LOS TEMPLETES DEL METRO DE MADRID
El metro de Madrid se inauguró el 19 de octubre de 1919, con la construcción del primer tramo de la línea 1, que abarcaba desde Sol hasta Cuatro Caminos. Su diseño recibió influencias extranjeras debido a que, en comparación con los metros de otras grandes ciudades como Londres o Nueva York, el de la ciudad madrileña se desarrolló de manera relativamente tardía.
Siguiendo el camino del metropolitano de París, donde el artista Héctor Guimard diseñó las estaciones, en Madrid también se buscó contratar a un arquitecto de renombre. Con esta idea en mente, se eligió a Antonio Palacios, destacado por su arquitectura monumental y con gran reconocimiento en esa época.

En 1917, Palacios fue nombrado arquitecto oficial de la Compañía Metropolitano, cargo que ostentó hasta su fallecimiento en 1945. Esta elección no fue aleatoria, ya que el arquitecto había colaborado anteriormente con dos miembros fundadores de la Compañía, Miguel Otamendi y Carlos Mendoza, y mantenía una amistad con el hermano de Otamendi, Joaquín.
Antonio Palacios desempeñó un papel fundamental en la construcción de las primeras líneas del Metro, encargándose del diseño de las bocas de acceso, templetes, edificios auxiliares y la decoración interior de las estaciones.
Este artículo se centra en los dos templetes que diseñó para el metro madrileño, los cuales se convirtieron en la imagen más visible de la Compañía y en uno de sus elementos más característicos.
Su construcción tuvo lugar en 1919, coincidiendo con la inauguración de la primera línea de Metro. Se emplazaron en dos lugares emblemáticos: la Red de San Luis (actual Gran Vía), y la Puerta del Sol. Esto se debió a la gran profundidad de estas estaciones, lo que obligó a la Compañía a instalar ascensores, los cuales fueron cubiertos con elegantes marquesinas que conferían monumentalidad a estos accesos.
Cada templete fue concebido de manera distinta entre sí, pero ambos recibieron influencias de los accesos del metro parisino. El de Sol tenía un diseño más moderno para la época, consistiendo en una estructura acristalada rodeada en la parte superior por una marquesina volada sostenida por ligeras columnas de hierro, y decorada con molduras de bronce.

El templete de Gran Vía era más sencillo, formado por dos partes distintas. Hacia la calle de Gran Vía, presentaba una marquesina en voladizo de hierro y vidrio apoyada sobre un pórtico de granito pulimentado que le daba un carácter monumental y cosmopolita. En el otro lado, hacia la calle Montera, tenía un arco de granito con un escudo encima y un enorme frontispicio con la palabra “Metro” flanqueada por dos leones, lo que le otorgaba gran representatividad.


Antonio Palacios siempre tenía en cuenta el entorno urbano de los edificios que proyectaba, generando diseños en sintonía con la arquitectura circundante. De hecho, en los dibujos que realizó del templete de Gran Vía, se evidencia este profundo interés, ya que elaboró planos de situación detallados que reflejaban minuciosamente el espacio que rodeaba a la construcción.

Por desgracia, en 1933, una orden del Ministerio obligó a la Compañía a desinstalar ambos templetes, probablemente porque obstruían el tráfico. El de Sol se desmanteló, pero se logró conservar el de Gran Vía bajo la condición de modernizar sus ascensores. Este último permaneció en pie hasta 1969, cuando su acceso fue clausurado debido a su escaso uso, y se planteó su desmantelamiento.
En un gesto de homenaje a Antonio Palacios, el alcalde de Porriño, localidad natal del arquitecto, intentó trasladar el templete original a dicho lugar. Finalmente, se desmanteló y la obra de granito fue trasladada al municipio gallego, perdiendo la cerrajería y la marquesina, quedando descontextualizado de su entorno original. Actualmente, el templete es uno de los emblemas de Porriño y, desde el año 2023, se encuentra en proceso de restauración integral.


La historia del templete de Gran Vía no concluye aquí. En torno a 1990, Madrid solicitó a Porriño su devolución, a lo que se negaron. Se consideró la posibilidad de construir una réplica, pero no se llevaron a cabo los trámites necesarios, y el tema cayó en el olvido hasta 2021. Tras la remodelación de la estación de Gran Vía, esta ansiada réplica terminó materializándose.

Se decidió incluir una imitación del antiguo templete en la superficie, ubicándolo casi en el mismo lugar que el original. El objetivo fue preservar la esencia formal del primitivo, logrando un resultado similar.

A pesar de las críticas que ha recibido esta réplica y del hecho de que actualmente se considere una construcción descontextualizada, esta imitación permite al público acercarse al pasado histórico del metro de Madrid y a la figura de Antonio Palacios, cuya labor en el diseño y ornamentación de las estaciones fue fundamental.
BIBLIOGRAFÍA
MOYA RODRÍGUEZ, Aurora. Metro de Madrid (1919-2009): Noventa años de historia. Madrid: Metro Madrid, 2009.
OLIVARES ABENGOZAR, Susana. Antonio Palacios: metro y metrópoli: el ferrocarril subterráneo de Madrid. Madrid: Metro de Madrid, 2019.
Una respuesta a «Redescubriendo los históricos templetes del metro de Madrid»
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