COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LA DUQUESA DE ALBA DE BLANCO
CONTEXTO HISTÓRICO ARTÍSTICO
España en la época de Goya (siglo XVIII)
La pintura La Duquesa de Alba de blanco fue realizada en 1795, durante el reinado de Carlos IV (1788-1808), un periodo de importantes cambios sociales, políticos y culturales en España. A finales del siglo XVIII, la monarquía borbónica intentaba consolidar las reformas ilustradas iniciadas por Carlos III, pero la influencia de la Revolución Francesa (1789) generaba tensiones dentro del país.
En este contexto, la aristocracia española aún conservaba un papel preponderante, pero comenzaban a surgir conflictos entre la nobleza tradicional y la emergente burguesía ilustrada. La Duquesa de Alba, retratada por Goya, pertenecía a este sector privilegiado, pero también se distinguía por su personalidad independiente y su apoyo a ciertos valores ilustrados.
El panorama artístico en España
El siglo XVIII estuvo dominado en Europa por el neoclasicismo, una corriente que buscaba recuperar los principios del arte grecorromano y que en España fue impulsada por Anton Raphael Mengs y otros artistas de la corte borbónica. Sin embargo, Goya, aunque trabajó para la monarquía y la nobleza, desarrolló un estilo mucho más personal, en el que combinaba influencias del barroco tardío con una gran expresividad y experimentación técnica.
Durante los años en que pintó este retrato, Goya ya era un artista consolidado. Había sido nombrado pintor de cámara de Carlos IV en 1789 y disfrutaba del favor de la aristocracia, para quienes realizaba retratos que no solo captaban la apariencia de sus modelos, sino también su carácter y emociones.
BIOGRAFÍA DEL ARTÍSTA
Francisco de Goya y Lucientes nació en 1746 en Fuendetodos, Aragón. Desde joven mostró un gran talento para la pintura y se formó en Zaragoza con José Luzán. Luego viajó a Madrid, donde intentó sin éxito ingresar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. No obstante, su perseverancia lo llevó a completar su formación en Italia, donde estudió a los grandes maestros del Renacimiento y del Barroco.
A su regreso a España, comenzó a trabajar en la Real Fábrica de Tapices de Madrid, donde realizó cartones para tapices con escenas costumbristas que reflejan su aguda observación de la sociedad española. Su prestigio creció rápidamente, y en 1789 fue nombrado pintor de cámara del rey Carlos IV.
La vida de Goya estuvo marcada por una grave enfermedad en 1793, que lo dejó sordo y afectó profundamente su visión del mundo. Su arte se volvió más introspectivo y expresivo, alejándose de los cánones académicos para explorar el lado oscuro de la sociedad y la condición humana. En sus últimos años, afectado por el exilio tras la Guerra de la Independencia (1808-1814) y la restauración absolutista de Fernando VII, se refugió en Burdeos, donde falleció en 1828.
ANÁLISIS FORMAL

Composición y estructura
El retrato La Duquesa de Alba de blanco presenta una composición sencilla pero impactante. La duquesa aparece de pie, en un paisaje abierto, con el horizonte bajo y un fondo neutro que resalta su figura. Su postura es firme y segura, con el brazo derecho extendido y señalando hacia el suelo.
Color y luz
La obra se caracteriza por un uso delicado del color. El vestido blanco de la duquesa, con transparencias y detalles dorados, contrasta con el cinturón rojo que resalta su cintura. El rojo también aparece en los adornos del cabello y en el collar, estableciendo un equilibrio visual en la composición.
La iluminación es suave y difusa, con una luz que incide desde la izquierda y modela los volúmenes del rostro y el cuerpo con gran delicadeza.
Técnica pictórica
Goya emplea pinceladas sueltas y rápidas, especialmente en el tratamiento de las telas y los detalles del paisaje. A diferencia del realismo minucioso de otros pintores de la corte, su estilo es más libre y expresivo, anticipando el romanticismo.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
Este retrato está cargado de simbolismo, lo que ha generado diversas interpretaciones a lo largo del tiempo.
La figura de la Duquesa de Alba
María Teresa de Silva Álvarez de Toledo, XIII Duquesa de Alba, era una de las mujeres más poderosas de España y una figura popular por su fuerte carácter y su relación con Goya. Se ha especulado mucho sobre la naturaleza de su vínculo con el pintor, y algunos historiadores han sugerido que pudieron haber tenido una relación sentimental.
La duquesa aparece vestida de blanco, un color que en este contexto simboliza la pureza, pero también la libertad e independencia. Su gesto de señalar el suelo ha sido interpretado de diversas maneras, aunque algunos creen que es un mensaje hacia el pintor o hacia su propio linaje.
El perro
A los pies de la duquesa aparece un pequeño perro blanco con un lazo rojo, un elemento frecuente en los retratos aristocráticos como símbolo de fidelidad. Algunos investigadores creen que el animal refuerza la idea de la lealtad de la duquesa a su clase y posición social.
La inscripción en la arena
Uno de los elementos más enigmáticos del cuadro es la inscripción en la parte inferior izquierda, donde se pueden leer las palabras “Solo Goya”. Se ha especulado mucho sobre su significado: algunos creen que indica una relación especial entre la duquesa y el pintor, mientras que otros consideran que es simplemente la firma de la obra.
CURIOSIDADES
- La duquesa también fue retratada por Goya en La Duquesa de Alba de negro (1797), donde su atuendo cambia radicalmente y su expresión es más melancólica.
- Se dice que la duquesa tenía un carácter fuerte e independiente, lo que generó envidias y conflictos en la corte.
- En 1802, tras la muerte de la duquesa sin descendencia, su fortuna pasó a la Casa de Medinaceli, debilitando el linaje de los Alba por varias generaciones.
- Algunos historiadores creen que este retrato pudo haber sido encargado por la propia duquesa para reforzar su imagen de poder e influencia.
CONCLUSIONES
La Duquesa de Alba de blanco es una de las obras más enigmáticas de Goya. Más allá de ser un retrato aristocrático, el cuadro transmite una fuerte personalidad y un aire de misterio que ha generado múltiples interpretaciones.
Desde el punto de vista técnico, la obra es un excelente ejemplo del dominio de Goya en el retrato, combinando realismo, expresividad y un uso magistral del color y la luz. En cuanto a su simbolismo, la pintura sigue siendo objeto de debate, especialmente por la inscripción en la arena y la actitud desafiante de la duquesa.
En definitiva, esta pintura es un testimonio no solo de la relación entre Goya y la duquesa, sino también de una España en transición, en la que la nobleza aún mantenía su poder, pero donde se vislumbraban ya los cambios sociales que marcarían el siglo XIX.
GALERÍA DE IMÁGENES



BIBLIOGRAFÍA
- Tomlinson, Janis A. Goya en tiempos de guerra. Madrid: Museo del Prado, 2008.
- Hughes, Robert. Goya. Barcelona: Editorial Debolsillo, 2006.
- Glendinning, Nigel. Goya y sus críticos. Madrid: Cátedra, 2007.
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