Joven decadente

Ficha técnica

Título: Joven decadente
Autor: Ramón Casas
Cronología: 1899
Estilo: Modernismo catalán
Materiales: Óleo sobre lienzo
Ubicación: Museo de Montserrat. Monasterio de Montserrat, Barcelona
Dimensiones: 46,5 x 56 cm.

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE JOVEN DECADENTE

CONTEXTO HISTÓRICO 

El Modernismo surgió en la Francia del siglo XIX como Art Nouveau, “Arte Nuevo” en un momento de renovación sociocultural conocido como la Belle Époque, “Bella Época”. Fue durante las primeras décadas del siglo cuando las principales ciudades europeas experimentaron un periodo de desarrollo cultural, expansión colonial y un establecimiento de los sistemas capitalistas que caracterizarían la Europa contemporánea. Barcelona fue el máximo exponente del Modernismo en España. 

A raíz de la Primera Revolución Industrial (Gran Bretaña, s. XVIII), dieron comienzo una serie de innovaciones técnicas que permitieron el desarrollo industrial de las ciudades a través de la creación de nuevas máquinas como la de vapor, o el ferrocarril. Consecuentemente, se desarrollaron nuevos materiales como el hierro y el vidrio que, junto a la madera, protagonizaron el plano artístico. 

Para conocer los principales antecedentes del Modernismo debemos remontarnos al movimiento inglés de Arts and Crafts iniciado por William Morris. Fue fruto de la fusión de las artes mayores y menores; las bellas artes, el diseño y la artesanía, y pretendía captar la belleza residente en la naturaleza, lo orgánico y lo humano. 

Esta revolución, de ámbito inicialmente económico-tecnológico, acabó extendiéndose también al ámbito cultural, inspirando entre la población un sentimiento de renovación frente a una sociedad que empezaba a perder su humanidad entre la industrialización y el desarrollismo. Una crisis “de fin de siglo”, fin de siècle. Así surgió el Modernismo: un efervescente intento de retorno a los elementos orgánicos que diferenciaban al ser humano de la maquinaria. 

ANÁLISIS DE LA OBRA 

Joven decadente
Joven decadente

El tema que trata la obra es la juventud, específicamente la de la alta burguesía barcelonesa en el siglo XIX. La protagonista aparece tumbada sobre un sofá que divide la obra en dos registros horizontales. No obstante, su cuerpo traza una línea diagonal que rompe con la simetría de ambos lados. 

La composición es un tanto compleja: podemos diferenciar una composición piramidal creada a partir de los cojines apilados y el propio cuerpo de la joven, ambos dispuestos de forma irregular. La mujer joven es representada con un vestido negro que cubre todo su cuerpo: por su postura, la tela presenta pliegues que son pintados con destreza por el artista catalán. La pintura al óleo permite al autor crear un efecto difuminado, casi vago, que refuerza la actitud de la muchacha.

En general, la mayoría de los elementos de la obra están pintados a grandes trazos, con pinceladas anchas y difusas que actúan como grandes elementos expresivos: el pintor consigue transmitir al espectador la “decadencia” sentida por la mujer a través de un fondo indefinido y unos elementos que parecen estar desvaneciéndose del lienzo. 

Este cuadro presenta una paleta de colores limitada: el verde y el negro protagonizan el plano cromático. Además, el cabello de la joven—cobrizo, casi rojo—contrasta con el verde, su color complementario. Así, Ramón Casas consigue crear un gran contraste entre los 3 colores principales, y añade tonalidades amarillas en detalles como el cuaderno que sujeta la joven, o los motivos que decoran la alfombra que aparece en la esquina inferior izquierda. 

La mancha predomina sobre la línea: aunque algunos elementos como el rostro de la mujer o sus manos son más detallados, el resto parecen estar desdibujados. Realmente el artista escoge intervenir en la obra directamente utilizando el óleo a grandes trazos. El pelo de la chica, así como su vestido y el fondo en el que se encuadra no están definidos. Este efecto, tal y como hemos mencionado anteriormente, pretende reforzar ante el espectador el mensaje de la obra.

La luz parece proyectarse desde la esquina superior derecha, iluminando el cuerpo de la mujer en contraste con la paleta de colores, que imprime en la obra cierta sensación de oscuridad. El juego de luces y sombras está concentrado en los pliegues del vestido y la tela del sofá, aportando al cuadro sensación de volumen tridimensional. 

Esta muchacha se deja caer sobre un sofá verde después de una larga noche de fiesta en una escena que transmite intimidad y costumbrismo, dentro de la línea del modernismo. A juzgar por su indumentaria, parece ser de buena familia. Viste un gran traje oscuro, de tela aparentemente rica.

Podemos asumir que pertenece a la alta sociedad en la Barcelona del siglo XIX. Sus integrantes fueron descendientes de familias burguesas que vivieron en un contexto de cosmopolitismo, arte, intelectualismo y cambios sociales. Sostiene en la mano un cuaderno, tal vez diario o, incluso, poemario aunque no le presta atención.

Su mirada perdida, rostro inexpresivo y cuerpo extendido son producto de la incertidumbre brindada por la época en la que vive; una clara forma de representación, por parte del artista, de la crisis de fin de siglo coetánea a la producción de la obra. 




BIBLIOGRAFÍA/WEBGRAFÍA 

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