UN BREVE RECORRIDO HISTÓRICO POR EL ARTE EN LAS POSTADAS DE VOGUE
Desde sus inicios en 1892, la revista Vogue ha sido un faro de inspiración no solo para los fashionistas, sino también para artistas plásticos de renombre. En sus primeros años, Vogue no solo recurría a los fotógrafos de moda, como es común hoy en día, sino que tambien convocaba a destacados artistas plásticos de la época para que interpretaran su visión del estilo y la moda en sus portadas.
Grandes nombres del arte, como Salvador Dalí y Andy Warhol, dejaron su impronta en la revista. Estas colaboraciones no solo subrayaban la importancia de la moda como una forma de arte, sino que también consolidaron a Vogue como una plataforma influyente en el ámbito cultural.
Desde la cámara del arte, te invitamos a recorrer la fascinante historia de las portadas de Vogue. Este viaje no solo nos muestra la evolución de la moda, sino también cómo los grandes artistas de cada época han interpretado y plasmado el espíritu de su tiempo en una de las revistas más icónicas del mundo.
James Allen St. John, un destacado artista norteamericano e ilustrador, ha dejado una marca indeleble en el mundo de la fantasía moderna. Conocido como «El padrino de la fantasía moderna del arte», St. John es conocido por sus icónicas ilustraciones que dieron vida a las novelas de Edgar Rice Burroughs, especialmente la célebre serie de Tarzán.
A lo largo de su carrera, se distinguió por su habilidad para capturar mundos imaginarios y personajes vibrantes con un detalle y un realismo que cautivaron a lectores de todas las edades. Sus ilustraciones no solo complementaban las narrativas aventureras de Burroughs, sino que también ampliaban la imaginación del público, transportándolos a selvas exóticas y ciudades perdidas.
Para esta portada, James se inspiró en el pavo real, creando un estilo Art Nouveau. ¿Qué fue esto? Fue un movimiento artístico renovador que apareció en Europa durante el período de fin de siglo entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, y se manifestó en pintura, escultura, arquitectura, artes gráficas, artes decorativas y todo tipo de diseño (diseño interior, de moda y demás).
Eduardo García Benito fue uno de los más destacados y refinados exponentes del movimiento Art Decó. Originario de Valladolid, España, se formó en la Escuela de Bellas Artes y Oficios de su ciudad natal y posteriormente en la prestigiosa Academia de San Fernando en Madrid. Su talento y habilidades artísticas lo llevaron a un encuentro crucial con el diseñador Paul Poiret, quien facilitó su conexión con el editor norteamericano Condé Montrose Nast.
Condé Nast, un visionario en el ámbito editorial, dirigía el influyente grupo Condé Nast Publications, propietario de revistas de gran renombre como Vogue, Vanity Fair y House &
Garden. Con un fuerte énfasis en el lenguaje visual y la estética artística, Condé Nast estaba en la búsqueda constante de artistas e ilustradores talentosos para elevar el contenido visual de sus publicaciones.
La participación de García Benito en Vogue y otras publicaciones de Condé Nast no solo destaca su maestría en el Art Déco, sino que también contribuyó significativamente a la evolución y popularización de este estilo en el ámbito editorial.
En esta portada, Eduardo captura la esencia de la sofisticación a través de su ilustración de una mujer de cuello largo y rasgos finos. Sus ojos, notablemente alargados, añaden un aire de misterio y elegancia al retrato. La composición se enriquece con la presencia de unos aretes largos en forma romboidal, que combinan el blanco y negro con largas perlas colgantes.
Las características distintivas de esta portada radican en sus líneas elegantes y formas geométricas. La paleta de colores utilizada por Eduardo es un testimonio de su habilidad para combinar tonos de manera armoniosa, destacando el vibrante rojo de los labios de la mujer y el contraste del blanco y negro de los aretes.
El trabajo de Eduardo sigue siendo un referente indiscutible del movimiento Art Déco, una corriente artística que dejó una marca indeleble en el mundo del arte y el diseño gráfico. Su influencia perdura hasta nuestros días, inspirando a nuevas generaciones de artistas y diseñadores que buscan emular su estilo distintivo y su maestría en la creación de imágenes sofisticadas y atemporales.
Aunque no muchas personas lo sepan, Dalí estuvo muy involucrado con personalidades centrales del mundo de la moda como, por ejemplo, Elsa Schiaparelli, ilustre diseñadora que supo tener una relación de enemistad con Coco Chanel. De hecho, Schiaparelli le encargó a Dalí un vestido con un estampado de langostas. Dalí también diseñó, con ella, un sombrero con forma de zapato, botellas de perfume y distintos motivos para textiles.
Según los biógrafos del artista, Robert Descharnes y Gilles Néret, Dalí prosperó asistiendo a fiestas organizadas por la élite social; siendo admirado como despreciado por los ricos.
Desempeñaba su papel artístico en las veladas de la alta sociedad entreteniendo a los asistentes. Fue aquí donde Dalí se sentía atraído por la moda, la veía como enraizada en la fantasía con desprecio por la razón; entendía el erotismo a la perfección y el desplazamiento de la formas eróticas en detalles y estilismos exóticos.
En 1939, mientras estaba inmerso en el mundo de la moda, a Dalí se le otorgó el honor de crear 2 portadas para Vogue. En esta portada del mes de junio, la creación surrealista de Dalí fue una elección relativamente inusual como imagen para la portada de una revista de moda femenina.
Habría sido común ver representaciones en primer plano extremo o de cabeza y hombros de mujeres hermosas y sonrientes adornando la página. Sin embargo optó por mujeres sin rostro, representadas a mayor distancia, en un paisaje desolado, acompañadas por un barco esqueleto, ciertamente no estaban en consonancia con las otras portadas de revistas que la acompañaban en los estantes de las tiendas.
Así que lo que esta edición de Vogue carecía de seducción, lo compensaba con un mayor procesamiento interno por parte del consumidor debido a su naturaleza surrealista.
Para explicar la portada de la revista elaborada por el artista, es esencial referirse a una de sus obras más destacadas creada aproximadamente entre 1915 y 1923.
Esta obra, conocida como «El Gran Vidrio» o «La novia desnudada por sus solteros”, es una pieza significativa en la historia del arte contemporáneo. Fue realizada en dos hojas de vidrio utilizando materiales como papel aluminio, alambre fusible y polvo. La obra combina procedimientos aleatorios, estudios de perspectivas trazadas y una artesanía meticulosa.
Las ideas de Marcel Duchamp para esta obra comenzaron en 1913, y a lo largo de los años realizó numerosas notas y estudios preparatorios. Estas notas detallan que su «imagen divertida» pretende representar el encuentro erótico entre la «novia», situada en el panel superior, y sus nueve «solteros», ubicados en el panel inferior. Los solteros están representados de manera tímida y se muestran mediante una serie de aparatos mecánicos enigmáticos.
En la portada de la revista de julio, Duchamp decide utilizar su obra «inacabada» como telón. La elección de una modelo que se presenta detrás del vidrio con una expresión de dulzura y sexualidad complementa y contrasta con los elementos mecánicos y fríos de «El Gran Vidrio».
La modelo no solo porta joyería de todo tipo, sino que su vestimenta también juega un papel crucial. Las joyas y la ropa no solo adornan a la modelo, sino que también ayudan a realzar la obra de Duchamp al introducir elementos de lujo y sensualidad.
René Gruau, o Conde Renato Zavagli Ricciardelli della Caminate, fue un destacado ilustrador de moda cuyas obras han sido exhibidas en prestigiosos museos de todo el mundo. Nacido en Rimini, Italia, en 1909, Gruau provenía de una familia de clase alta: su padre era un aristócrata italiano y su madre una socialité francesa, cuyo apellido adoptó.
En 1924, Gruau se trasladó a París, epicentro cultural y artístico, para iniciar su carrera como ilustrador de moda. En la década de 1930, comenzó a colaborar con importantes revistas y periódicos parisinos, incluyendo Femina y Le Figaro. Su talento pronto le llevó a trabajar con publicaciones de alta moda como Marie-Claire y L’Officiel, consolidando su reputación en la industria de la moda.
Gruau se destacó por su estilo distintivo, caracterizado por líneas audaces y elegantes, que capturaban la esencia y el glamour de la moda de su tiempo. Su obra no sólo reflejaba las tendencias del momento, sino que también influyó en la estética de la moda, haciendo de Gruau una figura clave en la historia de la ilustración de moda.
Joan Miró, un destacado artista surrealista español, ha dejado una huella significativa en el mundo del arte con su estilo distintivo y su enfoque innovador. Su obra, que ha ganado reconocimiento internacional, se caracteriza por una interpretación única del surrealismo, que puede ser vista como un «sandbox» para la mente subconsciente, una recreación de la perspectiva infantil y una manifestación del orgullo catalán.
Estas características reflejan una profunda conexión con su herencia cultural y una exploración continua de los rincones más profundos de la psique humana.
Miró se distinguió por su crítica a los métodos convencionales de pintura, que él consideraba una forma de apoyar a la sociedad burguesa. Esta crítica se manifestó claramente en numerosas entrevistas a partir de la década de 1930, donde expresó su desprecio por las técnicas tradicionales de pintura.
Su famosa declaración de un «asesinato de la pintura» simboliza su deseo de romper con las normas establecidas y desafiar los límites de la creatividad artística. Este enfoque radical no solo buscaba alterar los elementos visuales tradicionales de la pintura, sino que también pretendía provocar una reacción y reflexión más profunda en el espectador, desafiando las expectativas y promoviendo una nueva forma de apreciar el arte.
La obra de Miró, por lo tanto, no solo es un testimonio de su genio creativo, sino también un acto de rebelión contra las convenciones artísticas de su tiempo. Su legado perdura, inspirando a generaciones de artistas a explorar y expandir los límites del arte y la creatividad.
La portada de Vogue de diciembre de 1984 fue diseñada por Andy Warhol, uno de los artistas más influyentes del movimiento del Pop Art. En esta portada, Warhol utilizó su estilo distintivo de pintura mediante serigrafía para retratar a la Princesa de Hannover, conocida popularmente como Carolina de Mónaco.
Esta colaboración combinó la estética única de Warhol con la elegancia y el glamour asociados a la revista Vogue, creando así una pieza icónica que fusionó el arte contemporáneo con la cultura de la moda.
Eugène Berman fue un artista y escenógrafo franco-ruso nacido en San Petersburgo en 1899 y fallecido en Roma en 1972. Es conocido por su trabajo en el ámbito del surrealismo y su influencia en el diseño escenográfico y la decoración.
Berman desarrolló un estilo único que combinaba elementos surrealistas con un sentido poético y misterioso. Además de su arte visual, también diseñó escenarios para teatro y ópera, colaborando con importantes figuras del mundo artístico y cultural de su tiempo.
Tenía habilidad para combinar elementos oníricos con una estética elegante, así creó una portada memorable que capturó la esencia de la moda y la cultura de la época.
La portada presenta a una mujer elegante en un entorno atmosférico y evocador, típico del estilo distintivo de Berman. Sus ilustraciones para Vogue no solo se centraban en la representación visual de la moda, sino que también incorporan elementos narrativos y emocionales, añadiendo profundidad y significado a sus obras.
John Currin es un pintor estadounidense conocido por su estilo figurativo que combina elementos de la pintura tradicional con temas contemporáneos y a menudo provocativos. Nació en 1962 en Boulder, Colorado, y su trabajo ha sido exhibido internacionalmente en importantes galerías y museos.
Currin es famoso por sus retratos detallados y a menudo satíricos de figuras humanas, explorando temas de belleza, sexualidad y la cultura visual contemporánea. Su obra ha sido tanto elogiada como controvertida debido a su representación desafiante de la figura humana y su tratamiento de temas sociales y culturales.
Esta portada se trata de un retrato al óleo hecho por el artista , que forma parte de una serie de cuatro imágenes de portada para la ediciones de septiembre de la revista Vogue que conmemora su 125 aniversario.
A pesar de la reputación de Currin, cuya obra tiende a centrarse en el erotismo, su retrato de Lawrence es bastante recatado y conservador. Ella aparece llevando una camisa tan simple y un sombrero de piel modelado de Miu Miu, sosteniendo un monedero púrpura y verde. Esta es la tercera aparición de la actriz en la portada de Vogue.
Para resumir ,el impacto de estas portadas va más allá de la moda, influyendo en el diseño gráfico, el arte y la cultura visual en general. Las ilustraciones detalladas, las paletas de colores armoniosas y las composiciones cuidadosas han dejado una marca indeleble en el mundo del arte. La capacidad de estos artistas para fusionar moda y arte en una imagen coherente y atractiva ha establecido un estándar elevado para las publicaciones de moda.
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2 respuestas a «El arte en las portadas de Vogue»
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[…] El arte en las portadas de Vogue. (Anel Laspina, 12 de julio 2024) […]