El expresionismo alemán

EL ORIGEN DE UNA DÍSCOLA PASIÓN: EL EXPRESIONISMO ALEMÁN

El Expresionismo surge durante los primeros años del siglo XX, antes de la Primera Guerra Mundial, en medio de las llamadas “Vanguardias Históricas” y como reacción al  realismo. En esta época se gesta el rechazo a la filosofía positivista, una doctrina de pensamiento racionalista que deposita su fe en el progreso y en los avances científicos como conductores de la sociedad, lo cual se tradujo en una atmosfera de pesimismo, y pérdida de valores humanos que el expresionismo supo bien reflejar. El siglo XX en la Historia del Arte está determinado por la simultaneidad de corrientes  artísticas contrapuestas. 

Cuando estalla la Primera Guerra Mundial ya se ha gestado la dinámica de las vanguardias artísticas y el conflicto bélico no hará mas que acentuarlas.  La crisis de la sociedad burguesa alcanza su punto culminante en la conflagración de 1914-1918, de la cual surgirán importantes movimientos revolucionarios, abortados en  Alemania y triunfantes en otros como en Rusia. 

La sensación de hastío y de amargura que invaden los círculos artísticos se combina con el deseo vehemente de cambiar la vida, de buscar nuevas dimensiones de la imaginación y de nuevas formas de lucha contra el conformismo de la burguesía.

Al mismo tiempo, en la Unión Soviética, surgen grupos de artistas entusiastas como, por ejemplo, el suprematismo de Malevich o el constructivismo ruso quienes plantean la  renovación de los lenguajes en estrecha conexión con la revolución triunfante se trata de una nueva forma muy distinta al arte contemporáneo de los países capitalistas, pero esto  es harina de otro costal. 

Después de 1917, el clima moral que se vive en Alemania es completamente distinto del  que se vive en la Unión Soviética. En Alemania, existirá una aguda crisis económica y  un clima de decepción tras los desastres de la Gran Guerra que acabará con la subida al  poder del Nazismo, mientras que en la Unión Soviética existe el deseo optimista de crear  un hombre nuevo. 

Y fruto de esta coyuntura político-social nace, a principios de siglo XX en Munich, un  grupo de artistas que se sienten impulsados por una libertad creadora, por una nueva  expresión personal y subjetiva de las obras coincidente con el fauvismo francés, pero a  diferencia de éste el expresionismo alemán no escatima en mostrar lo morboso, lo  prohibido y lo obsceno.  

Se trata de una deformidad de la realidad desde su óptica más subjetiva.  Pero… ¿Qué es aquello que hace original al expresionismo? 

Detengámonos aquí: 

El expresionismo en sí, podríamos decir que no es un sustantivo sino un adjetivo. Sirve  para designar a artistas y a obras pertenecientes a todos los momentos de la historia del arte. Por ejemplo, podemos hablar del expresionismo de Goya o del expresionismo de Grünewald

Así mismo, los límites cronológicos de este movimiento son imprecisos. Para algunos historiadores del arte se sitúa entre 1910 y 1920 en Alemania. Y aunque el centro tácito lo encontramos en los países germánicos, también encontramos aportaciones nórdicas como las obras de Munch, Kandinsky en países eslavos, Ensor en países flamencos, Rouault, en Francia o Solana en España. 

El expresionismo tiene una dimensión universal ya que se despliega hacia África, Asia y a Hispanoamérica. En el expresionismo cada artista o cada grupo trabaja con independencia de los demás. Por ejemplo, Monet y Manet son los jefes del impresionismo; Matisse del fauvismo; Picasso y Braque son para el cubismo como Marinetti para el futurismo… Pero el  expresionismo, impregnará a otras tendencias artísticas, se desarrollará en todas las artes: poesía, teatro, música, arquitectura, artes gráficas o el cine (Nosferatu). Siendo la pintura y la escultura una parte del conjunto. 

Se trata por tanto de una tendencia poco autoconsciente pero sí reconocida “a posteriori” por la crítica y la historia del arte. La vinculación política-ideológica del expresionismo es confusa y contradictoria. La mayor parte de los artistas alemanes eran socialdemócratas, pero también encontramos  comunistas y anarquistas.  

Lo importante es el contenido de las obras, la libertad individual y la primacía del yo que  se une a un irracionalismo simultáneo con los principios del nacional socialismo. Aunque acabó siendo rechazado por los nazis quienes vieron en las obras expresionistas un «arte degenerado» de sospechosos reflejos pesimistas de la decadencia del orden burgués y vinculado al comunismo. resurgiendo a la postre en EE.UU. Hacia los años  cuarenta como expresionismo abstracto con Pollock, Rothko o De Kooning

Casi todo lo que se llega a realizar hasta la Segunda Guerra Mundial será expresionismo, señalándose Alemania como posible epicentro del movimiento. 

Primera oleada expresionista

Dentro de la primera generación del expresionismo se sitúa a Eduard Munch (1863-1944) Es el patriarca del expresionismo. En un viaje a París conoce a Manet quien le causa gran impacto. A Munch le obsesionó la enfermedad y la muerte, primordialmente, aunque también prestó atención al deseo sexual, y a una visión problemática de la mujer. Su obra culmen fue El grito.

El grito, Munch

James Ensor (1860-1949) natural de Ostente, Bélgica, hereda de la tradición flamenca su  tendencia al detallismo, a lo anecdótico y lo burlesco. Su especialidad: Lo absurdo y lo brutal. Por ejemplo: La entrada de Cristo en Bruselas. 

La entrada de Cristo en Bruselas, James Ensor

El francés Rouault, (1971-1958), en sus lienzos se observan las gruesas líneas que recuerdan a los trazos de las vidrieras de catedrales francesas y aparecen formas caricaturizadas despiadadas de políticos y jueces mientras que sus payasos aparecen como  amables y tiernos personajes. 

Sacrificio, Rouault

La segunda oleada expresionista

Die Brucke” y “Der Blaue Reiter”. El primer grupo se forma en la ciudad alemana de Desde en 1905. Inicialmente lo forman unos estudiantes de arquitectura como son Kirchner, Erik Heckel y Karl Schmidt Rottluff, más tarde se integrarán Max Pechstein y Emil Nolde.  

Marcella, Ernst Ludwig Kirchner

Estos estudiantes alquilaron una zapatería vacía en un barrio obrero, convirtiéndola en un taller colectivo, pistoletazo de salida para el expresionismo en su máxima esencia. Esta asociación de artistas se llamó “Die Brücke” (El puente). Porque pretendía ser el  puente de unión entre «todos los elementos agitadores y revolucionarios». Al principio, se basaban en la devoción por Van Gogh, en el rechazo al arte de su tiempo,  y en la exaltación de un romanticismo artesanal. 

Hacia 1913, El Puente se disuelve y cobra mayor alcance Der Blaue Reiter (El jinete azul) en Munich. Esta ciudad tendrá una poderosa captación de artistas, al modo de la Florencia humanista del siglo XV, como veremos en Picasso y Braque entre muchos. Se exponen por primera vez las obras de Kandinsky, August Macke, Münter, Delaunay. En 1912 se acoge al ruso Malevich. Esto nos habla del carácter aglutinador del grupo y cómo se dio consistencia teórica al  movimiento desembocando en la abstracción. 

Composición Nº85, Kandinsky.
Suprematismo, Kazimir Malevich

Tercera oleada expresionista

La tercera generación expresionista nace después de la Primera Guerra Mundial y se hace  muy popular en Alemania con la revista «Der Strurm» (La Tormenta) fundada en Berlín. Entre 1910 y 1912 la capital del Reich se convierte en un punto de encuentro de nuevas  ideas. Confluyen en Viena Gustav Klimt, y Oskar Kokoschka

La novia del viento, Kokoschka

Estos artistas alemanes bucean en su propia amargura y nos ofrecen una imagen que rompe con los moldes académicos hasta ahora nunca vistos. El artista expresionista transfigura el espacio. El no mira: ve; no cuenta: vive; no  reproduce: recrea; no encuentra: busca. La concatenación de los hechos -fabricas, casas, enfermedades, prostitutas, gritos y  hambre- es sustituida por su transfiguración. 

Nos dan la imagen íntima del objeto, todo se relaciona con lo eterno. El enfermo ya no es  solo el individuo que sufre, sino que se convierte en la enfermedad misma. La prostituta ya no se representa arreglada y maquillada como su oficio requiere: aparece  sin colorete y sin perfumes, sin bolso ni pierna insinuante, sino que quedará representada  en su dimensión mas real ahondando en el profundo ser de la prostituta saturada de todos  los vicios, las pasiones, las bajezas y las tragedias de que están hechos su corazón y su oficio.

No tiene importancia conocerla en su existir cotidiano: el sombrero, el modo de  andar, los labios son eventualidades que no agotan la esencia de su carácter. Se hacen presente los colores violentos y la temática de soledad y miseria que se estaba  viviendo en aquel tiempo. En este arte el hombre es solo una cosa, la más grande y la más mísera y esto es lo más  inédito en relación con otras épocas. 

Se sale de la concepción burguesa del mundo y de entre bastidores tradicionales sale el  hombre puro y simple. En los lienzos, el artista expresionista el corazón ensancha y sus pulmones se abren  mediante la extroversión de su interior.  

Aparece un hombre tanto cobarde como valiente, generoso como vil, tan bueno como  trivial y magnífico como Dios lo dejó en el momento de la creación.  No tiene inhibiciones, ama y combate de modo directo, solo la fuerza del sentimiento le guía y lo dirige 

Estos jóvenes estudiantes fueron influenciados por Nietzsche, enemigo de los  historiadores pruso-alemanes y el pensador que se había burlado de Otto Von Bismarck. Las paradojas de Zaratustra también tuvieron una gran fuerza persuasiva, pero sobre todo calaron hondo las obras de Freud, ejerciendo una indudable fascinación en determinados  ambientes culturales.  

De hecho, el psicoanalista ha influido en gran medida en la construcción del arte  contemporáneo, dejando un legado innegable como el decía “la razón puede darnos la  ciencia, pero sólo el inconsciente puede producir arte”. 

Freud fue el puente que dio la forma a nuevos artistas como los dadaístas. El dadá evolucionará y dará paso al surrealismo con Dalí explorando el mundo de los sueños, lo onírico (De Chirico) de la irracionalidad y hasta de la locura para hacer ver que hay muchos territorios inexplorados dentro del sujeto (pintura metafísica).

Plaza de Italia, De Chirico

Y es desde el expresionismo, pasando por todos los avatares que sufrirá el hombre entre  el periodo de entreguerras y la Segunda Guerra Mundial donde se nos presentará un  mundo nuevo, al hombre posmoderno que empieza a asumir como normal, la comodidad  entre la incertidumbre y la incoherencia quedando cosificado. 

Como decían los pintores expresionistas en la primera exposición de Blaue Reiter: “Detrás del velo de las apariencias, buscamos cosas ocultas que nos parecen más  importantes que los descubrimientos de los impresionistas… Cuidamos el lado espiritual  de nosotros mismos, la naturaleza brilla en nuestras pinturas como en todas las formas  del arte pero existe algo que no es completamente la naturaleza sino la interpretación de ella y esto es nuestro arte. El arte es y ha sido siempre, en su pura esencia, la separación  más audaz entre la naturaleza y la “naturalidad”. Es el puente con el mundo del espíritu.”  Premisa que ha calado hondo en las producciones artísticas que vemos en la actualidad.




BIBLIOGRAFIA Y WEBGRAFIA 

Karl RUHRBERG, Klaus HONNEL, Christiane FRICKE: Arte del siglo XX, Barcelona,  2001  

Mario DE MICHELE, las Vanguardias Artísticas del siglo XX, Madrid, 2000  https://historia-arte.com/movimientos/expresionismo.

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Realizado por: Rosa María Hidalga

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