COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE THE DRUIDS – BRINGING IN THE MISTLETOE
CONTEXTO HISTÓRICO – ARTÍSTICO
«The Druids – Bringing in the Mistletoe» (Los Druidas – Trayendo el Muérdago) nace de las manos de los artistas escoceses George Henry y Edward Atkinson Hornel a finales del siglo XIX. Durante esta época, Escocia experimenta notables cambios sociales, especialmente en Glasgow.
El principal motor económico de esta ciudad fue la industria y la construcción naval, recibiendo el título de «taller del mundo». Esto se tradujo en más oportunidades para la población y un incremento en la inmigración, convirtiéndose Glasgow en la segunda ciudad más grande del Reino Unido. Aunque esto trajo consigo mucha pobreza, una nueva clase media emergió, haciendo fortuna en la industria. Con estos nuevos ricos y sus gustos por los artículos de lujo, surgieron nuevos artesanos, artistas y escuelas de pintores.
La «Escuela de Glasgow» se benefició de la industrialización escocesa del siglo XIX y del aumento de la riqueza entre las clases medias, lo que resultó en la formación de significativas colecciones de arte en Glasgow, como la Burrell Collection.
En este contexto emergieron los «Glasgow Boys», un grupo de jóvenes artistas escoceses activos entre 1880 y 1895, que se opusieron al dominio y las restricciones formales de la Real Academia Escocesa de Edimburgo. Históricamente, Glasgow había sido opacada por el predominio político, financiero y artístico de Edimburgo, donde los artistas aspiraban a estudiar y exhibir sus obras en la Royal Scottish Academy (RSA).
Las nuevas clases medias de Glasgow deseaban adquirir un arte diferente y, al igual que la nueva generación de artistas, estos nuevos mecenas tenían gustos más modernos. Los Glasgow Boys representan los inicios del modernismo en la pintura escocesa. A principios de la década de 1880, unidos por su desilusión con la pintura académica, se vieron influidos por el realismo de la Escuela holandesa de La Haya y los pintores de Barbizon en Francia, especialmente los cuadros naturalistas de Jules Bastien-Lepage.
Al igual que su principal influencia, pintaron temas rurales contemporáneos, escenas de la vida cotidiana y el trabajo de la gente en el campo, adoptando un enfoque más naturalista. Además, trabajaban al aire libre, esbozando y pintando directamente frente a su tema, en la técnica conocida como «plen-air».
A mediados de la década de 1880 comenzó el periodo más intenso de los Glasgow Boys, donde se crearon algunas de sus pinturas más atrevidas e innovadoras. Varios de estos artistas empezaron a interesarse por una estética más decorativa y simbolista, influenciados por nuevos artistas como Whistler, los grabados japoneses y el diseño celta. Sus obras se caracterizaban por un tratamiento pictórico audaz y vigoroso, y por un creciente énfasis en lo decorativo.
Siguiendo las nuevas tendencias del simbolismo, surgidas en la década de 1880, el deseo de evocar o sugerir algo distinto de lo que hay en realidad se convirtió en un objetivo clave. El énfasis se desplazó de la representación directa de la naturaleza al mundo de la imaginación, inspirado en la historia bíblica, la mitología, o en sociedades remotas como la Bretaña celta o la Edad Media.
Esta nueva fase se debe sobre todo a la amistad que se formó entre George Henry y E.A. Hornel, que duró 10 años hasta un conflicto tras su viaje a Japón. Su amistad está documentada por el uso de los mismos modelos y motivos en sus pinturas, y por sus dos obras colaborativas, «The Druids – Bringing in the Mistletoe» (1890) y «The Star in the East» (1891). Con estas obras, los Glasgow Boys adquirieron reconocimiento internacional. El uso de pan de oro y la singular utilización del espacio, fueron elementos revolucionarios en aquella época.
ANÁLISIS FORMAL
En esta escena nocturna, sacerdotes celtas o druidas con ricas vestimentas ceremoniales descienden solemnemente por una ladera boscosa rodeada de robles y cubierta de nieve, a la luz de la luna. Aunque la obra fue realizada por dos artistas, es imposible discernir qué elementos corresponden a cada uno.
En esta obra se reconocen las fuertes influencias del arte japonés en el trabajo de Henry y Hornel. La composición presenta una perspectiva vertical dramática. La elevada línea del horizonte y la eliminación de la perspectiva tradicional aumentan la sensación de planitud y espacio reducido.
Las figuras están dispuestas en una pirámide bidimensional, creando la ilusión de que se acercan hacia el espectador. Las curvas extremas están presentes en la pintura a través de la media esfera de la luna, que a su vez se refleja en la curva pronunciada de la colina, integrando elementos naturales y celestiales de manera armoniosa. La técnica de pincelada empleada por Henry y Hornel es suelta y expresiva. Las figuras están pintadas con las mismas pinceladas que el fondo, fusionándose con él, como si formaran parte de un exquisito diseño unificado.
Esta obra fue enormemente innovadora y casi chocante para su época en Escocia. Adelantada a su tiempo, no solo por la composición, sino también por su énfasis en el color, la decoración, y por el revolucionario uso del pan de oro, que realza la calidad ornamental y aumenta la sensación de misticismo sagrado.
ANÁLISIS ICONOGRÁFICO
Henry y Hornel, inspirados por el simbolismo y el resurgimiento de la cultura celta en Escocia, retratan el ritual celta del roble y el muérdago sagrado. El muérdago, cortado del roble sagrado con una hoz de oro por el druida que lidera la procesión, es llevado con reverencia sobre el lomo de dos bueyes blancos, que posteriormente serán sacrificados. Los druidas veneraban el muérdago por sus propiedades mágicas y medicinales, creyendo que curaba la infertilidad y actuaba como antídoto contra el veneno.
Esta obra evidencia la ardua investigación de los artistas, especialmente de Hornel, un arqueólogo amateur profundamente interesado en el folclore escocés y el Renacimiento Céltico. Hornel tenía una fascinación intensa por las marcas de cazoleta y anillo, creadas en rocas por civilizaciones antiguas de la Edad de Bronce.
En una ocasión, el artista A.S. Hartrick relató que Hornel lo llevó a ver algunos ejemplos cerca de la casa de campo de un local llamado Sinclair. Durante la visita, Sinclair entró en una especie de trance y comenzó a describir la visión de una procesión de sacerdotes con instrumentos sagrados y ganado, de alguna manera relacionados con las marcas de cazoleta y anillo. Esta visión inspiró a Hornel para crear «Los Druidas».
Los ricos motivos de las túnicas de los druidas están bañados de composiciones geométricas inspiradas en los diseños pictos encontrados en las primeras piedras talladas en Escocia. Por ejemplo, la serpiente en la túnica y en la coraza dorada del primer druida pueden encontrarse en cruces de piedra en la localidad de Glamis, al este de escocia. Además, se inspiraron en obras británicas celtas de la Edad del Hierro como el «Aylesford Bucket» (75 a.C. – 25 a.C.) y el «Battersea Shield» (350 a.C. – 50 a.C.), que se encuentran en el Museo Británico de Londres.
CONCLUSION
En conclusión, la obra «The Druids – Bringing in the Mistletoe» de George Henry y E.A. Hornel es un ejemplo destacado del movimiento artístico de los Glasgow Boys, que surgió en respuesta a la industrialización y los cambios sociales en la Escocia del siglo XIX.
La pintura no solo refleja el interés por el simbolismo y el resurgimiento de la cultura celta, sino que también destaca por su innovador uso del espacio, la perspectiva y los elementos decorativos como el pan de oro. La obra captura un momento ritual celta con una profundidad histórica y una meticulosa investigación que demuestran la dedicación de los artistas al tema. A través de su composición y técnica, Henry y Hornel lograron crear una pieza que, adelantada a su tiempo, consolidó el reconocimiento internacional de los Glasgow Boys.
CURIOSIDADES
- Los artistas también participaron en el diseño del marco, que presenta un patrón de nudos celtas. En esta época, cada vez más artistas se interesaban por el diseño de marcos, considerándolos parte integral del efecto estético global.
- La segunda obra colaborativa de Henry y Hornel, «The Star in the East» (1891), se inspira en un pasaje bíblico y también se nutre del simbolismo. Al igual que en Los Druidas, se utiliza pan de oro para añadir un toque de misticismo y ornamento a la obra.
- La amistad entre E. A. Hornel y George Henry se deterioró por tensiones creativas y problemas personales. Su viaje a Japón en 1893 se complicó cuando las pinturas de Henry sufrieron daños en el regreso, lo que le impidió exhibirlas junto a las de Hornel, quien recibió elogios por su trabajo. Las diferencias en sus estilos de trabajo y en la comunicación también contribuyeron a la ruptura de su relación, afectando su amistad y colaboración artística.
BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA
- BILLCLIFFE, Roger; MCCONKEY, Kenneth; O’NEILL, Mark: Pioneering Painters: The Glasgow Boys. Escocia, 2010
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- GLASGOW MUSEUMS: https://collections.glasgowmuseums.com/mwebcgi/mweb?request=record;id=534544;type=801 (Consulta: 23/10/2024).
- MACDONALD, Murdo: Scottish Art. Londres, 2000
- NATIONAL GALLERIES OF SCOTLAND: https://www.nationalgalleries.org/art-and-artists/features/symbolism (Consulta: 23/10/2024).