obra, estamos ante una representación de aquel esqueleto interno que no podemos ver, pero sin el cual ni nosotros ni los edificios se aguantarían en pie, y para velar por su salud e integridad lo protege espiritualmente con un collar de Orula de la religión yoruba en Cuba.
HÉLOÏSE FARAGO
Nos acercamos ya al otro extremo de la segunda estancia de la exposición, donde nos topamos, en primer lugar, con la artista Héloïse Farago, egresada de la Villa Arson de Niza desde 2023. Al igual que otros de sus colegas, actualmente está realizando viajes entre diferentes ciudades donde tiene su taller y residencia, concretamente París y Normandía. Con ocasión de “100% L’EXPO Madrid”, ha acomodado en el rincón que le ha sido adjudicado una pantalla donde se proyecta en bucle Love story, un cortometraje de diecisiete minutos de duración que filmó entre 2021-2023; y, a mano derecha del mismo, una serie de piezas montadas sobre fondo negro que dan prueba del carácter multifacético de la artista, que además de hacer performances pinta sobre soportes varios, como papel, plástico, cerámica o tapetes.

Sea cual fuere el medio con el que Farago da rienda suelta a sus preocupaciones, en toda obra que ejecuta sale a relucir su inspiración en el imaginario medieval en toda su extensión, tanto a nivel estilístico y formal como temático e histórico. No solo dispone en sus creaciones temas, motivos y personajes de la historia y fantasía medievales, sino que también hace uso del mundo infantil y doméstico, enfocando sus esfuerzos en reivindicar el papel de la mujer y su lucha contra el patriarcado y una sociedad heteronormativa (creo que a nadie se le escapan hoy en día estos términos). Con ese carácter militante y alegre a la par, Héloïse Farago crea un alter ego, TroubaDure, un juego de letras con la palabra trovador en francés (troubadour) que designa a una trovadora lesbiana que aúna lo medieval con lo contemporáneo al mezclar música trovadoresca con rap.
Ella misma define sus obras como “caballos de Troya” que, si bien en apariencia contienen temas familiares, albergan en su lenguaje símbolos con mensajes críticos y transgresores hacia el tradicional dominio del hombre sobre la mujer. Bajo ese prisma, Farago hace justicia a algunos de los grandes nombres femeninos de la historia de la humanidad, cuyas aportaciones, si bien conocidas, siguen sin tener suficiente reconocimiento en nuestro contexto, figuras que van desde la polímata santa Hildegarda de Bingen en el siglo XII y la corsaria Juana de Belleville del XIV, hasta la mucho más reconocible Pippi Calzaslargas, que fue un icono de su infancia.

Love story se inspira en una obra previa de Monique Wittig, Le voyage sans fin, que a su vez es una adaptación del Quijote cervantino en clave sáfica, donde la protagonista busca una caballera con la que consumar su amor, y para ello debe luchar contra los “molinos” del patriarcado. Siguiendo semejante premisa, Farago traza una historia con personajes de alegre semblante, vestimentas de colores llamativos y escenarios naturales donde a veces vemos arquitecturas reales y otras maquetas donde se saborea el gótico. Tras una sucesión de escenas a través de las que se va narrando el cuento, llega el desenlace, en el que TroubaDure se encuentra con la caballera en el claro del bosque mientras suena de fondo un cover de la canción Love Story de Indila, teniendo así el título un doble sentido.
ANASTASIA SIMONIN & KAZUO MARSDEN
En el mismo extremo donde hemos estado detenidos un rato para visionar el cortometraje de Héloïse Farago, un poco más a la derecha, nos encontramos con otra proyección, esta vez integrada en una instalación diseñada por un dúo de artistas de los que, inevitablemente, debemos hablar a la vez: Anastasia Simonin y Kazuo Marsden, ella graduada en la École supérieure d’art et de design de Angers en 2019 y él en la École de beaux-arts de Marsella (INSEAMM) en 2020, al igual que Luisa Ardila Camacho. Como en otros casos, esta pareja no se conforma con dar una única prueba de su talento, imaginación y motivación artística, sino que plantea dos instalaciones en el panorama de “100% L’EXPO Madrid”: Good Heavens, What insect can suck it (2022) y Sharing a bee’s wet dream (2023).
Además de su dedicación en cuerpo y alma a explorar los recovecos del Arte, a Anastasia y Kazuo les une también su pasión por la biología y el medio natural (el propio Kazuo estudiaba Medicina antes de meterse a Bellas Artes), buscando por medio de esa afinidad soluciones estéticas novedosas en las que se ofrezca una experiencia sensorial fuera de los cauces convencionales. Resulta de enorme interés meterse en sus perfiles de Instagram y ver fotos de ambos trabajando en su taller, ya que no siempre se tiene la oportunidad de ver a un artista en acción, la mayor parte de las veces solo contemplamos el resultado sin poder analizar el proceso; damas y caballeros, están de enhorabuena, pues si indagan en sus cuentas lograrán ver parte del trabajo artesanal que hay detrás de sus obras.

Refinando todavía más los puntos de conexión entre ambos artistas, en el terreno artístico su principal vocación es la escultura, y ella es la indudable protagonista de las instalaciones de la exposición del Institut Français de Madrid. Ambas se entrelazan bajo un motivo común, la orquídea, en torno a la cual Kazuo y Anastasia plantean un espacio inmersivo que permita al espectador vivir sensaciones visuales, táctiles y olfativas con las que experimentar procesos tales como la polinización de las abejas en su propio cuerpo. Igual que la abeja se siente atraída por los embelesos de la orquídea, el visitante se acerca a esta obra intrigado por lo que se despliega ante él, y su curiosidad le lleva a zambullirse de lleno en sus huecos y texturas.

Los trucos de los que se vale esta pareja artística comienzan con la silla de montar que centra la atención de Good Heavens, What insect can suck it, que despide una serie de fragancias que penetran en el olfato de las personas y las invitan a meter su cabeza en ella, igual que una abeja en la orquídea. La experiencia sensorial se traduce al territorio de lo táctil con la siguiente instalación, Sharing a bee’s wet dream, formada por dos suaves esculturas de madera de pino que evocan la naturaleza con sus sinuosas curvas, así como los joysticks de los mandos de videojuegos, acentuando así la importancia de la interacción con la obra, ya que, igual que las flores necesitan de las abejas para ser polinizadas, los artistas viven de su público. La atmósfera se completa con una proyección en vídeo de una orquídea de nueve minutos.
ZOÉ CHAUVET
El recorrido por esta refrescante exposición se cierra con una fotógrafa, Zoé Chauvet, que terminó sus estudios en la École national supériuere des arts décoratifs (ENSAD) en 2021 y que ha buscado documentar con el objetivo de su cámara los sectores de la sociedad actual en estado de marginación. Es por ello que, al igual que Luisa Ardila Camacho, su zona de confort se halla en el género del retrato, en el cual ahonda día y noche, semana tras semana, para convertir sus composiciones en archivos históricos con los que nadie pueda olvidar ni ignorar las cuestiones identitarias que hoy más que nunca están saliendo a flote en el panorama global.
Con esa idea en mente nace el proyecto Altær, que fue publicado en formato libro en 2023 y que se vende junto a una cinta de casete con música compuesta por Talita Otović. Zoé presta tanta atención a reflejar en sus fotografías cuestiones como la identidad queer y el yo como a la técnica con la que ejecuta las mismas, y ello la ha llevado incluso a experimentar en el cuarto oscuro con medios experimentales que no requieren uso de cámara como tal, tales como la solarización (inventada en el laboratorio del fotógrafo surrealista Man Ray) o el luminograma. Tanto sus retratos como sus obras más vanguardistas las ha impreso sobre plexiglás y vidrio para “100% L’EXPO Madrid”, lo que genera un efecto de transparencia que, con ayuda de la luz de la sala, hace que las imágenes se proyecten en la pared.

En ese afán de archivar fotográficamente las realidades identitarias de la sociedad contemporánea, concretamente del colectivo queer que le rodea en el día a día, cofundó la asociación Évènement0, que otorga un espacio a las historias personales de dichos individuos, permitiéndoles compartir un momento de intimidad con el espectador. Para mostrar visualmente la idea de la fluidez de género, esa que tanto debate está generando en la escena presente, Zoé alterna en Altær retratos figurativos de modelos reales con escenarios geográficos de vivo cromatismo, y así mismo lo expresa la propia artista: “Veo los cuerpos como paisajes en constante cambio. Y con el cuerpo queer, es aún más efectivo”.

Zoé Chauvet hace de sus fotografías, por tanto, archivos íntimos, objetos de memoria de un momento clave para la historia de la humanidad, su cámara se convierte en testigo sociológico de una narrativa construida a partir de la relación que tienen las personas queer con su propio cuerpo y mente, con su yo. Gracias a su ingente labor, logra que los sectores sociales marginados acaparen las paredes de un lugar tan emblemático y representativo como el Institut Français de Madrid, en el que nadie puede ignorar todo el universo que ya existe en torno a la identidad de género.
CONCLUSIONES
Nueve artistas, nueve estilos, nueve perspectivas, nueve voces, en definitiva, son las que pudimos escuchar a lo largo de la noche del pasado 4 de marzo, y son esas jóvenes promesas del Arte contemporáneo las que, parte por parte, os hemos ido desmenuzando en el presente artículo. Somos conscientes de que cada uno de los artistas presentados en “100% L’EXPO Madrid” bien merecerían mayor espacio para poder abordar de una manera todavía más completa su producción y líneas de actuación y pensamiento, pero entonces este escrito se extendería demasiado, esto es más bien una reseña del evento y una, esperamos, magnífica introducción a una parte de los universos de la escena artística actual.
En este diálogo intercultural entre Francia y España, tan necesario como enriquecedor, se ha podido contemplar en nuestro país una selecta muestra del efervescente Arte francés contemporáneo de la mano de una serie de juveniles talentos egresados de prestigiosos centros artísticos especializados. Os recuerdo de nuevo que esta exposición va a estar disponible en el Institut Français de Madrid hasta el miércoles 30 de abril, por lo que tenéis un mes y medio por delante para asistir y observar de primera mano todo lo que os hemos comentado virtualmente. Gracias por quedarte a leer hasta el final, y, sobre todo, merci beaucoup a nuestro anfitrión por invitarnos a tan importante evento. Au revoir!
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