El prendimiento de Cristo

Ficha técnica

Título: El prendimiento de Cristo
Autor: Michelangelo Merisi da Caravaggio
Cronología: Siglo XVII
Estilo: Barroco
Materiales: Óleo sobre lienzo
Ubicación: Galería nacional de Irlanda, Dublín
Dimensiones: 133,5 x 169,5 cm

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE EL PRENDIMIENTO DE CRISTO

CONTEXTO HISTÓRICO-ARTÍSTICO

La traición es algo que sólo puede redimirse en la amargura, en la decepción o desconsuelo. La traición es un elemento pocas veces previsto que únicamente deja espacio al deseo contrario, a la más magna tristeza. 

La traición existe desde tiempos inmemorables. Antes de que el ser humano fuese ser humano, antes de la denominación, antes de todo y antes de nada. Fue Judas Iscariote quien dejaría marca frente a la deslealtad y sus consecuencias cuando besó a Jesucristo, iniciándose así en su Pasión, en el camino a su muerte y nuestra salvación. 

“Mientras todavía hablaba, vino Judas, uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo. Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, ese es; prendedle. Y en seguida se acercó a Jesús y dijo: ¡Salve, Maestro! Y le besó.” 

Justo entonces, aquellos fieles conocieron la deslealtad, y sin saber exactamente sobre ella supieron todos y cada uno de ellos que era benigna, dolorosa, fatal. 

Jesucristo también lo supo. El texto es nuestra primera fuente, primerísima, mas en los lienzos seriales de los diferentes artistas poseemos la simbiosis buscada: imagen creada sobre un texto que se presupone y se sobreentiende. 

La lealtad previa a la traición de Jesucristo es la primera piedra en el camino al Calvario, es la primera de las desconfianzas católicas y una representación viva de diversos pecados. Caravaggio, pintor religioso de oficio, se encargó de mostrar ante un extensísimo patio de butacas esta primitiva secuencia, esta principal traición, esta reafirmación de la premonición de Cristo.

ANÁLISIS FORMAL E ICONOGRÁFICO

El prendimiento de Cristo
El prendimiento de Cristo

Pensar en Caravaggio es pensar en la excelencia. 

Echándole un vistazo rápido a la obra citada puede intuirse el desarrollo del comentario. Al leer sobre Merisi obtenemos un popurrí de términos que únicamente se entienden cuando nos encontramos frente a frente con uno de sus lienzos. 

Caravaggio ejecutó esta obra entre los pigmentos aceitosos y los lienzos preparados de su taller, en uno de los momentos de más demandas asociadas al milanés. Pintor de ingente cantidad de apelaciones y de requerimientos, que aún así nunca llegó a decepcionar en sus obras finalizadas. 

Es una de sus obras de talante personal, que pintó con tranquilidad y amplitud entre tantos encargos pictóricos, como los reconocidos Martirio de San Mateo, Vocación de San Mateo o la inspiración relativa al mismo sujeto sacro. Obras que irían destinadas a la Capilla Contarelli de la iglesia de San Luis de los Franceses. 

Grandes capillas de importantes iglesias guardan los secretos de Caravaggio; escenas bíblicas o evangélicas que un mecenas o el propio papado se dignaba a costear. Pero lo que verdaderamente fascina a cualquiera de los espectadores es que hasta en su intimidad, el pintor encontró a Jesucristo. Envuelto en un ambiente claramente litúrgico, obviando sus conductas casi bárbaras, Caravaggio logró pintar -que es hablar- a Cristo en confianza. 

Tanto es así que el estudio del Arte sospecha de un autorretrato de Merisi en la figura que transporta la fuente lumínica. Figura que a su vez ha sido identificada con uno de los fieles de Jesús entre el pueblo. Podrían ser ambos. Podría ser una blasfemia de Caravaggio al representarse como partícipe en un momento tan importante para la vida del Señor, una coincidencia, un error.

Lo que nos queda claro es que no hay nada más caravaggista que llevar la luz al oscuro. 

Los tintes oscuros fundamentan el lienzo y le otorgan un carácter más privado dentro de lo público que fue tal prendimiento, que fue desarrollado entre las oraciones del salvador católico en el huerto de los olivos, en aquel remoto lugar llamado Getsemaní. 

De oraciones, de orar trata esta obra, nuestra obra de vida, la obra de Caravaggio. 

Entrando en asuntos técnicos o del terreno propiamente dicho artístico vamos a encontrar una composición tumultuosa, como si de un misterio se tratara, aunque no se resuma más que a un misterio esta pintura. 

En el punto óptico de fuga, Jesucristo recibe un beso de Judas Iscariote, beso que desencadena un conjunto de reacciones por parte de las personalidades anexas a esta obra y a dicho momento de la vida de Jesús. 

Los soldados romanos, en el caso de Caravaggio representados como parte de la caballería de un siglo muy posterior a la época del Prendimiento de Cristo, acuden con ansias a detener al ‘Rey de los judíos’, iniciándolo en su Pasión y en su más claro sufrimiento. 




A la derecha, un ente masculino huye alzando los brazos, como proclamando el crimen y el arresto de una persona a la que parece por la gesticulación y ruegos, aprecia. Y sí que realmente esta persona apreciaba a Jesucristo, pues se trata de uno de sus apóstoles más destacados, el apóstol Juan. 

Las figuras están representadas en tres cuartos, de cintura para arriba. Este dato resulta más que curioso cuando observamos el que para muchos es el detalle más importante y del que tanto hemos hablado en este comentario, las manos de Jesús dispuestas para la oración. 

Porque cuando nada nos queda a lo que recurrir, la oración siempre está abierta para nosotros. El ruego, la sumisión humana frente a la grandeza religiosa, la Fe.

En este lienzo más que la técnica, el tratamiento del soporte, el claroscuro de Caravaggio o el realismo presentado lo que importa es la función apelativa. El Beso de Judas es un pasaje que nos invita a la reflexión y que indiscretamente nos lleva a ella. 

Sin omitir estas propias características, será importante de cara al ejecutar un comentario artístico hablar del tratamiento de la urdimbre y la trama en los talleres italianos del siglo XVI y XVII respectivamente. Así como el claroscuro conseguido por Caravaggio e inspirador para la totalidad de posteriores. 

La Fe de Caravaggio en su intimidad presenta las preocupaciones y miedos humanos, así como cada particular soledad. En la oscuridad siempre ha estado la luz así como en la luz siempre ha residido la oscuridad. En las manos de Cristo está el secreto de la pintura de Caravaggio, de la esperanza oculta en una traición y viceversa. 

En sus manos, nuestro porvenir.

GALERÍA DE IMÁGENES

BIBLIOGRAFÍA

  • Carrillo Alday, S. (2010). El evangelio según San Mateo. Verbo Divino.
  • Gombrich, E. (2008). la Historia del arte. Per le Scuole superiori.
  • Phaidon Press. Graham-Dixon, A. (2023). Caravaggio.: Una vida sagrada y profana. Taurus.

CARAVAGGIO | VIDA Y OBRA

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