LAS NATURALEZAS VIVAS
Volvemos a casa de las vacaciones de verano y con nosotros llegan algunos vestigios de aquellos días de descanso y disfrute: conchas y caracolas que recogimos en el mar, fotografías de playas bonitas, una nueva colección de piedras preciosas, el recuerdo del sonido de las olas…
Nada me resulta más evocador que las Naturalezas vivas de Maruja Mallo, quien no solo recolectó aquellos objetos marinos con sus propias manos para preservar su memoria, sino que decidió inmortalizarlos en su pintura, dejando un testimonio personal e íntimo de sus vivencias en la costa chilena, donde quedó fascinada por las infinitas playas del Pacífico.
Maruja Mallo desembarcó en Buenos Aires en 1937, buscando refugio de la catastrófica situación que asolaba a su país. Gracias a una invitación de la Asociación de Amigos del Arte de Buenos Aires, bajo el pretexto de pronunciar varias conferencias, pudo llegar sin problemas al continente americano, que para la artista no solo fue un lugar de refugio, sino una tierra llena de sorpresas, una absoluta revelación.
Allí se le presentaron nuevas oportunidades, y experimentó una relevante transformación. La artista no cesó de viajar, cada vez más deslumbrada por una naturaleza rebosante de estímulos y de inagotables fuentes de inspiración.
“En este inmenso continente que me brindaba… la alegría de vivir frente a la agonía del morir.”
Maruja Mallo. “El surrealismo a través de mi obra”. En: Antonio Bonet Correa. El Surrealismo, Madrid: Cátedra, 1983, pág. 189-194.
Cuando visitó por primera vez a la costa chilena en 1939, donde recorrió Valparaíso y Viña del Mar, quedó profundamente sorprendida por sus playas, que se convertirían en una fuente de inspiración para sus futuros proyectos artísticos. Esa inspiración se intensificó en 1941, cuando visitó las playas de Uruguay, las cuales tampoco pasaron desapercibidas, quedando igualmente fascinada por el majestuoso océano Atlántico.
“Esa extraordinaria costa de Chile está llena de sorpresas. Ese violento mar Pacífico, baña unas playas cuyas arenas son piedras de colores, donde brotan las palmeras y sobre las cuales el mar arroja piedras calcinadas por los volcanes y pulidas por las aguas. Allí hay enormes geranios y esféricas hortensias que florecen en las playas entre las enormes algas y las estrellas de mar.”
Rafael B. Esteban. “Maruja entre rosas y orquídeas”, Estampa, Buenos Aires, 25 de enero de 1943.
Su apartamento de Buenos aires estaba lleno de caracolas y conchas de aquellas playas que visitó, y gustaba de enseñarle a sus visitantes su magnífica colección.
“Su taller de Buenos Aires está lleno de caracolas recogidas aquí, en estas playas. Los únicos collares que luce Maruja Mallo los forman caracolas y concha-perlas de Chile. Los vuelos que ondulan sobre los hombros de su traje dibujan también la espiral de las caracolas.”
Raúl Morales. “Maruja Mallo vino a Chile a pintar caracolas: cree que el arte es anticipo de la revolución política”, Ercilla, Santiago de Chile, 13 de febrero de 1945.
De estos asombrosos encuentros con la naturaleza del continente americano surge la serie Naturalezas vivas, un conjunto de 16 piezas plásticas que creó entre 1941 y 1944.
Estos lienzos fueron elaborados bajo el característico modus operandi de la artista, siempre insistiendo en la técnica y la composición de la obra, meditando cada centímetro, y bajo un rigor absoluto.
Maruja Mallo reunió en estas pinturas aquella flora y fauna que tanto la cautivaron, convirtiéndolas en un muestrario, en una suerte de inventario personal de aquello que vio.
Caracolas, estrellas de mar, rosas, conchas, orquídeas, algas… Combinadas de forma armoniosa, se presentan ante nosotros como una especie de collage que la artista dotó de colores vibrantes y alegría, sin olvidar el profundo dominio de las leyes matemáticas, la geometría y la proporción, sugiriendo la calma y el equilibrio.
Inmortalizó lo efímero, aquello que se revela ante nosotros en una fugaz fracción de tiempo, pues la naturaleza no es estática y hace visibles sus elementos para luego volverlos a ocultar.
“Maruja Mallo, en 1943, optó por resaltar aún más su significado y mensaje: Vidas en Plenitud, Vidas Vibrantes. Así son en efecto, y así fue, también, la vida de la artista.”
Juan Pérez de Ayala. “Vida Vibrante». En: catálogo de la exposición Maruja Mallo. Naturalezas vivas (1941-1944), realizada en 2002.
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