Vercingétorix arroja sus armas a los pies de Julio César

Ficha técnica

Título: Vercingétorix arroja sus armas a los pies de Julio César
Autor: Lionel Royer
Cronología: 1899
Estilo: Pintura de Historia
Materiales: Óleo sobre lienzo
Ubicación: Musée Crozatier. Puy-en-Velay, Auvergne (Francia)
Dimensiones: 321×482 cm
Escrito por: Miriam Reyes Rodríguez.

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE VERCINGÉTORIX ARROJA SUS ARMAS A LOS PIES DE JULIO CÉSAR

CONTEXTO HISTÓRICO

Esta impresionante obra la podríamos enmarcar dentro de lo que en pintura se conoce como Academicismo, corriente artística nacida en Francia en el siglo XIX.

Y dentro de ella, la Pintura de Historia será su manifestación más prestigiosa.

Detrás de este tipo de pintura hay una clara finalidad didáctica, ideológica y propagandística, cosa que encaja perfectamente con los ideales de la época: el patriotismo y el heroísmo.

Los protagonistas

¿Quién no conoce a Julio Cesar?

Quizá uno de los gobernantes de la Antigua Roma más famosos, con permiso del gran Augusto. Y no. No fue emperador. Cada vez que alguien dice eso, muere un gatito. 

Busto de Julio César. Museo Arqueológico de Nápoles

Pero… ¿y si os pregunto por Vercingétorix?

Ese nombre es más desconocido, ¿verdad? Pues este señor fue, nada más y nada menos, que un líder galo que trajo de cabeza a Julio Cesar durante la Guerra de las Galias, que tuvo lugar entre los años 58-52 a.C.

Estatua de Vercingétorix en Alise-Sainte-Reine, Borgoña (Francia)

Presentados a los protagonistas, vamos a conocer qué ocurrió durante esa interminable guerra.

La guerra de las Galias

Corría el año 59 a.C. César era cónsul y había demostrado con creces su valía. No sólo era muy popular entre el pueblo, sino que había demostrado que era un administrador muy competente, ya que había sido propretor en Hispania. Julio lo tenía todo. Aunque sólo le faltaba una cosa, quizá la más importante: una gran victoria militar.

Con este objetivo claro, logró convertirse en gobernador de la Galia Cisalpina, territorio que englobaba las actuales Francia, Bélgica, parte de Suiza, el norte de Italia, parte de Alemania y los Países Bajos. Hasta allí se fue César con cuatro legiones y la idea de anexionar el territorio para la Madre Roma.

Durante varios años, Julio César fue sometiendo parte de los territorios, pero esta guerra no fue un paseo, sino un desafío bastante grande. Quizá, dentro de todas las batallas que se libraron en los años que duró la contienda (52-52 a.C.) sea la batalla de Alesia la más famosa. Y la que nos interesa.

Vercingétorix logró reunir a una gran cantidad de tribus galas para luchar contra el enemigo común y así poder expulsarlo de sus tierras. Pero César, que era muy listo y contaba con la confianza ciega de sus hombres, ideó un plan maestro que lo llevaría a la victoria total.

Los galos estaban recluidos en la fortaleza de Alesia dispuestos a llegar hasta el final, al preciso que fuese.

César, con la intención de cercarlos y anularlos, reagrupó a sus tropas en torno a la fortaleza y les mandó construir dos líneas de fortificaciones a su alrededor. Esta fortificación tenía unos 25 kilómetros y se protegía por dos fosos, uno de ellos lleno de agua.

Además de esto, el ejército romano creó una zona con trampas repleta de estacas clavadas en el suelo, con puntas tan afiladas que atravesaban un cuerpo humano fácilmente y, para asegurarse de no sufrir ataque alguno mientras sitiaban la ciudad, colocaron púas metálicas por los arbustos.

Por último, un cerco impenetrable que aseguraba la defensa de unos 21 kilómetros para proteger la retaguardia, por si el resto de tribus galas acudían en auxilio de sus compatriotas. Tras un cerco bastante duro, César y sus hombres derrotaron a las tribus acuarteladas en Alesia y también a los ejércitos galos que acudieron en su ayuda. 

Todo terminó con los galos masacrados y su líder, Vercingétorix, deponiendo las armas. Vercingétorix acabó preso en la peor cárcel de Roma. Se trata de la Carcer Mamertina, llamada así en época medieval, aunque en época romana se conocía como Carcer Tullianum. Hoy se encuentra debajo de la iglesia de San Giuseppe dei Falegnami, en Roma.

Esta cárcel, construida hacia el siglo VII a.C. en la zona del Capitolio, era la cárcel de máxima seguridad destinada a los enemigos de Roma. En ella, esperaban su ejecución.

Según cuentan las fuentes, era un lugar terrible, no sólo por los tremendos castigos que allí se infringían, sino porque, además, era oscuro, repugnante y pestilente. Palabras salidas de la pluma de Salustio. La única entrada era una agujero situado en el suelo, por el que se arrojaba al preso hasta que era sacado de allí para afrontar su triste final.

ANÁLISIS FORMAL E ICONOGRÁFICO

Esta obra, realizada por Lionel Royer, une un episodio contemporáneo (de época del autor) con este momento de la Antigüedad. Cuando Lionel la pintó, habían pasado treinta años de la guerra franco-prusiana, en la que Francia salió derrotada. Por ello, escogió este tema, para dignificar al pueblo francés. Lionel conocía de primera mano lo sucedido en la contienda de 1870, pues se ofreció como voluntario para participar en ella y quedó bastante afectado por el conflicto.

Vercingétorix arroja sus armas a los pies de Julio César
Vercingétorix arroja sus armas a los pies de Julio César

Así, el vencido se convierte en el protagonista de la obra, casi en vencedor, frente al ganador real, que lo observa desde una posición más baja.

La fuente principal para conocer estas guerras de época romana es el texto que salió de las manos del propio Julio Cesar, La guerra de las Galias, texto que seguro os sonará si habéis estudiado latín. Hay que tener en cuenta que no es una fuente imparcial, pues quien narra los hechos es el vencedor y lo hizo para ensalzar el poderío del ejército romano. Por ello, muestra al enemigo feroz, casi indestructible, para que así la victoria romana sea aún más heroica.

Lionel parece que encontró la fuente de inspiración en dos partes: en el texto de Dion Casio que alude a este episodio y en una ilustración publicada  en Historia Popular de Francia desde los primeros tiempos hasta nuestros días.

“Vercingétorix podría haber escapado, pero esperando obtener el perdón, fue a buscarlo: de repente apareció ante César, que estaba sentado en una plataforma, causando confusión entre algunos.”

Dion Casio, Historia Romana

Todo gira en torno a Vercingétorix. El líder galo se muestra imponente, ocupando toda la zona izquierda de la composición. Sobre su brillante caballo blanco, erguido y orgulloso, arroja sus armas a los pies de un Julio César, que lo contempla desde su trono sin mucho interés. 

Vercingétorix arroja sus armas a los pies de Julio César
Vercingétorix

La resistencia y heroicidad de los galos son el verdadero protagonista de la obra, como podemos observar al ver como uno de ellos se ubica en el primer término de la derecha, arrodillado, con sus manos atadas a la espalda, pero mirando con orgullo a su líder.

Así, la resistencia gala se convierte en protagonista absoluta, mientras que los vencedores quedan en un segundo plano. 

César es el único romano que destaca, ya que no sólo es su líder, sino también la antítesis de Vercingétorix. Sentado en su trono, elevado sobre una plataforma, y vestido de rojo, parece estar situado en un nivel inferior al derrotado. Tras él, sus hombres de confianza y algunas de las insignias de las legiones. El resto de legionarios se pierden entre el humo, símbolo de la recién finalizada batalla. Tras ellos, y aún con signos de estar ardiendo, se ve Alesia.

Vercingétorix arroja sus armas a los pies de Julio César
César

No sólo vemos las armas del jefe galo, que son las que están justo a los pies de César, sino todas las ramas de las tribus, amontonadas junto a ese galo apresado.

Por último, para diferenciar entre galos y romanos, Lionel usa la estética que parece ser tendrían estas tribus en la época, o por lo menos la idea que de ellas nos han llegado: cabellos lego y bigote. Aunque también es cierto que se toma ciertas licencias, como suele ocurrir en este tipo de temas.

Vercingétorix arroja sus armas a los pies de Julio César
Galo apresado junto a las armas despuestas de sus compañeros

La composición gira toda en torno a Vercingétorix y César, a esa oposición entre ambos líderes. Por ello son los que ocupan un mayor espacio en el lienzo. También el color tiene su significado. En Vercingétorix destaca el blanco de su caballo, sinónimo del alma pura y heroica del pueblo galo; por otro lado, tenemos a Julio, que lleva una túnica roja, clara alusión a la sangre que ha derramado de forma cruel.

Lionel Royer (1852-1926) fue un pintor francés especializado en la pintura de temas mitológicos e históricos. Se formó con los artistas más importantes del momento, como son Alexandre Cabanel y William Adolphe Bouguereau, de quienes podemos ver su influencia en la obra de Lionel.

Esta obra se ha convertido en icono de Francia y no hay libro de Historia que no ilustre.

BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA

BAZÁN DE HUERTAS, MOISÉS; “Arte Neoclásico y del siglo XIX en España”. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Extremadura. Curso 2009/2010.

BEAD, MARY; “Doce Césares. La representación del poder desde el mundo antiguo hasta la actualidad”. Crítica, 2021.

MARQUÉS, NÉSTOR F.; “Fakes News de la Antigua Roma. Engaños, propaganda y mentiras de hace 2000 años”. Espasa. 2019.

HISTORIA NATIONAL GEOGRAPHIC.

https://historia.nationalgeographic.com.es

MUSÉE CROZATIER.

https://musse.patrimoine.lepuyenvelay.fr




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