Tauste | Grand Prix del verano 2024

TAUSTE: HISTORIA, PATRIMONIO Y CULTURA

INTRODUCCIÓN

Mapa político de España; al noreste está la comunidad autónoma de Aragón. Mapas de España

El Grand Prix del verano continúa su emisión semana tras semana, alegrando la noche a millones de personas a lo largo y ancho de la península. Hoy se celebra ya el sexto programa de la edición de este año 2024, ya se ha cruzado el ecuador y cada vez quedan, por desgracia, menos semanas para que sepamos qué pueblo se alza con la victoria. Hasta que eso suceda, nosotros en La Cámara del Arte continuaremos dedicándoles el correspondiente espacio a los municipios que aún no se han estrenado. En esta ocasión, nos desplazamos a Zaragoza para visitar Tauste.

Ubicado en la histórica y notoria comarca de Cinco Villas (en la parte noroccidental de la provincia de Zaragoza), Tauste es una localidad situada a 42 km de la capital aragonesa y elevada a 267 metros sobre el nivel del mar. Cuenta con una superficie de aproximadamente 405 km2 y una población, a finales de 2023, de 6828 habitantes, según datos oficiales del INE.

Mapa mudo comarcal y provincial de Zaragoza; en rojo, término municipal de Tauste, en la comarca de Cinco Villas. Añadido de color rojo sobre imagen de Wikimedia Commons

A nivel geográfico, según nos indica la propia página web de su ayuntamiento, Tauste es la más meridional de las cinco villas que conforman el núcleo histórico de la comarca homónima, razón por la que se la conoce como la «Puerta de las Cinco Villas». Está hacia el margen izquierdo del río Arba, próximo ya a la desembocadura del caudaloso Ebro, en cuya depresión radica su término. Además, se halla relativamente cerca de la cumbre del sistema Ibérico.

En cuanto a los municipios limítrofes, encontramos el siguiente panorama: al norte linda con Ejea de los Caballeros y al noreste con Castejón de Valdejasa, ambas localidades cincovillesas; al sureste, limita con el barrio de Juslibol, de Zaragoza; en su frontera sureña, hallamos los términos de Pradilla de Ebro, Remolinos, Luceni, Boquiñeni y Gallur, todas integradas en la comarca de Ribera Alta del Ebro; hacia el suroeste, tiene como vecina la localidad de Novillas, de la comarca de Campo de Borja; finalmente, y ya fuera de Aragón, al oeste colinda con la reserva natural de Bardenas Reales, en la comarca de La Ribera de la Comunidad Foral de Navarra.

Conviene apuntar que, aunque el nombre de la comarca se mantiene a día de hoy, en la actualidad su conjunto está formado por un total de 31 municipios. La totalidad de su superficie es de 3062 km2, constituyéndose así en la más grande de toda la división comarcal zaragozana. La riqueza paisajística y patrimonial que se ha cultivado en sus terrenos a lo largo de los siglos y los milenios es colosal.

En Tauste, además del área central, se distinguen dos pequeños pueblos de colonización perfectamente delimitados: Sancho Abarca, en la zona noroeste del término municipal, proyectado por Carlos Sabrini; y Santa Engracia, que se encuentra al oeste, planificado por Antonio Barbani. Su construcción, que terminó en 1959, fue instigada por el denominado Plan General de Colonización de la Zona Regable de Bardenas, aprobado en 1954 por el ya extinto Instituto Nacional de Colonización (ASÍN, 2007, p. 144).

Vista de la Plaza Mayor de Sancho Abarca, con el ayuntamiento a mano derecha y el campanario de la iglesia al fondo a la izquierda. Wikimedia Commons

Si bien fueron concebidos dentro de un programa cuyo objetivo era impulsar el regadío, lo cierto es que el agua no circuló por la región hasta que se culminó la Acequia de Cinco Villas en 1969 (GUARC, 2008, p. 51). Por otra parte, Santa Engracia, pese a que terminó de levantarse en 1959, permaneció sin poblar hasta la llegada de colonos entre 1971-1975, su silencio semejaba “un “réquiem” de difuntos por un pueblo que ni siquiera había nacido a la vida.” (GUARC, 2008, pp. 53-54).

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Pero, ante todo, lo más importante es el factor humano, la vida propiamente dicha, que día tras día hace de Tauste y, en general, del conjunto de Cinco Villas, una zona en continua actividad:

“[…] los hombres y las mujeres que habitan esta comarca son gente que lucha cada día, con tesón y esfuerzo, para salir adelante, para hacerse oír, para darse a conocer, para aprender y para comprender.”

ASÍN, 2007, p. 13

Lo menos que podemos hacer en este pequeño espacio es ayudar a la población cincovillesa, y concretamente a la taustana, en su afán de difusión y conocimiento. Que el lector quede con estas líneas preparado para el viaje que le espera en los siguientes apartados, pues está por adentrarse en la historia y patrimonio de un interesantísimo y riquísimo pueblo español.

HISTORIA DE TAUSTE, “LA PUERTA DE LAS CINCO VILLAS”

DE LA PREHISTORIA A LA CIUDAD DE VALDETAUS

Etimológicamente, la primera mención conocida que se hace del territorio de Tauste es en un documento del 1086, donde se lee la palabra latina “Tobustum”. El sustantivo se forma a partir de la palabra tobus, que significa toba (piedra caliza muy porosa y ligera), es decir, está haciendo referencia a la composición del suelo en el que se asienta, por lo que se trata de un geotopónimo (CORTÉS, 2009, p. 119).

Entre 1105-1155, lo que hoy se conoce como Tauste llegó a tener hasta ocho nombres más, sin contar el anterior de Tobustum. Los que más perduraron fueron Taust, Tahust y, finalmente, Tauste, que comienza a aparecer con frecuencia a mediados del siglo XVI y se regulariza bien entrado el XVII (CORTÉS, 2009, p. 121).

El origen del pueblo taustano está ligado al de los otros cuatro pueblos que conforman el nombre histórico de Cinco Villas: Sos del Rey Católico, Uncastillo, Sádaba y Ejea de los Caballeros. Una serie de hallazgos en Balsa la Tamariz en los años 90 permitieron establecer unas primeras cronologías sobre poblamiento estable en Cinco Villas durante la Edad del Bronce (ASÍN, 2007, p. 56). Además de en Balsa la Tamariz, en territorio de Tauste se han hallado restos de aquella época también en Paridera de Cobollo, la Gabardilla, Puy Agudo y Tres Montes.

En la Edad del Hierro acudimos a un verdadero intercambio cultural en la margen izquierda del Ebro entre los principales pueblos del momento, como los vascones, los íberos y los celtíberos. De época prerromana es el poblado de Valdetaus o Val de Taus, que es sin duda el patrimonio arqueológico más importante hallado en Tauste. Situado en un paraje estratégico desde el punto de vista defensivo, la ocupación poblacional de la ciudad se extendió desde el 500 a.C. o antes hasta la primera mitad del siglo I a.C. (MAGALLÓN y LANZAROTE, 2001, p. 15).

Fotografía de una parte del yacimiento de la ciudad prerromana de Valdetaus. Asociación Cultural “El Patiaz”

De los restos excavados del poblado de Valdetaus, sobresalen los sistemas defensivos, en especial el foso y la muralla. El foso está orientado en dirección norte-sur, cuenta con anchuras de entre 21-25 metros, una longitud máxima de 150 metros y paredes de hasta tres metros de altura. Por su parte, la muralla pudo alcanzar hasta los cinco metros de grosor y en su perímetro se han hallado restos de accesos y torres (MAGALLÓN y LANZAROTE, 2001, pp. 19-20).

Aparte del aparato militar, también se han hallado en Valdetaus interesantes restos de su cultura material, en especial cerámica, tanto indígena como piezas que imitan los modelos romanos, que con el paso del tiempo se fueron permeando con la tradición local. También se descubrieron pequeños objetos de bronce y huesos (MAGALLÓN y LANZAROTE, 2001, pp. 22-23).

La romanización del valle del Ebro se dio tras las Guerras Sertorianas (83 a.C.-72/71 a.C.), que provocaron la destrucción de buena parte de las ciudades prerromanas de la zona, entre ellas Valdetaus. A finales del siglo I a.C., los romanos construyeron la Vía Augusta, que cruzaba por Cinco Villas hasta llegar a Pompelo, destacando en su trayecto un alto número de miliarios (ASÍN, 2007, p. 64).

La mayor cantidad de restos romanos que se han conservado en la comarca datan desde mediados del siglo I d.C. hasta el II (ASÍN, 2007, p. 63). En el caso concreto de Tauste, se han excavado vestigios de villas romanas tanto en el monte, como ocurre en el Paraje El Pinadillo, como en los alrededores de los ríos Arba y Ebro, tal es el caso de los yacimientos de Escorón, Mira y Canduero.

TAUSTE EN LA EDAD MEDIA

La siguiente noticia de la historia de Tauste nos lleva ya a la época de dominio musulmán de la península Ibérica, desde el 711 hasta 1492. La islamización del Valle del Ebro aconteció a partir de su toma en el 714, pasando la zona a ser la Marca Superior de Al-Ándalus (Zagr-Alandalús, siendo sus habitantes zagríes), cuyo punto más interesante a nivel militar era Ejea (ASÍN, 2007, p. 74).

Si bien la parte norte de las Cinco Villas fue tomada por los cristianos relativamente pronto (comienzos del siglo X), la parte sur, que es donde está Tauste, tuvo que esperar su momento hasta 1105 (ASÍN, 2007, p. 73). La figura a tener en cuenta en este proceso es el rey Alfonso I, “el Batallador”, que no quiso lanzarse a la conquista de la taifa de Zaragoza sin haber tomado primero los territorios de la retaguardia, que eran Ejea y Tauste. Ambos se integraron al reino de Aragón en 1105, constituyendo la línea defensiva y territorial del mundo cristiano frente al islam hasta que fuera tomada Zaragoza en 1118 (ASÍN, 2007, p. 89).

Sin embargo, Tauste fue reconquistada por los almorávides en 1110, y hasta 1121 su incorporación cristiana no fue definitiva. Poco después, el 28 de abril de 1138, en plena disputa fronteriza entre los reinos de Navarra y Aragón, sucede un hecho trascendental para su historia: la concesión de la Carta de Población por el rey Ramiro II y su yerno, el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV.

Este documento supone la demarcación de sus límites territoriales, la colonización y repoblación ordenada de la tierra y la condición de villa de realengo, por lo que depende del rey (PALLARÉS, 2001, p. 81). Asimismo, se le conceden amplias libertades y privilegios, como la ingenuidad (autonomía respecto a los poderes señoriales), el libre uso y aprovechamiento de los recursos naturales y una protección jurídica, base del derecho local (PALLARÉS, 2001, pp. 82-84).

Sin embargo, sus premisas fueron vulneradas con la injusta enajenación de su patrimonio regio por el alguacil del rey, Guillermo de Laçano, que recibió el monte de Tauste de manos del propio Pedro IV, “el Ceremonioso”, en 1381, y amplió la donación en 1382 (CASTILLO y GALE, 2021, p. 24). En las Cortes Generales de Aragón de 1383, el Concejo de Tauste presentó como prueba su Carta de Población, ante cuya veracidad el rey reconoció el error y anuló la donación, aunque Tauste tuvo que pagar a Laçano una gran indemnización (CASTILLO y GALE, 2021, pp. 25-26).

Otro litigio donde se puso por testigo irrefutable la Carta de Población de 1138 fue el relacionado con la reina Violante de Bar, que heredó la villa de Tauste en 1391 (CASTILLO y GALE, 2021, p. 26). En 1409, Violante cedió los derechos sobre las tierras taustanas, y el Concejo de Tauste, reivindicando su pertenencia a la Corona y no a la nobleza, fue escuchado por el rey Martín I, “el Humano”, el cual ordenó la defensa y preservación de la villa y le concedió ciertos privilegios que serían rubricados en 1420 por Alfonso V, “el Magnánimo”, entre ellos la infanzonía universal, que otorgaba al concejo la mayor libertad social, política y jurídica posible (CASTILLO y GALE, 2021, pp. 23, 27 y 29).

A la repoblación dictaminada en la carta puebla contribuyeron también los judíos, que ya entre 1274-1294 comienzan a establecerse en concejos o aljamas (ASÍN, 2007, p. 93), hallándose la de Tauste entre las calles de Pedro IV y San Bartolomé, arteria principal donde estaba la sinagoga. Inicialmente, los practicantes convivían pacíficamente, pero a comienzos del siglo XV comenzó el aislamiento en juderías como consecuencia de la Disputa de Tortosa (MOTIS, 2003, p. 165), y culminó con su expulsión en 1492 y el renombramiento del recinto como Barrio Nuevo, al igual que sucedió en otros barrios aragoneses (ASÍN, 2007, p. 96).

Fachada de una de las casas (posible sinagoga) que conformaban la antigua judería de Tauste; a mano izquierda se llega a apreciar la Ermita de San Bartolomé. Asociación Cultural “El Patiaz”

DE LA EDAD MODERNA AL SIGLO XX

Tauste recibió en la Edad Moderna nuevos privilegios y reconocimientos por su lealtad a la Corona. Por ejemplo, Carlos I concedió a la villa taustana el privilegio de poder regar con las aguas del Ebro, al igual que otras poblaciones navarras (ASÍN, 2007, p. 114). Además, junto con Ejea, Sos, Sádaba y Uncastillo gozaba de representación en las Cortes (ASÍN, 2007, p. 115).

A nivel de demografía, el balance general fue negativo para Cinco Villas, puesto que se trataba de una zona alejada de las vías principales. Aunque sí hubo un aumento notable en las principales poblaciones de la comarca, como Tauste, que llegó a alcanzar 3016 habitantes en 1787, en otros lugares se sufrió en parte el fenómeno de la despoblación (ASÍN, 2007, p. 116).

En cuanto al asunto militar, tanto Tauste como sus compañeras cincovillesas, conforme pasaron los siglos, se vieron en la obligación de aumentar sus contribuciones a la Corona con motivo de los conflictos fronterizos, protagonizados por Francia y ya no por Navarra. A ello cabe sumar, entre 1640-1652, la Guerra de Secesión Catalana, donde Aragón tiró en buena medida del carro en la vanguardia (ASÍN, 2007, p. 117).

Por si esto no fuera suficientemente crítico para la economía aragonesa, en ese mismo periodo de mediados del siglo XVII la peste asoló el territorio peninsular. La principal consecuencia de su paso fue la caída de la industria textil de Aragón, que se vio empujada a adoptar políticas proteccionistas (ASÍN, 2007, p. 118).

Pero, sin ninguna duda, el gran batacazo lo dio la Guerra de Sucesión española (1700-1715), siendo Ejea la que peor parada salió en 1707. Tauste, del lado borbónico, en octubre de 1706 fue asediada y saqueada por el conde de Sástago, fiel al archiduque Carlos, quemando el archivo municipal y ahorcando públicamente al borbonista Antonio Germán. Su firmeza ante tal episodio llevó a Tauste ser reconocida en mayo de 1708 con el título de “Fidelísima” por el propio Felipe V, que también confirmó todos sus derechos (ASÍN, 2007, p. 119).

Monolito en homenaje a Antonio Germán de Larraz, con su frase lapidaria “CALLA Y AHORCA QUE ESE ES TU OFICIO” inscrita, sito en un lateral de la Casa de la Cámara. Asociación Cultural “El Patiaz”

El enlace con la Edad Contemporánea se saldó, una vez más, con la guerra como protagonista. Primero con la Guerra de la Convención (1793-1795) y luego, sobre todo, con la Guerra de la Independencia (1808-1814), Tauste se resintió duramente de los embates franceses, sufriendo lamentables episodios como la quema de documentos de la Casa de Ganaderos.

Para la defensa de Zaragoza, frente al inminente ataque del ejército de Napoleón, la “Puerta de las Cinco Villas” formó tres compañías reunidas en el denominado Tercio de Voluntarios de Tauste (GUIRAO, 2011, p. 15). Pese a las resistencias, el 14 de junio Tauste, que no tenía medios para defenderse, fue tomada por los franceses (GUIRAO, 2011, p. 16). Aun así, sus efectivos siguieron dando guerra en el territorio aragonés, destacando la entereza de Mariano Larrodé “Pesoduro”, que fue ahorcado públicamente en Ejea en 1811.

Las Cinco Villas fueron testigos de primera mano de las resistencias guerrilleras frente al dominio napoleónico, entre ellas las del afamado Francisco Espoz y Mina. En el caso de Tauste, destaca la figura de Joaquín Depablo y Antón, alias “Chapalangarra”, que consigue que los franceses se retiren de Tauste y de casi todas las poblaciones cincovillesas (GUIRAO, 2011, pp. 29-30).

Una noticia de interés del panorama de Tauste en el siglo XIX nos la da el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar (1845-1850) de Pascual Madoz, en cuyo tomo XIV se halla la entrada de nuestro querido pueblo. Para mediados de la era decimonónica, Tauste contaba en su término con unas 550 casas, con un equivalente en cifras humanas a 2651 personas, o como reza el diccionario, “almas” (MADOZ, 1849, p. 675).

A finales del siglo XIX, gracias a la inversión de la familia Barrutia, llega la luz eléctrica a Tauste, avance tecnológico que está entre los más importantes y recordados de la villa. Llegó en un momento de grave crisis a todos los niveles: plagas como la filoxera o el mildiu asolaban los cultivos, se privatizaban los montes comunales y, a raíz de la falta de trabajo, hasta 28 familias taustanas emigraron a Brasil (CASTILLO, 2022, p. 13).

Con la fuerza motriz del Batán del Canal de Tauste, que estaba en desuso, la susodicha familia instaló en el término municipal una central hidroeléctrica, eje de la primera empresa eléctrica que se conoció en Tauste (CASTILLO, 2022, pp. 16-17). Esta iniciativa pionera fue la que permitió que, en la última década del siglo XIX, el alumbrado público taustano pasara de usar petróleo a la energía eléctrica propia de la industrialización, y así se ha mantenido, con las acostumbradas reformas y actualizaciones, hasta nuestro siglo XXI.

Con esto damos el salto al siglo XX, cuyo primer evento memorable en Cinco Villas es la construcción de una red de ferrocarriles, activa entre 1915-1970. Su plan fue aprobado en 1912 e inaugurado el 30 de marzo de 1915 (ASÍN, 2007, p. 136). El trazado, de unos 56 km, tenía origen en Gallur y llegaba hasta Sádaba, pasando por las poblaciones de Tauste, Ejea y Biota. La falta de mantenimiento y la conclusión de la carretera Tauste-Alagón en los años 60 aceleraron su caída hasta que fue clausurada finalmente el 8 de julio de 1970 (ASÍN, 2007, p. 141).

El paso de la Guerra civil española (1936-1939) por Tauste queda reflejado en el testimonio de un campo de aviación que fue base de la Legión Cóndor alemana, concretamente del Escuadrón de Reconocimiento Aufklärungsstaffel A/88. La consecuente dictadura, como hemos indicado en la introducción, dio origen al Instituto Nacional de Colonización, que construyó en el término municipal taustano los pueblos de Sancho Abarca y Santa Engracia entre 1954-1959.

Fotografía aérea de la base de aviación de la Legión Cóndor en Tauste, realizada en 1939. SZ Photo

PATRIMONIO DE TAUSTE

Tras este recorrido por los intensos anales de la historia de Tauste, toca detenerse en la villa en sí para contemplar el conjunto de su patrimonio, construido a lo largo de los siglos comentados en el apartado anterior.

Vamos a dividir el recorrido en cuatro partes, establecidas en buena medida conforme a criterios dados por la propia web de la Asociación Cultural “El Patiaz”, institución clave en la investigación, difusión y preservación de la cultura taustana: los cuatro elementos más destacados, que son la Iglesia de San Antón, la Iglesia de Santa María, el Monasterio de San Jorge (declarados BIC en 1980, 1931 y 1985 respectivamente) y la Necrópolis Islámica; los lugares de interés, el patrimonio rural y, finalmente, las ermitas.

LA TRILOGÍA BIC DE TAUSTE

LA IGLESIA DE SAN ANTÓN O IGLESIA DE SAN MIGUEL

Es el elemento arquitectónico de interés más antiguo conocido en Tauste. El santo que le da su denominación popular es relativamente reciente, todavía en 1885 era nombrada como Iglesia de San Miguel (MENJÓN, 2011, p. 143), santo al que se rendía culto desde 1421 por librar a los habitantes de una plaga de langostas que estaba mermando sus cosechas. Ahí radica el origen de una de sus mayores fiestas: el Voto a San Miguel, celebrado cada 8 de mayo, día de la aparición del arcángel.

Oficialmente, además de San Antón y San Miguel, se la conoce también con el nombre de Iglesia de San Antonio Abad. No hay que confundirla con la Iglesia de San Antonio de Padua, construida a mediados del siglo XX en la calle Isaac Peral.

Lo que se ve en la actualidad es fruto del proceso de restauración que experimentó el conjunto entre 1984-1987, puesto en marcha por la Diputación Provincial de Zaragoza con el fin de combatir su amenazante desplome. El origen de la edificación, al igual que muchas otras iglesias de la Edad Media, fue la de afianzar la condición cristiana de la tierra tomada a los musulmanes.

Vista exterior de la Iglesia de San Antón de Tauste en la actualidad, apreciándose la parte superior de la torre-campanario y, a mano izquierda, el vano aislado que fue un antiguo acceso. Fotografía proporcionada por la Oficina de Turismo de Tauste

El inicio de su construcción se fija a finales del siglo XII, siendo la fecha de 1170 muy factible a partir del análisis de las tallas escultóricas descubiertas (MENJÓN, 2011, p. 130), las cuales comentaremos después. Así, el lenguaje empleado al principio fue el románico tardío, pero ya en la segunda fase, fechada hacia finales del siglo XIII y principios del XIV (MENJÓN, 2011, p. 131), se introducen rasgos góticos como los arcos apuntados. La última fase es ya del siglo XVI, y en ella se levantan los últimos dos tramos (MENJÓN, 2011, p. 134).

Es una iglesia rectangular de nave única, articulada en el exterior por seis contrafuertes y en el interior por siete tramos divididos por arcos diafragma, de apuntamiento variable y apeados casi todos en pilastras, entre los que se aloja una cubrición de madera, pero en los dos últimos tramos se emplea una bóveda de lunetos, debida quizás a una reforma posterior del siglo XVIII (MENJÓN, 2001, p. 35). Remata un ábside semicircular cuyo exterior se corona con una galería de arquillos ciegos, y cuenta con una ventana geminada, solución poco común. Esta tipología de nave única con techumbre lignaria es la que adoptaría el románico rural cincovillés en su desarrollo por tierras meridionales (AA. VV., 2010, p. 74).

Fotografías del interior de la Iglesia de San Antón de Tauste: a la izquierda, vista hacia la cabecera, apreciándose al fondo el vano geminado del ábside; a la derecha, vista hacia los pies, donde puede vislumbrarse la bóveda de lunetos. Andrés Aylón, Asociación Cultural “El Patiaz”

Los paramentos están completamente enlucidos a causa de la restauración, a raíz de la cual también se tomó la decisión de liberar el espacio alrededor de la iglesia para conservar su altura original, quedando hundida con respecto al nivel de la plaza en la que se ubica (MENJÓN, 2011, p. 147). Sin embargo, otras políticas adoptadas no fueron tan afortunadas, como la eliminación de añadidos posteriores a su terminación, dando pie a que, por ejemplo, la antigua portada sur quedara completamente descontextualizada (MENJÓN, 2011, p. 147).

El conjunto arquitectónico se completa con su torre-campanario, incluida en el conjunto de la arquitectura mudéjar de Aragón, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1986. Fue erigida ya durante la tercera fase constructiva, y aunque suele ser eclipsada por su imponente compañera de la Iglesia de Santa María, no por ello resulta de un interés menor. Su estructura es hueca y se suele situar, dentro de la producción mudéjar, en el “epigonismo” del estilo en Aragón (MENJÓN, 2011, p. 135).

Vista de la Iglesia de San Antón de Tauste desde los pies, donde se ven el contrafuerte de ladrillo que tapa la portada románica original y la torre-campanario mudéjar. Asociación Cultural “El Patiaz”

La torre, adosada al muro norte de la iglesia y realizada en ladrillo y yeso, se compone de tres partes: un basamento de piedra, posible vestigio de una torre más antigua; un cuerpo bajo de planta cuadrada, formado por tres pisos; y un cuerpo superior, de planta octogonal y dos alturas.

El cuerpo cuadrado es de enorme sobriedad, ornamentalmente solo se aprecian frisos en esquinilla, algunos vanos aspillerados y, ya en el piso superior, arcadas de medio punto y una banda de azulejos de fondo blanco con patrones azules zigzagueantes.

La transición entre cuerpos se efectúa por medio de cuatro pináculos en las esquinas. Las dos alturas del cuerpo superior cuentan con pilastras en los vértices del octógono, vanos de medio punto de doble rosca, semejantes bandas de azulejos vidriados en las separaciones y un esbelto chapitel de coronación con tejas blancas en las aristas y azules en las caras.

En cuanto a las artes figurativas, de la portada románica a los pies, tapiada hoy por un contrafuerte de ladrillo, se hallaron, como hemos dicho, restos escultóricos en el proceso de excavación. Destacan dos piezas: un capitel que contiene un hombre sedente tañendo un instrumento de cuerda y una bailarina contorsionista; y una pieza con un personaje cuyo brazo está siendo engullido por un dragón. Estas representaciones son propias del repertorio creativo del llamado Maestro de Agüero o Maestro de “San Juan de la Peña” (AA. VV., 2010, p. 638).

Fotografías de las piezas escultóricas más interesantes de la portada románica original de la Iglesia de San Antón de Tauste: arriba, capitel con arpista y bailarina; abajo, hombre siendo engullido por un dragón. Andrés Aylón, Asociación Cultural “El Patiaz”

A nivel pictórico, de la segunda fase se han conservado restos de pintura mural de un Pantocrátor. Esta composición, que se degradó demasiado en el transcurso de la restauración por su exposición al clima (MENJÓN, 2011, p. 145), se encuadra en el estilo del Gótico lineal, apreciando la cabeza, la mano derecha bendiciendo, la izquierda portando el mundus, a ambos lados estructuras arquitectónicas góticas y encima una faja de escudos heráldicos.

Restos de pintura mural ubicados en el tercer tramo de la Iglesia de San Antón de Tauste. Fotografía de Andrés Aylón, Asociación Cultural “El Patiaz”

Aparte de pinturas murales, en el interior de la iglesia estuvo en su momento alojada la llamada Virgen del Ligallo, hoy expuesta en el Salón de sesiones de la Cooperativa San Simón y San Judas, antigua Casa de Ganaderos. Es un gran óleo de la primera mitad del siglo XVI atribuido por algunos autores al pintor renacentista Diego González de San Martín, aunque la restauración de la tabla dificulta la tarea (FERNÁNDEZ e IBÁÑEZ, 2000, p. 305).

Compositivamente, se divide en tres partes. La central la preside la Virgen entronizada, con el niño en su regazo y un lirio en su mano izquierda, coronada por dos querubines delante del Espíritu Santo columbiforme y bajo cuyo trono descansa el Agnus Dei. Las laterales están conformadas por 36 ovejas cada una, 72 en total, y todas se identifican con un cofrade de la época mediante tres marcas (“señal de pez” en el lomo, señal de oreja y señal de fuego en el hocico) y una filacteria con sus nombres (FERNÁNDEZ e IBÁÑEZ, 2000, p. 304).

Atribuida a Diego González de San Martín, Virgen del Ligallo o Virgen de los Ganaderos, primera mitad del siglo XVI. Asociación Cultural “El Patiaz”

Es de reseñar que, muy recientemente, una nueva restauración ha podido devolverle su esplendor a la iglesia, que llevaba años necesitando de una buena política conservadora. A esto contribuye haber implementado una mayor actividad en su seno para salvaguardar su mantenimiento, acogiendo en su interior, por ejemplo, exposiciones temporales.

LA IGLESIA PARROQUIAL DE SANTA MARÍA

Del rico conjunto patrimonial taustano, es la Iglesia de Santa María su joya de la corona, y, en general, obra maestra de la arquitectura zaragozana y aragonesa por extensión. Es posible que, antes de la construcción de este templo, los cristianos, como era habitual, reutilizaran la antigua mezquita musulmana adaptada a la liturgia cristiana, hasta que dicho edificio quedara pequeño para la creciente comunidad local (MENJÓN, 2001, p. 37). Ese momento llegó en el siglo XIII.

Tipológicamente, la Iglesia de Santa María de Tauste responde a la estructura habitual de nave única de la arquitectura eclesiástica aragonesa. En este caso, es una nave rectangular de tres tramos, el más cercano a los pies de mayor anchura, con capillas entre contrafuertes poco profundas y torre-campanario de planta octogonal a los pies flanqueada por dos torreones igualmente octogonales.

Plantas originales de la Iglesia de Santa María, sin los añadidos de siglos posteriores, pudiéndose apreciar que iglesia y torre no están alineados. CARBONEL, 2011, p. 100

El ábside está orientado hacia La Meca (algo que, como vamos a ver al analizar la torre, da pistas clave sobre su origen), es semicircular al interior (arcaísmo románico) y poligonal al exterior, diferenciándose de la típica solución gótica con contrafuertes, prescindiendo de ellos para favorecer la continuidad de los motivos decorativos de raíz islámica. Entre los ventanales apuntados, se disponen dos bandas de ladrillos: la inferior despliega líneas en zigzag enmarcadas por frisos en esquinilla; la superior, por su parte, utiliza el motivo de arcos de medio punto entrecruzados originario del Palacio de la Aljafería de Zaragoza (BORRÁS, 2002, p. 135), también enmarcado a su vez por sendos frisos en esquinilla.

Vista exterior de la Iglesia parroquial de Santa María de Tauste, apreciándose el ábside y, al fondo, la torre-campanario. Territorio Mudéjar

De esta manera, es una iglesia que responde al estilo gótico en lo formal, concretamente al modelo catalán (BORRÁS, 2002, p. 132), y emplea técnicas y motivos ornamentales propios del repertorio mudéjar, así como su material estrella, el ladrillo, muy propicio en la zona. Todos los autores que hablan sobre esta iglesia la comparan por afinidad con la Iglesia de San Pedro de Alagón y la Iglesia de San Pablo de Zaragoza, todas con bellas torres-campanario.

Pero de entre todas, sobresale el modelo y estructura de la torre taustana “por su altura, belleza y armoniosas proporciones” (MENJÓN, 2001, p. 39). Durante mucho tiempo los historiadores del Arte pensaron que era de factura mudéjar, que se levantó de forma paralela a la iglesia, pero estudios posteriores efectuados desde el campo de la arquitectura han apuntado otra teoría: la torre que vemos pudo ser el alminar original de la antigua mezquita zagrí, adelantando su cronología hasta el siglo XI. Ambas teorías siguen suscitando controversia a falta de la documentación pertinente que permita dilucidar el dilema definitivamente.

La teoría sobre su posible origen andalusí la encabeza sobre todo el arquitecto Jaime Carbonel Monguilán, al cual le chocaron una serie de elementos que le llevaron a revisar la historia de Tauste entre los siglos XI-XIII. El gran tamaño de la torre, su datación posterior a la Iglesia de San Miguel, levantada en un barrio del arrabal y no en el centro como procedería; restos de mutilaciones en una construcción supuestamente de nueva factura, su desvío con respecto a la alineación del templo gótico-mudéjar, su orientación y el uso de yeso para agarrar los ladrillos en vez del mortero de cal empleado en el resto de la península le hicieron apuntar que la torre es independiente de la iglesia (CARBONEL, 2011, pp. 40-47).

Por tanto, según esta teoría, respaldada por un profundo análisis de su procedimiento constructivo, no es una doble torre octogonal de origen almohade, sino que sería una torre maciza entre cuyos muros se practica el hueco para las escaleras. Los tramos de escaleras y rellanos se cubren con bóvedas por superposición de hiladas (enjarjadas), mientras que los cinco pisos interiores, el último de mayor tamaño, cuentan con bóvedas esquifadas de ocho paños.

En cuanto a la organización exterior, se divide en cuatro cuerpos separados por impostas, cuajados de ejemplos característicos del muestrario islámico. La parte baja del primero está desornamentada, centrándose la labor en el cuarto superior, donde hallamos bandas de arcos mixtilíneos entrecruzados que, al igual que en el ábside, están enmarcados por frisos en esquinilla, solución que vemos en el resto de paños. El segundo cuerpo tiene una banda inferior de lazos de cuatro octogonales y una superior de escritura cúfica que contiene parte de la shahāda (profesión de fe del islam). El tercero cuenta con vanos para las campanas y encima redes de sebka. Finalmente, el cuarto cuerpo alberga arcos de medio punto entrecruzados y las almenas de la terraza, a la que se accede a través de un pequeño torreón que también hace las veces de refugio.

Torre-campanario de la Iglesia de Santa María de Tauste, posible alminar del siglo XI: a la izquierda, vista exterior; a la derecha, sección. Asociación Cultural “El Patiaz” y SALAS, 2009, p. 14

A una vista exterior tan majestuosa le corresponde, por supuesto, un interior no menos esplendoroso, testigo del paso de los siglos por la parroquia. Evidentemente, el aspecto con el que la contemplamos hoy no tiene nada que ver con el del momento de su construcción, cuando el interior estaría cuajado de yeserías mudéjares, restos de las cuales se conservan detrás del Retablo Mayor, absoluto protagonista de este ámbito desde el siglo XVI.

El Retablo Mayor, emblema del patrimonio taustano y exponente clave de la introducción de formas renacentistas en el Reino de Aragón, fue realizado entre 1520-1524, y dorado y policromado entre 1526-1529. Contratado por Gil Morlanes “el Joven” y el escultor francés Gabriel Joly, quienes realizarían todas las obras a medias junto a sus talleres, en 1521, debido a discordancias entre ambos, se canceló el contrato y entró a trabajar el escultor aragonés Juan de Salas, concluyendo las obras sin retrasos en 1524 (MIÑANA y SARRÍA, 2013, p. 39).

El retablo taustano, clave en la renovación de las formas arquitectónicas y escultóricas en territorio aragonés (ASÍN, 2007, p. 210), sigue el modelo de entrecalles, en las que se alojan hornacinas bajo cuyas cubiertas de venera se dispone el apostolado, no interrumpiendo por tanto el discurso iconográfico principal. Así, estructuralmente consta de sotabanco, banco o predela, cuerpo principal con tres pisos, tres calles y cuatro entrecalles, guardapolvos o polseras laterales y ático, lugar habitual para colocar la escena del Calvario.

Vista general del Retablo Mayor de la Iglesia de Santa María de Tauste. Andrés Aylón, Asociación Cultural “El Patiaz”

Iconográficamente, los grupos escultóricos del Retablo Mayor aúnan escenas de dos ciclos, cristológico uno y mariológico el otro. En el banco se disponen un total de siete paneles evangélicos convencionales, aunque la central la ocupó el sagrario hasta 1966-1967, cuando fue reemplazada por una Resurrección (MORTE y MONTOLAR, 2012, p. 16).

En la casa de la calle central del primer piso se expone el grupo titular, con la Virgen entronizada, el Niño en su regazo y San Juanito a los pies del trono. Flanquean la escena principal en este mismo piso, además de los mencionados apóstoles de las entrecalles, las estatuas de Santo Domingo y San Blas.

El segundo piso continúa paralelamente el relato del inferior. Así, en las calles laterales se identifican escenas relativas a la vida de los santos mencionados: la Muerte de Santo Domingo y el Martirio de San Blas. Pero es en la casa central donde se encuentra el elemento más significativo del retablo, único en su especie tanto en Aragón como en el resto de España.

Detalles del Retablo Mayor de la Iglesia de Santa María de Tauste: arriba, casa central del primer piso, escena titular; abajo, cara del óculo expositor del cubo giratorio del segundo piso. Asociación Cultural “El Patiaz”

Se trata de un cubo giratorio, popularmente llamado “Rueda de Santa Catalina”, en cuyas cuatro caras se representan escenas acordes al momento del año litúrgico, destacando la que contiene el óculo expositor. Como tal, el modelo de torno rotatorio lo hallamos también en el Retablo Mayor de la Cartuja de Miraflores de Burgos de Gil de Siloé, encima del sagrario, mecanismo que pudo inspirar a Morlanes durante su viaje a Castilla en 1515 (MORTE y CASTILLO, 2012, p. 58). Pero el torno taustano es el único de España que incluye óculo expositor, convirtiendo al retablo de la “Puerta de las Cinco Villas” en un gigantesco custodio de la Sagrada Forma (MORTE y MONTOLAR, 2012, p. 17).

En cuanto a la decoración, es abundante y exquisita, tiende al horror vacui y sus modelos, de raigambre clásica, pudo darlos el escultor florentino Giovanni de Moreto (MORTE y CASTILLO, 2012, p. 63). Buena parte de los temas, vegetales o animales, responden a la tipología de grutesco del Primer Renacimiento italiano, como candelieri (apreciables en los guardapolvos y las pilastras del sotabanco), guirnaldas, frutos y medallones con bustos. Todos estos motivos ornamentales, más allá de dicha funcionalidad, pueden encerrar símbolos “de las virtudes de María” y del Hijo (MORTE y CASTILLO, 2012, p. 27).

En el espacio detrás del retablo se hallaron, durante el proceso de restauración de 2007, restos de pinturas murales góticas con el tema central del Juicio Final. Destaca la escena del infierno, realizada en un estilo que reviste cierta ironía (MORTE y CASTILLO, 2012, p. 147).

Restos de pintura mural gótica ocultos por el Retablo Mayor, con la representación del castigo de los pecadores en el infierno. MORTE y CASTILLO, 2012, p. 149

Aparte del Retablo Mayor, del que ya hemos hablado bastante, hallamos en el conjunto otras piezas retablísticas también de gran interés. Entre ellas está el Retablo de Santa Ana, un retablo ante el que, según declaraciones de la propia Oficina de Turismo de Tauste, se suelen detener con frecuencia los historiadores del Arte. Es el más antiguo de la iglesia y su emplazamiento original fue la Ermita de Santa Ana hasta 1947.

Se atribuye su realización al pintor Miguel Ximénez, encuadrado en el gótico hispano-flamenco del siglo XV, datándose este políptico entre 1485-1505 (CRIADO, 2005, p. 162). Sobresale de entre todas las tablas la primera de la calle central, de mayor tamaño, con Santa Ana entronizada y llevando en su regazo a su hija María, la cual a su vez carga con el Niño Jesús.

Atribuido a Miguel Ximénez, Retablo de Santa Ana de la Iglesia de Santa María de Tauste, ca. 1485-1505. Andrés Aylón, Asociación Cultural “El Patiaz”

En la capilla situada enfrente del Retablo de Santa Ana se halla el Retablo de la Coronación de María o de Nuestra Señora, también de gran importancia. Su autor, Diego González de San Martín, ya lo hemos visto mencionado al hilo de la Virgen del Ligallo. Contratado en 1546, el estilo elegido por el comitente era el renacentista y está conformado por nueve tablas al óleo más catorce composiciones en el frente de las pilastras que semejan hornacinas.

Este conjunto, bien trabado a nivel iconográfico, está presidido por la tabla de la calle central, la Coronación de la Virgen, la cual está ascendiendo a los cielos en una nube empujada por ángeles, está siendo coronada por Cristo y Dios Padre e iluminada por la paloma del Espíritu Santo. Sobre el arco de medio punto, tres ángeles músicos son representados con gran naturalidad en lo que se refiere en la manera de coger y tañer los instrumentos (MORTE, 2012, p. 172).

Diego González de San Martín, Retablo de la Coronación de la Virgen de la Iglesia de Santa María de Tauste, 1546. MORTE, 2012, p. 171

Hay más retablos, pero no queremos cargar más estas líneas. Baste mencionar que, de entre todos, tres proceden de la dotación del antiguo Convento de San Cristóbal, que veremos luego: el Retablo de San Buenaventura, el Retablo de San Pascual Bailón, ambos del siglo XVIII, y posiblemente también el Retablo de San Ramón Nonato, fechado en 1620 y con tallas posteriores (CRIADO, 2005, p. 165).

Eso sí, no podemos abandonar la Iglesia de Santa María de Tauste sin visitar antes la Capilla de Nuestra Señora de Sancho Abarca, construida en siglo XVII. El motivo de su existencia se debe al hallazgo de una talla de la Virgen por un pastor el 7 de abril de 1569. Dicha talla es del siglo XIV, de época gótica, y en torno a ella gira el retablo barroco, levantado en la primera mitad del siglo XVIII, destacando sus columnas salomónicas y su recargamiento ornamental.

Retablo de la Capilla de Nuestra Señora de Sancho Abarca de la Iglesia de Santa María de Tauste. Andrés Aylón, Asociación Cultural “El Patiaz”

La capilla consta de dos tramos, el del altar se cubre con bóveda de lunetos y el que se abre a la iglesia con cúpula sobre pechinas con linterna. En el tramo del altar destacan los lienzos laterales y las pinturas de los lunetos, que figuran las escenas del Capítulo Eclesiástico y el Concejo de Tauste acudiendo al lugar donde aconteció la aparición de la talla mariana (CRIADO, 2005, p. 160).

Detalle de la pintura de uno de los dos lunetos, concretamente el que contiene la escena del Concejo de Tauste acudiendo al lugar de la milagrosa aparición. Andrés Aylón, Asociación Cultural “El Patiaz”

Así mismo, y para que nuestra visita al complejo eclesiástico sea completa, debemos ir al Museo de Arte Sacro, inaugurado en 2003 en tres capillas del siglo XVI a los pies de la iglesia. En su colección observamos piezas pictóricas y escultóricas desde el siglo XIII hasta el XVIII. De entre las obras catalogadas, al menos debemos mencionar Nuestra Señora de las Nieves, talla gótica del siglo XIV, y la Virgen “de la Rosa”, talla gótico-flamenca realizada hacia 1490-1500 procedente del Taller de Malinas (Países Bajos).

Piezas expuestas en el Museo de Arte Sacro de la Iglesia de Santa María de Tauste: a la izquierda, Nuestra Señora de las Nieves; a la derecha, Virgen “de la rosa”. Asociación Cultural “El Patiaz”

EL MONASTERIO DE SAN JORGE

El tercer tesoro artístico de interés cultural del pueblo de Tauste es el Monasterio de San Jorge, que todavía mantiene su función a través de las monjas clarisas que lo habitan y mantienen cada día. Las monjas llegaron al inmueble donde se iba a ubicar su convento, las casas de Pedro Pardo de la Casta (de finales del siglo XVI o comienzos del XVII), el 11 de septiembre de 1629 tras obtener los permisos necesarios y habilitaron como oratorio la antigua ermita de San Jorge (CRIADO, 2005, p. 168).

El edificio de la iglesia, construido a finales del siglo XVII, es un ejemplo claro de barroco popular en ladrillo, material abundante en la zona. Por ello, por un lado, se engarza a la tradición arquitectónica de Tauste, pero dentro de un contexto de renovación técnica y formal (ASÍN, 2007, p. 190).

Lo primero que vemos es la fachada, de factura sencilla, con un acceso en forma de arco de medio punto con un resalte sobre cuya parte central se horada una hornacina que contiene una estatua ecuestre de San Jorge matando al dragón. En el eje de simetría, la parte superior se remata con un óculo y dos espadañas en los extremos del hastial.

Exterior del Monasterio de San Jorge de Tauste: a la izquierda, vista general de la fachada; a la derecha, detalle de la estatua de la hornacina. Wikimedia Commons

La austeridad de la fachada se complementa con el interior, una nave única de tres tramos cubierta por bóvedas de lunetos, con capillas laterales entre los contrafuertes y cabecera poligonal, todo pintado con tonalidades suaves y agradables que entonan con el ambiente espiritual propio del convento. Por encima corre una tribuna, a modo de galería por la que discurrir sin ser visto.

Vista del interior de la iglesia del Monasterio de San Jorge de Tauste hacia la cabecera, presidida por el Retablo Mayor. Wikimedia Commons

En cuanto a la dotación artística de la iglesia, resulta difícil de estudiar dados los cambios que ha experimentado desde su fundación. Así, por ejemplo, el actual Retablo Mayor de 1760, dedicado a la Inmaculada Concepción, procedía del derruido Convento de San Cristóbal (CRIADO, 2005, p. 169). Además del retablo, hallamos diversas esculturas, atribuidas al taller zaragozano de los Ramírez, y numerosas telas, entre ellas un Ecce Homo (ca. 1600-1610), posiblemente del pintor flamenco Daniel Martínez (CRIADO, 2005, p. 172).

Atribuido a Daniel Martínez, Ecce Homo, ca. 1600-1610. CRIADO, 2005, p. 171

Sobresale del conjunto el torreón angular, perteneciente a las antiguas casas de Pedro Pardo de la Casta. Es de planta cuadrada, cuenta con escalera interior y cuerpo superior compuesto por arcadas de medio punto sobre columnas dórico-toscanas, cornisa con ladrillos en esquinilla y frontón triangular con tejado a dos aguas. Igualmente pertenece al primitivo palacio el mirador de la parte alta, con arcos de medio punto de doble rosca. Se observa, por tanto, que las monjas clarisas han mantenido en buena medida la estructura original.

Vista actual del antiguo palacio de Pedro Pardo de la Casta, de finales del siglo XVI o comienzos del XVII, destacando el alto mirador y el torreón angular. Asociación Cultural “El Patiaz”

LA NECRÓPOLIS ISLÁMICA

Consideramos que, dada su enorme relevancia y trascendencia, la Necrópolis Islámica merece ser considerada una de las grandes joyas del patrimonio taustano. A raíz de las sospechas de la posible existencia de enterramientos islámicos, en la avenida del Obispo José Mª Conget se llevó a cabo entre 2010-2013, por iniciativa de la Asociación Cultural “El Patiaz”, un total de cuatro catas arqueológicas que dieron a la luz los restos de 47 tumbas de inhumación. Uno de esos enterramientos fue en su momento el más antiguo que atestiguara el rito funerario islámico en Aragón (GUTIÉRREZ y PINA, 2013, p. 84).

Fotografía aérea de la cata arqueológica de 2020-2021 de la Necrópolis Islámica de Tauste, en la avenida del Obispo José Mª Conget. Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Zaragoza (COAATZ)

Esa cifra no sería motivo suficiente para que el conjunto recibiera el nombramiento como necrópolis, y por eso los estudios del momento lo consideran cementerio islámico. No obstante, ya en la cata de 2010 se realizó una hipótesis sobre la posible extensión del conjunto funerario andalusí: se estimó, analizando la densidad media de enterramientos, que pudieron sepultarse un total aproximado de 4500 adultos a lo largo de los siglos de dominación musulmana de Tauste (GUTIÉRREZ y PINA, 2013, p. 85).

En 2020-2021 se realizó una última cata que desenterró 619 tumbas, aumentando así la cifra a un total de 666 tumbas, pudiendo ya nombrarse Necrópolis Islámica de Tauste, conocida con el vocablo árabe maqbara. La importancia de este hallazgo fue motivo para que la noticia se difundiera por medios nacionales e incluso internacionales. Gracias a esta necrópolis, se pudo probar finalmente que, antes de la conquista de Alfonso I, existía en Tauste un núcleo de población para nada pequeño.

LUGARES DE INTERÉS

Plano urbanístico donde se delimitan los trazados de la muralla medieval (en verde) y la judería (en rojo) de Tauste. MOTIS, 2003, p. 168

El primer elemento a considerar en este apartado, por orden cronológico, es la muralla medieval. Aunque se conservan pocos lienzos de su trazado, realizados en la acostumbrada piedra de yeso local, este ha podido ser reconstruido a partir de los restos conservados y de la configuración urbanística del casco antiguo de Tauste. Destaca de entre todos los vestigios el situado en la calle Rey de Artieda, cuyo cilindro pudo ser lugar de defensa y puerta de acceso.

Fotografía de una parte de los restos conservados de la muralla medieval de Tauste. Asociación Cultural “El Patiaz”

Seguimos con la Casa del Patiaz, característica de la arquitectura civil taustana. El edificio, situado en el Barrio Nuevo, fue utilizado como sede municipal en el siglo XIX y rehabilitado como vivienda en los años 80 del siglo XX. Consta de una fachada simple de ladrillo, con arco de acceso de medio punto, planta baja y dos pisos. Destaca la hornacina de la antigua capilla, hallada en 2012 de forma casual, en cuyo friso se talla el escudo de la antigua familia de los Ayerbe. El nombre de Patiaz le viene de un espacio central distribuidor de dependencias que recibe esa denominación (AYUNTAMIENTO DE TAUSTE, 2018, IV, p. 25).

Casa del Patiaz de Tauste: a la izquierda, fachada principal; a la derecha, hornacina de la antigua capilla en el momento de su hallazgo. Asociación Cultural “El Patiaz”

Elemento reseñable en este conjunto de lugares de interés es la Casa de la Cámara. Levantada a finales del siglo XVI o comienzos del XVII, su aspecto exterior responde a la tipología original de palacio renacentista aragonés, pero debido a la restauración no se ha podido conservar su distribución interior, con su habitual patio distribuidor central.

Fue hogar de Antonio Germán, razón por la que, en uno de sus laterales, se colocó un monolito en su honor, como indicamos en su momento. Fue propiedad de varias familias y el primer piso alojaba el café de la Cámara Agrícola Oficial de Tauste, origen de su nombre, hasta el primer cuarto del siglo XX, momento en el que se transforma en viviendas. Tras la restauración se convierte en dependencias del ayuntamiento (AYUNTAMIENTO DE TAUSTE, 2018, p. 22), y actualmente es la sede de la Asociación Cultural “El Patiaz”.

Fachada principal de la Casa de la Cámara de Tauste. Wikimedia Commons

La fachada nos muestra un edificio de cuatro alturas, accediéndose a la planta baja por medio de una entrada con arco carpanel flanqueada por otros dos accesos adintelados. Los dos pisos superiores cuentan con resalte superior en forma de merlón escalonado y balcón de hierro, destacando el central del piso noble, con abultamiento convexo, típico del siglo XVIII (CRIADO, 2005, p. 179). Finalmente, se dispone un mirador con arquillos de medio punto de doble rosca con diámetro decreciente hacia los extremos, coronado por un alero o rafe (como lo llaman los aragoneses) de madera de amplio vuelo.

Continuamos con el edificio de la Casa de Cultura, denominada así desde el 19 de mayo de 1985. Su fundación data de principios de 1780 e inicialmente era el Pósito Real de Granos de Tauste, pero a lo largo del siglo XX cambió de función en diversas ocasiones: escuela, hospital militar durante la Guerra Civil y hospital municipal hasta los 70. Destaca en la parte central superior de la fachada el escudo de España de la época de Carlos III.

Vista de la fachada principal tras la restauración, con el escudo de España de Carlos III en la parte superior. Wikimedia Commons

No podemos terminar este apartado sin hacer una referencia a la Casa-Palacio de los Marqueses de Ayerbe, que fue demolido en 1968 para construir sobre su solar el actual ayuntamiento, en la plaza de España. Las fotografías antiguas nos permiten apreciar una imponente masa de ladrillo, datable en la segunda mitad del siglo XVI (CRIADO, 2005, p. 177), con planta baja, dos pisos y mirador, siguiendo por tanto el modelo de palacio renacentista aragonés, al igual que la Casa de la Cámara. Además, estaba flanqueado por dos torreones con sendos miradores.

Antes de su cierre y derribo, el edificio albergó en su seno muy diversas funcionalidades: café-bar, sede del Frente de Juventudes, lugar de ensayo de la Banda Municipal de Música, Biblioteca Municipal, colegio de enseñanza secundaria, etc. (SANCHO y SANCHO, 2022, pp. 3-4) Hoy por hoy, se sabe con certeza que el palacio sí que contó con el patio interior propio de la tipología, a diferencia de lo que se pensaba hace años (SANCHO y SANCHO, 2022, p. 6).

Plaza de España de Tauste antes y ahora: arriba, fotografía de 1935 de la fachada principal del desaparecido Palacio de los Ayerbe; abajo, fachada del ayuntamiento. Asociación Cultural “El Patiaz” y Wikimedia Commons

PATRIMONIO RURAL

Alejados del término urbano, diseminados por el campo taustano, figuran una serie de conjuntos patrimoniales que no por estar alejados de la población principal rezuman menor interés. El primero es La Gabardilla, situada en el extremo oriental de Tauste, cerca de los términos municipales de Castejón de Valdejasa y Zaragoza. Dos son los elementos que caracterizan este enclave: restos de un asentamiento romano altoimperial y una casa fuerte bajomedieval (ca. ss. XIII-XV).

El edificio bajomedieval está realizado con sillares de piedra bien labrados, presenta posibles restos de vanos en aspillera y un acceso de arco de medio punto. Tipológicamente es una casa fuerte, al estilo de las del País Vasco y Navarra, que pudo servir de defensa en un contexto de inestabilidad sociopolítica marcado por la disputa de la explotación agropecuaria de esas tierras (GUTIÉRREZ, 2019, p. 244).

Vista general del conjunto de la casa fuerte de La Gabardilla. Asociación Cultural “El Patiaz”

Por lo que respecta a El Azute, también llamado Muro de la Badina, proviene del término azud, que hace referencia a una barrera que, al nivel de un río, ayuda a desviar su caudal. Ubicado a orillas del Arba, las partes mejor conservadas nos permiten apreciar una estructura realizada a partir de hiladas de sillares superpuestas. Su misión fue abastecer los regadíos y el agua potable de Tauste hasta la construcción del Canal de Tauste en el siglo XVI.

Uno de los fragmentos mejor conservados del azud medieval de Tauste, conocido como El Azute. Asociación Cultural “El Patiaz”

De origen romano puede ser también Canduero, paraje que permaneció habitado hasta los años 60 del siglo pasado. El caserío se completa con las vistas paisajísticas, que por su cercanía a la confluencia de los ríos Arba y Ebro ofrecen una variada fauna y vegetación.

Fotografía antigua del caserío y plaza de Canduero. Asociación Cultural “El Patiaz”

Igualmente, Mira pudo tener una primera población romana en su término. Se trata de una dehesa que, aunque estuvo poblada durante siglos, es actualmente uno de los despoblados de la zona norte de Tauste.

Antes de pasar a las ermitas, debemos abordar brevemente el Canal de Tauste, que pasa por un total de dieciséis localidades entre Aragón y Navarra y es auxiliado por trece acequias en Cabanillas, Fustiñana, Buñuel y Tauste. Su recorrido abarca un tramo de 44 km desde Cabanillas (Navarra) hasta Tauste, regando un total de 8700 hectáreas (SINDICATO DE RIEGOS DEL CANAL DE TAUSTE, 1987, p. 11) y jalonando el terreno de construcciones tradicionales de interés patrimonial, como molinos, almenaras, puentes y pontigos.

Los orígenes de su planteamiento están en 1252, pero la construcción no se lleva a cabo hasta 1553 y se termina en 1561. Tras negociar Tauste con Cabanillas, Fustiñana y Buñuel las condiciones técnicas y económicas de la obra, se pudo finalmente acometer tal empresa. En el mismo siglo XVI se realizó el conjunto de “Las Trabas”, cuyas dificultades hacen honor a su nombre, pues no resultó fácil salvar el río Arba para alargar el canal 15 km más.

Fue ampliado y mejorado a finales del siglo XVIII al hilo del Canal Imperial de Aragón, cuyas obras estaba dirigiendo el canónigo Ramón Pignatelli, responsable administrativo y político. En 1848, con la creación del Sindicato de Riegos, Madrid devuelve el canal a sus respectivas poblaciones (SINDICATO DE RIEGOS DEL CANAL DE TAUSTE, 1987, p. 7).

Dos de las construcciones que jalonan el Canal de Tauste: arriba, Casa de “Las Norias”; abajo, “El Molino”, de la segunda mitad del siglo XVI. Asociación Cultural “El Patiaz”

ERMITAS

Nuestro viaje por Tauste culmina con un paseo por sus ermitas, que no por ser de menor tamaño implican un menor grado de interés, todo lo contrario. Testigo fehaciente de la religiosidad popular de antaño, la ermita es un tipo de construcción que salpica todos los territorios cincovilleses, hallándose en Tauste un total de once, de las cuales seis siguen activas, dos se encuentran en estado de deterioro y tres han sufrido irreversiblemente los estragos del paso del tiempo.

Comencemos, en orden inverso, por estas últimas, siendo la primera el antiguo Convento de San Cristóbal. Fue fundado en 1589 por frailes franciscanos, pero con la desamortización de Mendizábal de 1835 comenzó su abandono y ruina, hasta el punto de pasar en 2009 a formar parte de la Lista Roja de Hispania Nostra. Apenas se mantienen en pie un fragmento de la iglesia, de corte clasicista, y los retablos que se trasladaron desde su interior a otras construcciones, entre ellos el Retablo Mayor, hoy en la Capilla de San Joaquín de la Basílica de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza (GASPAR, 2021, p. 215).

Restos del muro del antiguo Convento de San Cristóbal de Tauste antes de derrumbarse casi al completo hace escasos años. Asociación Cultural “El Patiaz”

Semejante ruina ha experimentado la Ermita de San Jorge, primeramente, dedicada a Santa Engracia en su consagración en el siglo XV, realizada en un gótico tosco. En 1660 se reubicó y reconstruyó en un punto diferente, pasando de la ribera alta del Ebro a un lugar que linda con Novillas y Navarra, cerca del Canal de Tauste (GASPAR, 2021, p. 216). En el siglo XIX se transformó en vivienda y estuvo habitada hasta la década de 1960, aunque ya desde por lo menos 1864 se sabe que estaba hundida (SÁNCHEZ, 2018, p. 15).

Parte de los restos de la antigua Ermita de San Jorge de Tauste. Asociación Cultural “El Patiaz”

La que peor ha acabado de este grupo es la Ermita de San Martín, que se encontraba en la plaza de Santa María, detrás de la Casa de la Cámara. Pudo tener su origen remoto en el siglo XIV, y se sabe con certeza que a mediados del XVIII comenzó su decadencia hasta desaparecer en el ecuador del siglo XIX, pero el monolito que estaba delante de ella, denominado “El Alcarabán”, perduraría hasta la década de 1940 (GASPAR, 2021, p. 221).

Fotografía antigua de la plaza de Santa María de Tauste, apreciando en primer término “El Alcarabán” y al fondo la Iglesia de San Martín. Asociación Cultural “El Patiaz”

En cuanto a las dos ermitas en estado de deterioro, la Ermita de Santa Ana y San José, al igual que el Convento de San Cristóbal, figura en la Lista Roja de Hispania Nostra. Afortunadamente, se está llevando a cabo, en el tiempo de redacción de este artículo, una restauración del conjunto que permita que, en un futuro cercano, pase a la Lista Verde.

Erigida a finales del siglo XV en un gótico tosco y popular, se trata de un edificio de planta rectangular con nave única de cinco tramos y testero recto, y contaba con dos capillas laterales del siglo XVI que fueron destruidas (CRIADO, 2005, p. 173). Del mantenimiento de la ermita y de la desaparecida casa del ermitaño se encargaba la cofradía de apicultores de Santa Ana (ASÍN, 2007, p. 134). Todavía se celebra en ella la romería de San José cada 19 de marzo.

Vista lateral de la Ermita de Santa Ana y San José de Tauste. Asociación Cultural “El Patiaz”

La otra ermita de este segundo grupo es la Ermita de Santa Bárbara, que fue un antiguo molino de viento harinero del siglo XVII. Se encuentra en la parte alta de la villa, en el Parque de Santa Bárbara, que fue el cementerio viejo hasta 1948 (GASPAR, 2021, p. 211). Es una edificación de planta circular cuyos vanos en su mayoría están actualmente tapiados, y la cubierta ha desaparecido.

Vista del Parque de Santa Bárbara, donde se ven una de sus antiguas piedras de molino, en primer término, y detrás la ermita. Cincovillas.com

Pasamos ya a hablar de las ermitas que siguen activas en Tauste a día de hoy, destacando de entre todas la del Santuario de Nuestra Señora de Sancho Abarca. Se integra un conjunto patrimonial mixto situado en las sierras de las Bardenas, constituyendo su elevada posición el mirador idóneo de Tauste, de buena parte de la Vega del Ebro y de la parte meridional de las Bardenas Reales (AYUNTAMIENTO DE TAUSTE, 2018, p. 33), una zona de fauna y vegetación muy diversa dada la variedad de hábitats que existen allí.

La iglesia en sí fue levantada entre 1670-1703, responde al modelo de nave única con capillas entre contrafuertes, cubierta con bóveda de lunetos salvo la capilla mayor, que cuenta con cúpula sobre pechinas, exterior rotundo de enorme austeridad y dotación artística donde destaca el Retablo Mayor. Es posible que se asentara sobre una antigua ermita (GASPAR, 2021, p. 213), erigida a raíz del comentado hallazgo el 7 de abril de 1569 de una talla de la Virgen de Sancho Abarca, patrona del pueblo desde entonces en sustitución de San Miguel.

El complejo se completa con una hospedería de dos alturas, un bloque de pequeñas viviendas-apartamentos de dos plantas, dependencias agropecuarias (corrales y cuadras) y un cobertizo de fogones aislado (AYUNTAMIENTO DE TAUSTE, 2018, p. 33). A este santuario acuden en dos romerías anuales (mayo y septiembre) habitantes no solo de Tauste, sino también de los próximos pueblos navarros de Cortes, Buñuel, Cabanillas y Fustiñana.

La Iglesia de Nuestra Señora de Sancho Abarca: arriba, vista desde el exterior; abajo, vista hacia el ábside con el Retablo Mayor. Sistema de Información del Patrimonio Cultural Aragonés (SIPCA)

Bajamos del Santuario y hacemos parada en la Ermita de San Lamberto, patrono de los agricultores aragoneses. Es una modesta construcción realizada con materiales de la zona, con arco de entrada de ladrillos, dos ventanas flanqueándolo, cubierta a doble vertiente y restos de pinturas murales en su interior datados en el siglo XVIII. Gracias a la restauración llevada a cabo en 2011, se ha salvado la ermita del destino ruinoso de algunas de sus compañeras y se le ha devuelto su diafanidad original (PINILLA y CARBONEL, 2011, p. 11).

Ermita de San Lamberto de Tauste: a la izquierda, vista del exterior; a la derecha, restos de pinturas murales del interior. Asociación Cultural “El Patiaz”

De fechas semejantes (ca. 1735) son dos ermitas vecinas: la Ermita de San Antonio o San Antoñico y la Ermita del Santo Sepulcro. La primera cuenta con un gran arco de medio punto de ladrillo, una sacristía y una espadaña. En cuanto a la segunda, mediante un triple vano de medio punto se accede a un atrio que, a su vez, da paso al interior de la ermita, donde se guarda la imagen procesional de un Cristo crucificado (MENJÓN, 2001, p. 58).

Ermitas de la llamada Plana de las Ermitas: arriba, Ermita de San Antonio o de San Antoñico; abajo, Ermita del Santo Sepulcro. Asociación Cultural “El Patiaz”

Nos movemos a la segunda mitad del siglo XVIII con la Ermita de Nuestra Señora del Pilar, de marcado gusto barroco. Su fachada de dos cuerpos es, sin duda, la más notoria de todas las ermitas taustanas: sus ladrillos vistos resaltan mediante pilastras un arco de medio punto, sobre el que apea el segundo cuerpo, un frontón con aletones curvos y una hornacina avenerada. La planta cuadrada se focaliza en una cúpula sobre pechinas.

Ermita de Nuestra Señora del Pilar de Tauste. Asociación Cultural “El Patiaz”

Concluimos este viaje por Tauste con la Ermita de San Bartolomé, ubicada cerca de lo que posiblemente fue la antigua sinagoga de la judería. Aunque se tienen noticias de una ermita primitiva dedicada a Santa Engracia ya en 1313, la que se puede visitar hoy en día es de 1979, realizada en ladrillo moderno, con frisos en esquinilla en la parte superior y rematada por una espadaña de triple vano (GASPAR, 2021, p. 212).

Ermita de San Bartolomé del Barrio Nuevo de Tauste. GASPAR, 2021, p. 212

CONCLUSIONES

Querido viajero virtual, si has llegado al término de este cargado capítulo, espero que hayas podido empaparte en el recorrido de la historia y patrimonio de la villa de Tauste, que ha sobrevivido a lo largo de los siglos con mayor o peor fortuna. A pesar de los fuertes conflictos que salpicaron o afectaron directamente su término, sus habitantes siempre se mostraron firmes en la defensa de sus derechos, asumiendo todas las consecuencias que de tal lealtad derivaran.

Si llegas a tener la oportunidad de visitar presencialmente este gran enclave de la comarca zaragozana de las Cinco Villas, ya sabes dónde tienes que ir. Que tus ojos recorran las paredes de la Iglesia de San Antón, que sepan mirar la realidad histórica de la torre de la Iglesia de Santa María y que queden deslumbrados por la belleza de sus retablos; que el ambiente espiritual del Monasterio de San Jorge te atrape entre sus muros, que las almas de sus antepasados zagríes te llamen desde la Necrópolis Islámica, que el campo cuaje tu memoria de recuerdos asociados al patrimonio rural y las ermitas…

Pero no te centres solo en los vestigios materiales que han cultivado las centurias en el fértil suelo taustano. Si vas a planificar un viaje por la zona, intenta que coincida con la celebración de alguna de sus concurridas fiestas, muchas declaradas Fiestas de Interés Turístico en Aragón. Además del Voto a San Miguel (8 de mayo), están las Fiestas Patronales de Nuestra Señora de Sancho Abarca (20-25 de abril), en las cuales podrás disfrutar de su famoso Dance; tienes la Semana Santa, el Rosario de Cristal (22 de abril), ambas fiestas musealizadas; y el Voto a San José (19 de marzo), donde nunca pueden faltar las culecas y el postre estrella, el fullatre.

Las fiestas de Tauste: arriba, procesión del Rosario de Cristal con sus reconocibles faroles; abajo, fullatre típico del Voto a San José. Asociación Cultural “El Patiaz” y blog Recetas para Lola y Mario

Desde La Cámara del Arte queremos agradecer la enorme ayuda brindada por la Oficina de Turismo de Tauste para la confección del artículo. En especial, queremos dar las gracias a José Ángel Cardona García, gran conocedor del legado patrimonial taustano que en todo momento ha resuelto amablemente nuestras dudas y confusiones acerca de ciertos pasajes.

Por último, damos muchos ánimos a los taustanos en la competición del Grand Prix del verano que se avecina, y en cuyas grabaciones sabemos que lo estáis dando todo para obtener el máximo galardón. Eso sí, vuestros rivales en eliminatorias, los cántabros de Medio Cudeyo, no van a querer menos que vosotros tan jugosa recompensa, y si hablamos de patrimonio… elegir entre la Iglesia de Santa María y la Finca del Marqués de Valdecilla no resultaría tarea fácil para ningún mortal.

BIBLIOGRAFÍA

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SINDICATO DE RIEGOS DEL CANAL DE TAUSTE, Historia resumida del Canal de Tauste, Navarra-Tauste, Gráficas Latorre, 1987




OTRO PUEBLOS DEL GRAND PRIX DEL VERANO 2024

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