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Escultura

Eros y Psique

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE EROS Y PSIQUE

CONTEXTO HISTÓRICO

La obra “Eros y Psique” de Antonio Canova fue realizada entre 1787 y 1793 en pleno auge del Neoclasicismo, un movimiento artístico que surgió como respuesta al exceso decorativo y a la superficialidad del rococó. Este movimiento retomó los ideales de la Antigüedad clásica, tanto en el arte como en la arquitectura, enfocándose en la simplicidad, la simetría y el orden.

Inspirado por el descubrimiento de las ruinas de Pompeya y Herculano a mediados del siglo XVIII, el Neoclasicismo se desarrolló en un contexto en el que Europa buscaba renovar su interés por los valores morales y las virtudes de la antigüedad grecorromana, en una época de grandes cambios sociales y políticos como la Revolución Francesa.

En este contexto, las obras mitológicas como “Eros y Psique” ganaron relevancia porque se consideraban representaciones de ideales morales universales.

El mito de Eros y Psique, que simboliza el amor y el alma, fue muy popular entre los artistas de la época, ya que ofrecía una rica carga emocional y simbólica que reflejaba los valores del Neoclasicismo: la lucha, la redención y la superación a través del amor verdadero. Canova, como el principal escultor de este periodo, utilizó su talento para capturar estos valores a través de la serenidad, el equilibrio y la perfección técnica en su obra.

BREVE BIOGRAFÍA DEL ARTISTA

Antonio Canova nació el 1 de noviembre de 1757 en Possagno, un pequeño pueblo del Véneto, Italia. Procedente de una familia modesta, su padre era cantero, lo que le permitió a Cánova un temprano acercamiento a la escultura. A la edad de 9 años, tras la muerte de sus padres, fue llevado a vivir con su abuelo, quien también era escultor y lo ayudó a desarrollar sus habilidades artísticas desde una edad temprana.

A los 16 años, Canova se trasladó a Venecia, donde empezó a recibir encargos importantes y a consolidarse como un escultor prodigioso. En 1779, viajó a Roma, el centro artístico de la época, donde estudió la obra de grandes maestros como Miguel Ángel y Bernini, pero también se dejó influenciar por las esculturas clásicas que admiró en los museos romanos.

Rápidamente, Canova se destacó por su habilidad para esculpir mármol con una perfección técnica casi inigualable, logrando suavidad en las superficies y una pureza de forma que caracterizaría todo su trabajo.

Cánova se convirtió en el escultor más prestigioso de su tiempo, realizando encargos para papas, monarcas y aristócratas de toda Europa. Fue un hombre de gran reputación y respetado por su ética de trabajo y su dedicación al arte. Su producción incluye grandes obras como “Las Tres Gracias”, “Perseo con la cabeza de Medusa”, “Venus Victrix” y la propia “Eros y Psique”, que lo consagraron como el máximo exponente del Neoclasicismo.

Canova murió en 1822 en Venecia, dejando un legado monumental y consolidando su lugar en la historia del arte como uno de los grandes escultores clásicos modernos.

ANÁLISIS FORMAL

Eros y Psique

Eros y Psique” es una escultura de mármol de Carrara que se destaca por la extraordinaria calidad técnica de su ejecución. Las figuras de Eros y Psique se entrelazan en una composición dinámica pero equilibrada, formando un triángulo que aporta estabilidad a la escena.

Las líneas diagonales que se crean por la disposición de los brazos extendidos de las figuras, junto con las alas de Eros, ayudan a dirigir la mirada del espectador hacia el centro de la acción: el tierno beso que Eros está a punto de darle a Psique.

La textura suave y la pulcritud de los detalles en el mármol reflejan la maestría de Canova en el manejo de la piedra. Tanto los pliegues de las telas como las alas delicadamente trabajadas de Eros tienen una calidad casi etérea, creando un contraste entre lo sólido del mármol y la ligereza aparente de las formas. Canova también juega con la luz, utilizando las superficies pulidas para captar y reflejar la luz de manera que acentúa las curvas de los cuerpos y los detalles de las expresiones faciales.

Formalmente, la obra representa el ideal neoclásico de belleza: simetría, proporción y equilibrio. A pesar de la sensualidad del tema, Cánova evita cualquier exageración o exceso emocional, creando una sensación de serenidad y armonía que es característica del estilo neoclásico.

ANÁLISIS ICONOGRÁFICO

El mito de Eros (Cupido) y Psique proviene de la novela “El asno de oro” de Apuleyo, una de las historias de amor más emblemáticas de la mitología clásica. Psique, una mortal de extraordinaria belleza, fue amada por Eros, el dios del amor.

Sin embargo, debido a un malentendido, Psique fue condenada a una serie de pruebas, la última de las cuales la llevó a abrir una caja que contenía un sueño mortal. Eros, desesperado por salvar a su amada, la encuentra desmayada y la revive con un beso, momento que Canova decide inmortalizar en su obra.

El mito simboliza la unión entre el amor divino y el alma humana (Psique significa “alma” en griego), representando así la inmortalidad del amor y la superación de las dificultades. Cánova captura esta unión espiritual y física en un momento de gran tensión emocional, pero lo hace con una delicadeza que refleja la perfección idealizada de las emociones humanas en el Neoclasicismo.

El contacto físico entre las figuras es suave, sin excesos. Las alas de Eros destacan su divinidad, mientras que Psique es representada como una figura mortal idealizada, reforzando la tensión entre lo humano y lo divino. El hecho de que Psique esté a punto de ser revivida con un beso otorga a la obra una simbología de renacimiento y transformación, temas recurrentes en el arte neoclásico.




CURIOSIDADES

  • Diferentes versiones: Aunque la versión más famosa de “Eros y Psique” está en el Museo del Louvre, Canova realizó varias versiones de esta obra, una de las cuales se encuentra en el Museo Hermitage de San Petersburgo. Estas versiones fueron encargadas por distintas familias aristocráticas europeas.
  • Dificultades técnicas: La escultura fue realizada en mármol de Carrara, un material famoso por su dureza pero también por su capacidad para reflejar la luz de manera suave. Canova se enfrentó al desafío de crear figuras extremadamente delicadas, como las alas de Eros, que parecieran ligeras y etéreas a pesar de estar esculpidas en un material tan sólido.
  • Simbolismo oculto: Aunque en esta versión Canova no lo incluyó, en otras representaciones del mito, Psique está asociada con la mariposa, que en la mitología simboliza el alma y la transformación. Algunas versiones artísticas del mito muestran a Psique con alas de mariposa, subrayando su transformación de mortal a inmortal.
  • Testimonio de la perfección técnica: Los contemporáneos de Canova elogiaron la habilidad del escultor para esculpir el mármol como si fuera carne humana. Algunos visitantes del taller de Canova comentaban que sus esculturas parecían estar a punto de cobrar vida, un rasgo que sigue impresionando a los espectadores actuales.
  • Canova y Napoleón: Canova fue invitado por Napoleón Bonaparte a esculpir un busto del emperador, lo que consolidó aún más su fama internacional. Napoleón también encargó otras obras importantes, entre ellas la “Venus Victrix”.

CONCLUSIÓN

Eros y Psique” de Antonio Canova es una obra maestra del Neoclasicismo que captura el ideal clásico de belleza, equilibrio y serenidad. A través de su refinada técnica, Canova logró dotar de vida al mármol, creando una representación sublime del mito griego que simboliza el poder del amor para trascender las dificultades y alcanzar la inmortalidad.

El juego de luces y sombras, la fluidez en los cuerpos y la carga emocional contenida reflejan a la perfección los valores neoclásicos, en los que la armonía y la razón prevalecen sobre los excesos de emoción.

La obra no solo es un testimonio de la habilidad técnica sin igual de Cánova, sino que también destaca por su capacidad para transmitir los complejos significados del mito de Eros y Psique, transformando una historia de amor y redención en una lección de virtudes morales. A través de la delicadeza en la interacción entre las dos figuras, Canova logra conectar lo humano y lo divino, representando la unión entre el alma y el amor.

El legado de esta escultura sigue vivo hoy, siendo uno de los grandes hitos del arte europeo, y una referencia indiscutible de cómo el Neoclasicismo retomó las formas y los ideales de la Antigüedad, pero con un enfoque renovado y moderno. “Eros y Psique” es un recordatorio de la capacidad del arte para capturar lo eterno y lo bello, incluso en los momentos más íntimos y trascendentales de la mitología.

BIBLIOGRAFÍA

  • Barasch, Moshe. Modern Theories of Art, 1: From Winckelmann to Baudelaire. NYU Press, 1990.
  • Honour, Hugh. Neoclassicism. Penguin Books, 1968.
  • Bober, Phyllis Pray, y Rubenstein, Ruth. Renaissance Artists and Antique Sculpture: A Handbook of Sources. Harvey Miller, 2010.
  • Viola, Lynne. The Art of Antonio Canova. Phaidon Press, 1976.
  • Williams, David. The Sculptures of Antonio Canova in European Collections. Cambridge University Press, 1994.

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Pintura

The signal

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE THE SIGNAL

ANÁLISIS FORMAL E ICONOGRÁFICO

“Ni la ausencia ni el tiempo son nada cuando se ama”

Alfred de Musset

Nos hallamos ante uno de los cuadros más notorios del distinguido pintor John William Godward (Wilton Grove, Wimbeldon, Londres, 9/8/1861-Fulham Road, Londres, 13/12/1922).

Se trata de una obra ejecutada en formato vertical en la que se desarrolla una escena de exterior, concretamente, en un espacio ajardinado con paisaje al fondo; y dividida en dos planos compositivos bien diferenciados.

En el primero, observamos una balaustrada de mármol veteado, decorada con mampostería abierta, sobre la que está una hermosa joven. La dama se halla sentada, cruzando sus tobillos y apoyando su mano izquierda en la balaustrada para mantener la postura y estar más cómoda; y mirando, anhelante, un punto en el horizonte como si buscara o esperara algo, pues con su mano derecha hace visera para ver mejor.

En lo que respecta a la indumentaria, la doncella viste una vaporosa y semitransparente túnica drapeada de seda, que la leve brisa ondula; de manga corta fruncida con aperturas adornada con cuentas planas redondeadas; y escote cerrado que hace pico que realza su cuello.

Completan el atuendo una cinta doble lisa que entalla la túnica en los hombros y su cintura; una estola que cubre sus caderas, ornamentada con estampación vegetal y dos listas paralelas que encierran estrellas en el borde de la tela; las delicadas sandalias de cuero que calza; y el peinado: un moño bajo con raya al medio y flequillo abierto.

Como soberbio photocall, que enmarca magistralmente la figura femenina, tenemos el segundo plano que lo compone el espléndido jardín florido, que se entrevé a través de la mampostería abierta de la balaustrada; y el paisaje marítimo al fondo.

Es un cuadro de gran luminosidad, pues la escena plasmada es diurna y esto influirá en la gama cromática empleada, seleccionando el artista una paleta muy suave, donde predominan las gamas frías como los azules; blancos; verdes; marrones; o negros; rota con la aparición de tonos rosáceos; rojos y amarillos dorados intensos.

Visión general del cuadro

Temáticamente, representa, a juzgar por el gesto de la dama y el título del cuadro, el atemporal sentimiento del aislamiento y la espera de la señal del ser amado bajo la perspectiva de una escena de placentera cotidianeidad de un tiempo lejano que invita a ser contemplada con deleite. Una tipología temática por la que sería ampliamente conocido su autor: John William Godward.

Probable autorretrato de John William Godward en la obra Waiting for an Answer, 1889

Perteneciente a una clase adinerada, empezó su formación artística bastante tarde, ya que su familia no apoyó su carrera como pintor y le hicieron trabajar en la aseguradora familiar. Tuvo la ocasión de mostrar sus aptitudes artísticas cuando comenzó sus estudios de arquitectura con William Hoff Wonter, y entabló amistad con William Clarke Wonter, hijo del anterior, quien le adentró en el mundo artístico.

Hacia 1880 recibió clases en las escuelas de arte St John´s Wood y la Clapham. Gracias al apoyo del marchante de arte Thomas Mclean, que lo encumbró como artista, obtuvo grandes éxitos en sus exposiciones en la Royal Academy de Londres o el Salón de París y consiguió grandes ganancias con la venta de sus obras. Su decadencia como artista vino cuando las Vanguardias hicieron su irrupción, perdiéndose el interés por sus visiones grecorromanas. De hecho, dejó constancia de ello en su propia nota de suicidio: “El mundo no es bastante grande para mí y un Picasso”.

En lo relativo a su producción artística, casaba muy bien con el gusto victoriano por las escenas placenteras, y tenía un estilo donde mezclaba el Neoclásico el Prerrafaelismo o el Realismo, advirtiéndose esto en: 

-Del Prerrafaelismo toma prestado el uso de tonos de gran fuerza expresiva; y el empleo de un arquetipo de mujer: una belleza de cabello oscuro y de piel nacarada denominada como la rosa inglesa, una mujer pintada con una estudiada y cuidadísima pose a la que viste y peina al modo clásico.

-Del Realismo vislumbramos el detallismo minucioso y la riqueza con la que recrea las texturas y el drapeado de las telas; el veteado del mármol de la balaustrada y el óxido en las juntas; la hierba tras la mampostería; o la morbidez del cuerpo femenino, que se percibe gracias a las aperturas de la tela.

-Del Neoclasicismo la temática grecorromana, apreciándose la influencia de autores como Frederic Leighton o sir Lawrence Alma-Tadema, abanderado del movimiento Neo-pompeian. Godward, bajo esta temática, realizó un estudio profundo sobre arqueología, puesto que interpretó con gran detallismo y exactitud los interiores romanos; los atuendos o peinados. Aquí, lo vemos tímidamente esbozado en el paisaje, que recuerda a la zona costera de Italia y Grecia, y en la mampostería abierta de la balaustrada que se basa en modelos antiguos; pero lo elevará a la enésima potencia en la producción de obras realizadas en Italia a partir de 1911, donde encontrará inspiración tanto paisajística como de estatuaria en la zona de Villa Borghese en Roma.

-Como particularismo, se agrega el gusto de introducir elementos anacrónicos como la estola que cubre las caderas de la dama, ya que dicha prenda no era propia de la época griega, aunque sí es típico griego el dibujo vegetal que adorna la tela.

A modo de conclusión, decir que esta obra lleva la firma del pintor en la esquina inferior derecha.

BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA

-FOGG, Marnie, Moda, toda la historia, Barcelona, 2019.

-ARTHIVE, THE SIGNAL, JOHN WILLIAM GODWARD: https://arthive.com/es/artists/5816~John_William_Godward/works/373967~Seal (Consulta: 18/3/2024).

-ARTNET, JOHN WILLIAM GODWARD: http://www.artnet.com/artists/john-william-godward/biography (Consulta: 13/07/2021).

-ARTNET, JOHN WILLIAM GODWARD: http://www.artnet.com/artists/john-william-godward/biography (Consulta: 13/07/2021).

-ARTVEE, THE SIGNAL, JOHN WILLIAM GODWARD: https://artvee.com/dl/the-signal/ (Consulta, 18/3/2024).

-BLOG TRIANARTS, JOHN WILLIAM GODWARD: https://trianarts.com/john-william-godward-neoclasico-y-victoriano/#sthash.FcqnVhe3.dpbs (Consulta: 12/07/2021).

-CHRISTIE´S, JOHN WILLIAM GODWARD: https://www.christies.com/lot/lot-6329048 (Consulta: 13/07/2021).

-GALLERIX.RU, THE SIGNAL, JOHN WILLIAM GODWARD: https://es.gallerix.ru/storeroom/1339335200/N/3134959172/ (Consulta: 18/3/2024).

-GOOGLE ARTS AND CULTURE, JOHN WILLIAM GODWARD: https://artsandculture.google.com/entity/john-william-godward/m063pnz?categoryid=artist (Consulta: 12/07/2021).

-GOOGLE ARTS AND CULTURE, THE SIGNAL, JOHN WILLIAM GODWARD: https://artsandculture.google.com/asset/the-signal-john-william-godward/BgH4swoFvF1wQQ (Consulta: 18/3/2024).

-MUSEO PAUL GETTY, LOS ÁNGELES, JOHN WILLIAM GODWARD: https://www.getty.edu/art/collection/artists/608/john-william-godward-british-1861-1922/ (Consulta: 12/07/2021).

-MUSEO PAUL GETTY, LOS ÁNGELES, THE SIGNAL, JOHN WILLIAM GODWARD: https://www.getty.edu/art/collection/object/103RFJ (Consulta: 18/3/2024).

-SOTHEBY´S, JOHN WILLIAM GODWARD: https://www.sothebys.com/en/artists/john-william-godward (Consulta: 13/07/2021).

-TATE MODERN, LONDRES, JOHN WILLIAM GODWARD: https://www.tate.org.uk/art/artists/john-william-godward-3393 (Consulta: 12/07/2021).




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Pintura

Rivales inconscientes

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE RIVALES INCONSCIENTES

CONTEXTO HISTÓRICO

Rivales inconscientes” (1893), también conocida como Unconscious Rivals, es una de las obras más emblemáticas de Lawrence Alma-Tadema, pintor británico de origen neerlandés. Fue creada en la última década del siglo XIX, en un momento en el que la sociedad victoriana vivía una fascinación por el pasado clásico, especialmente por las civilizaciones romana y griega.

Este período estuvo marcado por el auge del imperialismo británico, la Revolución Industrial y un renovado interés por la antigüedad, que impregnaba no solo la academia, sino también las artes visuales, la literatura y la arqueología.

Las excavaciones arqueológicas de lugares como Pompeya, Herculano y otros sitios del Mediterráneo despertaron una obsesión por la cultura clásica que se reflejaba en las colecciones de arte y la arquitectura de la época. La antigua Roma y Grecia eran vistas como símbolos de sofisticación cultural y moralidad.

Este fervor arqueológico era especialmente popular entre la alta sociedad británica, la cual anhelaba emular las virtudes de estas civilizaciones. Alma-Tadema, conocido por su habilidad para recrear con fidelidad y detalle escenas de la vida romana, se convirtió en uno de los artistas predilectos de los coleccionistas de la época, cuyas obras adornaban las mansiones de la élite.

Al mismo tiempo, la sociedad victoriana era profundamente conservadora, y el arte clásico permitía a los artistas representar temas de belleza, sensualidad y erotismo bajo un manto de legitimidad histórica y moral. Alma-Tadema, con su enfoque en el pasado clásico, satisfacía este deseo por lo estéticamente bello y lo moralmente aceptable, al tiempo que ofrecía a su público una mirada al lujo y la sofisticación de la vida en la antigua Roma.

BIOGRAFÍA DEL ARTISTA

Sir Lawrence Alma-Tadema nació como Lourens Alma Tadema el 8 de enero de 1836 en Dronryp, un pequeño pueblo de los Países Bajos. Tras la muerte de su padre, su familia se trasladó a Leeuwarden, donde su madre, apasionada por el arte y la música, alentó a sus hijos a explorar el arte desde una edad temprana. Alma-Tadema ingresó a la Real Academia de Bellas Artes de Amberes en 1852, donde se formó en arte clásico y técnicas académicas. Inicialmente, su trabajo se centraba en temas medievales y germánicos, pero un viaje a Italia en 1863 cambió radicalmente su enfoque.

Durante su estancia en Italia, quedó profundamente impresionado por las ruinas romanas, los frescos y los mosaicos, lo que lo llevó a desarrollar una fascinación por la antigüedad clásica. A partir de este momento, su obra comenzó a reflejar escenas de la vida cotidiana en Roma, Grecia y Egipto, y su precisión arqueológica se convirtió en una de sus señas de identidad. Su éxito fue inmediato, y en 1870 se trasladó a Londres, donde desarrolló la mayor parte de su carrera.

Alma-Tadema fue nombrado caballero en 1899 por la Reina Victoria, y sus obras fueron altamente valoradas tanto en el Reino Unido como en el extranjero. Su atención al detalle, especialmente en la representación de la arquitectura, los materiales y la vida doméstica en el mundo antiguo, le otorgaron gran fama y reconocimiento.

Además de ser un pintor prolífico, fue un hombre de vasta cultura que se interesó profundamente en la arqueología, lo que se refleja en la exactitud con la que recreaba los entornos clásicos. Falleció en 1912, dejando un legado artístico que influyó no solo en la pintura, sino también en el cine de principios del siglo XX.

ANÁLISIS FORMAL

Rivales inconscientes
Rivales inconscientes

Rivales inconscientes” presenta una composición equilibrada y armoniosa, que es característica del estilo de Alma-Tadema. La escena se desarrolla en una terraza al aire libre, adornada con un exuberante arbusto de azaleas y detalles arquitectónicos que evocan una villa romana.

La estructura esférica de un techo abovedado de color rosado cálido enmarca la escena, creando un entorno cerrado que da una sensación de intimidad. El techo está decorado con frescos inspirados en motivos greco-romanos, lo que refuerza la autenticidad histórica de la escena.

Alma-Tadema organiza cuidadosamente la escena en una disposición horizontal, en la que las dos figuras femeninas están colocadas de manera que equilibran visualmente la obra.

A la izquierda, una estatua de mármol en forma de niño (posiblemente un cupido o un querubín) sostiene una rama de un arbusto florecido, mientras que a la derecha, un detalle escultórico de un torso clásico evoca la perfección física idealizada de las figuras de la antigüedad.

Las dos mujeres están situadas en el centro de la acción: una de ellas está sentada, mientras que la otra se apoya en la balaustrada, lo que genera un contraste entre una actitud introspectiva y una relajada.

La luz juega un papel crucial en la atmósfera de la pintura. La escena está iluminada por una luz suave y natural que parece ser la de una tarde soleada. Esta luz cálida acentúa los tonos dorados y rosados del techo abovedado, que contrastan con los verdes y grises de los vestidos de las mujeres.

El color de las azaleas, de un vibrante rosa, añade una nota de energía y vida a la composición, mientras que el mármol, con sus fríos tonos blancos y grises, da una sensación de permanencia y tranquilidad. El manejo de la luz también resalta la suavidad de los pliegues de las ropas y la textura delicada de las pieles de las figuras femeninas.

La textura en la obra es un componente fundamental. Alma-Tadema era conocido por su habilidad para reproducir el mármol de manera casi fotográfica. Aquí, las esculturas, las balaustradas y el pavimento de mármol están representados con tal precisión que uno casi puede sentir la frialdad y dureza de la piedra. Al mismo tiempo, las telas que visten las mujeres parecen fluir de manera natural, con pliegues delicados y ligeros, lo que crea un interesante contraste entre lo suave y lo duro.

ANÁLISIS ICONOGRÁFICO

El título de la obra, “Rivales inconscientes”, proporciona una clave importante para su interpretación. Las dos mujeres están sumidas en sus pensamientos, ajenas a la presencia de la otra, lo que sugiere que ambas están involucradas en una rivalidad amorosa de la cual no son conscientes.

El término “rivales” puede hacer alusión a que ambas mujeres compiten por el afecto de un hombre que no está presente en la escena, lo que genera una tensión psicológica que, aunque no es explícita, está implícita en la actitud pensativa y algo melancólica de las figuras.

Las dos mujeres representadas son un reflejo del ideal de belleza clásica que Alma-Tadema buscaba recrear en sus obras. La mujer sentada parece estar perdida en sus pensamientos, con una actitud reflexiva que podría indicar preocupación o tristeza.

Su mirada baja y su gesto pensativo contrastan con la postura relajada y algo altiva de la mujer que está de pie, quien parece más despreocupada y ajena a cualquier conflicto. Esta diferencia de actitud puede sugerir que la rivalidad entre ellas es asimétrica: mientras una parece consciente de sus emociones, la otra parece más indiferente.

La arquitectura y los elementos decorativos aluden claramente a una villa romana o griega. El uso del mármol, tanto en las esculturas como en los detalles arquitectónicos, es característico de Alma-Tadema, quien a menudo incluía elementos históricos para darle autenticidad a sus escenas. Las esculturas, en particular, añaden una capa simbólica a la obra.

La estatua del niño con las azaleas podría representar a Cupido, el dios del amor, lo que refuerza la temática romántica de la pintura. Los frescos en el techo abovedado, con su detallada ornamentación, evocan el lujo y la sofisticación de las clases altas de la antigua Roma, lo que sitúa a las figuras femeninas en un contexto de poder y estatus.

Las azaleas florecidas, situadas entre las dos mujeres, son un símbolo de belleza y fragilidad. Su color vibrante y su naturaleza efímera pueden interpretarse como una metáfora del amor y la juventud, que, al igual que las flores, son fugaces. Además, el hecho de que algunas flores caigan al suelo puede simbolizar la transitoriedad de la vida y las emociones, una idea recurrente en la obra de Alma-Tadema.




CURIOSIDADES

Alma-Tadema se destacaba por su meticulosa investigación de los detalles arquitectónicos y culturales de la antigüedad. Pasaba largas horas estudiando ruinas, artefactos y textos clásicos para asegurarse de que cada detalle en sus pinturas fuera históricamente preciso. Incluso coleccionaba piezas de mármol y otros objetos antiguos para estudiarlos en su taller. Este enfoque arqueológico le permitió crear escenas que no solo eran bellas, sino también auténticas recreaciones de la vida en la Roma antigua.

El estilo de Alma-Tadema y su representación meticulosa de la antigüedad clásica tuvieron un impacto significativo en la estética del cine épico de Hollywood. Películas como “Cleopatra” (1963) y “Ben-Hur” (1959), entre otras, adoptaron la grandiosidad arquitectónica y los detalles precisos que caracterizan la obra de Alma-Tadema. De hecho, sus pinturas fueron estudiadas por directores de arte y diseñadores de producción para recrear ambientes romanos y griegos con la misma precisión y lujo que él plasmaba en sus cuadros.

El título de la obra, “Rivales inconscientes”, sugiere un análisis sutil de la psicología femenina en la escena. Aunque no es un análisis obvio, el hecho de que ambas mujeres compitan por el afecto de un hombre, sin ser conscientes de ello, introduce un interesante juego de tensiones emocionales. Esta introspección psicológica es algo inusual en las pinturas de la época, lo que añade otra capa de complejidad a la obra.

CONCLUSIÓN

Rivales inconscientes” de Lawrence Alma-Tadema es una obra que encapsula la fascinación de la era victoriana por la antigüedad clásica, al tiempo que muestra la maestría técnica del artista en la representación de la luz, el mármol y las escenas cotidianas del mundo antiguo.

La pintura no solo es un testimonio de la habilidad del pintor para evocar la Roma clásica con un realismo casi fotográfico, sino que también explora temas universales como la rivalidad amorosa, la belleza y la transitoriedad de las emociones humanas.

A través de sus personajes femeninos, Alma-Tadema nos ofrece una narrativa silenciosa pero llena de tensiones emocionales, sugeridas por el contraste entre las actitudes y posturas de las dos mujeres. La inclusión de elementos arquitectónicos y decorativos auténticos, como las esculturas y frescos, refuerza la sensación de que estamos presenciando un momento íntimo dentro de un entorno fastuoso que evoca una Roma idealizada.

Alma-Tadema logró fusionar historia, arqueología, arte y psicología en una sola obra, convirtiendo esta escena aparentemente tranquila en una reflexión más profunda sobre la vida, el amor y las complejidades de las relaciones humanas.

A través de su atención al detalle y su capacidad para representar la luz y el espacio de manera casi mágica, “Rivales inconscientes” continúa siendo una de las obras más admiradas del artista y un claro ejemplo del poder del arte para transportarnos a otros tiempos y lugares.

GALERÍA DE IMÁGENES

BIBLIOGRAFÍA

  • Barringer, T. J. Reading the Past: British Art and the Classical Tradition. Yale University Press, 1999.
  • Swanson, Vern G. The Biography and Catalogue Raisonné of the Paintings of Sir Lawrence Alma-Tadema. Garton & Co, 1990.
  • Maas, Jeremy, et al. Victorian Painters. Antique Collectors’ Club, 1987.
  • Prettejohn, Elizabeth. Lawrence Alma-Tadema. Phaidon Press, 2001.
  • Trippi, Peter J. Sir Lawrence Alma-Tadema. Harry N. Abrams, 2001.

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Beatriz negando el saludo a Dante

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE BEATRIZ NEGANDO EL SALUDO A DANTE

ANÁLISIS FORMAL

Nos hallamos ante la obra más importante y famosa del pintor y diseñador de vidrieras británico Henry George Alexander Holiday (Londres 17/6/1839-15/4/1927), más conocido como Henry Holiday.

Se trata de un cuadro en formato horizontal dividido en tres planos: en el primero, observamos la figura de un hombre que mira a un grupo de mujeres, en el segundo, que caminan por la calle aproximándose hacia él. El tercer plano, lo constituye la gran estructura arquitectónica que se aprecia en el horizonte y que delimita el entorno urbano de la campiña, que se puede atisbar al fondo. Además, tan señera edificación que actúa como telón, enmarca la escena que se desarrolla en el primer y segundo plano.

El escenario escogido por el artista para plasmar el tema pictórico no es otro que Florencia, más concretamente, Florencia en la Edad Media, siendo las pistas que nos dan el cómputo cronológico la tipología de indumentaria y la recreación de las edificaciones en el período medieval. La cuna del Renacimiento es reconocible por el imponente Ponte Vecchio, aquí, en construcción; el ponte Santa Trintià, lugar donde se yergue la efigie masculina y el Lungarno, vía del lado norte del Arno que une ambos puentes y que se aprecia tras el trío femenino.

Compositivamente, el pintor británico emplea una marcada línea oblicua para distribuir, dentro del lienzo, tanto a personajes como las construcciones en torno al río. Dicha línea, ayuda a centrar la atención del espectador en los personajes principales, para, posteriormente, dirigir su mirada, escalonadamente, por el resto de elementos de la obra, es decir, los transeúntes que se encuentran en la vía, ya sea paseando o sentados, las palomas que están a los pies de las damas, añadidas posterior por J. T. Nettleship, y las edificaciones.

Es una obra muy luminosa dada la paleta de colores utilizada. Ubica la acción de día, contemplándose un cielo de tonalidad azul claro, del cual se ven algunos retazos al hallarse ocultos por los claros de nubes que oscurecen la luz solar. Esa luminosidad se refuerza por los colores anaranjados, amarillos crema y verdes pastel empelados tanto en el pavimento como en las casas y tiendas que circundan los puentes, contrastando con los tonos grisáceos del murete del puente y otras construcciones.

La gama cromática más vibrante y brillante la deja para las vestimentas de los cuatro personajes: el masculino va ataviado con tonalidades oscuras de rojo, blanco y verde, asemejando los colores de la bandera italiana; mientras que para las mujeres, usa una gama que va del rojo intenso del vestido de la dama que gira su cabeza, el blanco y dorado del atuendo de la mujer que mira al frente y el azul tornasolado y marrón de la doncella que camina más rezagada.

ANÁLISIS ICONOGRÁFICO

Beatriz negando el saludo a Dante
Beatriz negando el saludo a Dante

“Yo, Beatriz, soy quien te hace caminar; vengo del sitio al que volver deseo; amor me mueve, amor me lleva a hablarte. Cuando vuelva a presencia de mi Dueño le hablaré bien de ti frecuentemente”.

La divina comedia, Dante Alighieri

El tema que representa Holiday es una anécdota social: un desaire provocado por un malentendido. Los protagonistas del episodio no son otros que el poeta florentino Dante Aligheri y su sempiterna musa: la noble Beatrice Portinari.

Este hecho fue recogido en “La Vita Nuova”, obra donde Aligheri relata su profundo y místico amor por Beatrice, el cual comenzaría a gestarse cuando se conocen con nueve años en la casa de los Portinari y que continuaría estando casados ambos: Dante en 1285 y Beatrice en 1287 y tras la muerte de ella en 1290, dando lugar a la creación de la obra citada: un compendio de poemas y escritos del diario de amor cortés del poeta. El motivo que induce el desaire se debe a que Dante tiene que ocultar su amor por su musa, fingiendo ser un mujeriego. Rumor que llega a oídos de Beatrice.

El asunto es recreado mediante un magistral juego de miradas y gestos. La tríada femenina viene caminando por el Lungarno aproximándose hacia el poeta. El grupo se encabeza por una Beatrice vestida de blanco y dorado, posicionada más avanzada que las otras dos que remarca su condición de mujer de mayor rango. Al llegar a la altura de Dante, fija su mirada al frente, simulando no verle y negándole su saludo.

El poeta, de perfil y admirando a su amada, realiza un gesto doliente, llevándose la mano izquierda a la altura del corazón mientras que se sujeta al murete del puente con la derecha. La mujer ataviada de rojo, es una amiga íntima de Beatrice: Monna Vanna, la cual dirige su mirada de tono casi despectivo hacia Dante, apoyando a su amiga.

De hecho, reafirma su postura al estrechar con su mano izquierda el hombro de Beatrice, infundiéndole ánimos. La última mujer, que porta un vestido azul tornasolado con mangas marrones y la más rezagada, es una sirvienta que ejerce de perfecta carabina y muda espectadora ante la escena que se despliega ante sus ojos.

Esta obra maestra del artista británico es un clarísimo ejemplo de Arte Prerrafaelista, estilo que tuvo muchísima importancia en la Inglaterra victoriana, debido a que, en 1848, sus miembros fundadores: John Everett Millais, Holman Hunt, Dante Gabriel Rossetti, Thomas Woolner, Frederic George Stephens, James Collinson y William Micheal Rossetti, apoyados por el crítico John Ruskin, removieron los cimientos del arte inglés preestablecido, regresando a la pureza y sinceridad espiritual del arte del Quattrocento y medieval, rechazando el Renacimiento encarnado por Rafael Sanzio.

Holiday, formado en la Royal Academy de Londres entre 1855-58, se adscribió al estilo tras entrar en contacto, en 1860, con el círculo de la segunda generación prerrafaelita liderada por Rossetti, Edward Burne-Jones de quienes recibe fuertes influencias, y William Morris (padre de las Arts and Crafts).

Las características definitorias del estilo: exacerbado detallismo; falta de perspectiva; homogeneidad lumínica; gusto por el colorido y uso del fondo blanco húmedo a modo de imprimación; bellezas femeninas prerrafaelistas icónicas como modelos reconocibles y la recreación de un tema literario, dentro de la variada amalgama temática; las apreciamos plasmadas a la perfección en la composición:

-El detallismo: vemos patente ese afán de pintar cada centímetro cuadrado del lienzo y la fidelidad microscópica con la que ha reproducido el marco urbano, fruto de influencia de Burne-Jones. Para ello, Holiday viaja por segunda vez a Italia en 1881 donde realiza labores de documentación, descubriendo que: el Lungarno estaba pavimentado en ladrillo visto; el Ponte Vecchio había sufrido una inundación en 1235 que casi lo destruye y que entre 1285-90 estaba en construcción; y había tiendas alrededor de los puentes a finales del XIII. También el detallismo lo observamos en las vestimentas de los personajes: Dante, Beatrice y su sirvienta visten a la moda medieval mientras que la indumentaria de Monna Vanna pertenece al ámbito de la antigüedad.

-Aunque los prerrafaelitas prescindían de la perspectiva, Holiday sí que la consigue gracias a la línea oblicua del puente, cuyo punto de fuga se encuentra en la torreta de acceso al Ponte Vecchio, que ordena los planos y guía el ojo del espectador entre todos los elementos de la obra.

­-Dando la sensación de estar ante una fotografía y no una pintura, el artista recrea esa homogeneidad lumínica mediante los contrastes entre el color y la luz y lo vemos, brillantemente, plasmado en la composición de los claros de nubes del cielo y el agua.

-El colorido responde a ese gusto victoriano por los tonos vivos y ricos y al uso de los novedosos colores sintéticos como los verdes esmeralda, púrpuras o amarillos cadmio. En la gama cromática empleada por el artista, se aprecian las tonalidades más suaves de las edificaciones que contrastan con la fuerza vibrante de los colores de las indumentarias. La intensidad y luminosidad de la paleta viene resaltada por el uso de la técnica de imprimación del fondo blanco húmedo, que consistía en aplicar el color sobre la capa blanca de imprimación húmeda, potenciándolos.

-Siguiendo la tónica prerrafaelita de coger a mujeres mundanas como modelos, que aportaban la riqueza de la irregularidad corpórea, Holiday escogió a: Eleanor Butcher, que puso rostro a Beatrice; Milly Hughes, cuya cara es la de Monna Vanna; y Kitty Lushington, que modeló para la sirvienta.

-En cuanto a la temática, muy variada y novedosa, compartiendo incluso postulados temáticos con los estilos artísticos del Medievalismo y Los Nazarenos alemanes, Holiday seleccionó, dentro de tan amplia amalgama, la subtemática de la literatura, y en concreto, la representación de la obra del poeta florentino, influido por Rossetti.

OTROS DATOS DE INTERÉS

La pintura de Henry Holiday aparece referenciada en la tetralogía literaria de “El Infierno de Gabriel” del autor canadiense Sylvain Reynard, concretamente, en el primer tomo de la saga. Es más, es parte importante de la trama, debido a que el protagonista Gabriel, profesor universitario especialista en Dante Aligheri, compara a su amada Julianne, estudiante de postgrado, con la Beatrice del cuadro del pintor británico y, por ende, con la musa del florentino.

SIMBOLISMO DE LAS FLORES EN EL ARTE PRERRAFAELITA

BIBLIOGRAFÍA

  • BIRCHALL, Heather, Prerrafaelitas, Colonia, 2018.
  • FARTHING, Stephen, Arte, toda la historia, Barcelona, 2010.
  • LITTLE, Stephen, Ismos para entender el arte, Madrid, 2010.
  • REYNARD,  Sylvain: El Infierno de Gabriel, Barcelona, 2014.
  • VV.AA., Arte al detalle: Siglo XIX, Romanticismo, Realismo, Los Prerrafaelitas, Academicismo francés y Arte Japonés, Barcelona, 2009.

WEBGRAFÍA

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Pintura

Jacques y Berthe Lipchitz

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE JAQUES Y BERTHE LIPCHITZ

CONTEXTO HISTÓRICO ARTÍSTICO

Hablar de Amedeo Modigliani (1884-1920) no es moco de pavo. Personalmente, creo que es una de las vidas artísticas más interesantes del pasado siglo y eso que sólo vivió 35 tristes y penosos años. Pero, a veces, una personalidad como la suya hace que sean suficientes.

Mientras escribo estas líneas, Johnny Depp es noticia por presentar su segundo largometraje en el Festival de Cine de San Sebastián que relata 72 horas en la desenfrenada vida del pintor. Antes (2004), Andy García le dio vida en un film de Mick Davis y ‘Los amantes de Montparnase’ en 1958 está basada en el último año de vida del artista italiano. Y… libros, no te exagero, tienes a patadas. Quizá, uno de los mejores el que escribió el André Salmon, ‘La apasionada vida de Modigliani’. Y es que él bien le conoció.

Modigliani, Picasso y André Salmon frente al Café de la Rotonde, Paris. JEAN COCTEAU

Así que, como bien muestra el puñado de enlaces, la vida y obra de Amedeo tiene miga como para montar una cadena panadera. Llegó a Paris desde la Toscana en 1906 con 22 años, unos cuantos dibujos debajo del brazo y el consentimiento de una familia de comerciantes judíos que, todo hay que decirlo, le inculcaron el gusto por las artes desde «chequetito».

Dejadme que os diga que, en el mismo momento en el que este señor llega a la Ciudad de la Luz, Picasso daba los primeros trazos de sus ‘Señoritas de Avignon una de las obras clave en la Historia del Arte al ser la puerta al cubismo. Al mismo tiempo, Cézanne y Manet habían hecho lo propio con la puesta a punto de las que se convertirían en nuevas vanguardias.

Dicho esto, mucho intelectualismo pero, no nos engañemos, Paris era la fiesta. Pero la fiesta madre, además. Para cualquier artista era inspiración pero, a la vez, desenfreno. Control creativo y descontrol personal. Buscando, precisamente, esta jarana, Modligiani vivió en Montparnasse y en Montmartre. Pero el pobre mío no partía en igualdad de condiciones porque, desde muy pequeño fue un chaval enfermizo y llevaba a cuestas episodios de tuberculosis nada alentadores.

Aunque se lo bebió todo y fue digno party animal desde el inicio, en lo que a arte se refiere, prefirió caminar sólo y no adherirse a ningún movimiento clasificado. De nada le sirvió ser un rebelde: fracasó en vida estrepitosamente y cayó en el tormento tras ver cómo sus exposiciones (su primera muestra la clausuraron por escandalosa) o intentos de vender cuadros redundaron en una decepción total que le empujó, irremediablemente, a la autodestrucción. Otras voces afirman que fue él mismo quien se negó a vender su obra por considerar este comercio un envilecimiento del arte.

Jacques y Berthe Lipchitz
‘Alice’ (1918, óleo sobre lienzo) Galería Nacional de Dinamarca

A pesar de que este «ángel melancólico», «príncipe de los bohemios» o, simplemente, «Modi» cayera en picado; era descrito como ingenioso, encantador y apuesto. De cabello negro rizado, piel blanquísima y unos ojos negros penetrantes y hundidos.

“En París solo hay un hombre que sepa vestir, y es Modigliani”.

Pablo Picasso

ANÁLISIS FORMAL

Entre agua del misterio va y agua del misterio viene, pintaba cuadros (casi en exclusiva) basados en la figura humana. Y lo hacía bajo un mantra común que lo convierte en uno de esos pintores fácilmente reconocibles. Cuellos largos, ojos en forma de almendra y bocas diminutas. Y alrededor de eso, vidas, detalles, géneros, retratos y reivindicación de lo puro y primitivo como antesala del arte moderno.

Muy comprometido, también, en las artes escultóricas, Brancusi es su pastor. Siguiendo la tendencia del escultor rumano, el pintor llegó a afirmar que «lo que busco no es lo real ni irreal, sino más bien el inconsciente, el misterio de lo instintivo en la raza humana”.

‘Desnudo reclinado’ (1917) Metropolitan Museum of Art Nueva York

Como en el cuadro que nos ocupa, la inspiración la encontró en sus amigos y amantes. Y esos característicos rostros ovalados XL, se relacionan con las máscaras africanas que tanto admiraba el artista y de las que, por cierto, Picasso también bebió de lo lindo.

La repetición de este patrón hace que puedan parecer monótonos y aburridos, sin embargo como (casi) todo tiene una explicación: puede que nuestro Modi, judío e italiano, pretendía homogeneizar a toda aquella marabunta de nacionalidades y etnias que confluyeron en el París de la época.

Jacques y Berthe Lipchitz era un matrimonio amigo del pintor. Las dos figuras se nos presentan en una composición honesta capaz de mostrar el magnetismo de personalidades contrastantes. El escultor Lipchitz aparece con su esposa Berthe Kitrosser, una poeta rusa, en su apartamento de París que anteriormente había sido, precisamente, el hogar de Brancusi.

Jacques y Berthe Lipchitz

La pose está inspirada en su fotografía de boda y la elección de colores terrosos contrasta con el punto más iluminado en la escena que, casualmente, coincide con el rostro de Berthe. El fondo, inspirado en un interior arquitectónico abstracto sirve de contrapunto con dos caras que, a pesar de seguir las mismas líneas, presentan diferencias muy evidentes. Él tiene pequeños ojos, boca y nariz algo retorcida, ella presume de grandes ojos y labios y su elegante cuello. La propia posición de la pareja apoya el argumento de que Lipchitz está por encima de su mujer y su mano resulta protectora a la vez que dominante.

Dos días tardó en pintar el cuadro. En los días previos, hizo hasta una veintena de dibujos. No paraba de trazar líneas y, el propio Lipchitz afirmó después que Amedeo sólo se tomaba un respiro para darle un lingotazo a la botella de absenta. Sin embargo…

CURIOSIDADES

Al encargo de retrato por parte de Lipchitz, Amedeo contestó:

«Mi precio es de diez francos la sesión y un poco de alcohol, ya sabes».

Lipchitz se sintió incómodo al aceptar el cuadro por solo diez francos y se excusó para que Modigliani continuara trabajando en el retrato. «Sabes, a los escultores nos gusta más sustancia«. «Bueno», respondió el pintor, «si quieres que lo estropee, puedo continuar«. El retrato terminó prolongándose durante casi dos semanas y, a buen seguro, puede que sea el tiempo más largo que trabajó en una pintura.

Me tomo la licencia de terminar este análisis hablando de, la también pintora, Jeanne Hébuterne. Que, desde que se conocieron en 1917 vivía por y para él. A pesar de su alcoholismo, delirios, traumas y enfermedades.

Jeanne Hébuterne, 1914. Heritage Images / Getty

Modi termina muriendo a causa de su meningitis tuberculosa tras pasar varios días tumbado en el camastro de su estudio rodeado de botellas de vino y latas de sardinas. Jeanne está a su lado. Ese mismo día, la galería Devambez exhibe alrededor de 20 pinturas de Modigliani en la Place Saint-Augustin. Jeanne sigue a su lado.

Su funeral pasará a la historia por ser uno de los más impresionantes y los más importantes artistas siguen su féretro hasta el cementerio parisino de Père-Lachaise. Jeanne medita junto a su tumba.

Jacques y Berthe Lipchitz
Amedeo Modigliani y Jeanne Hébuterne.

Tres días después del óbito, y a punto de dar a luz al segundo hijo de la pareja. Quinto piso, la de su antigua habitación en casa de sus padres, y se lanza al vacío. Rue Amyot, 8 bis, distrito V de París. Tiene 21 años.

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Arquitectura

Erecteion

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE ERECTEION

ANÁLISIS FORMAL

La arquitectura presenta cuatro fachadas diferentes con pórticos de columnas y con la entrada principal situada hacia el este. En el pórtico este se encuentran seis elegantes columnas de orden jónico, igual que las cuatro columnas adosadas del pórtico oeste y seis (las cuales son cuatro en la vista frontal y las otras a los laterales) que sustentan el pórtico norte.

Sin embargo, en el pequeño pórtico sud, el fuste de seis columnas es sustituido por seis figuras femeninas (cariátides) de gran belleza y naturalismo, tanto en los rostros (muy deteriorados) como en los pliegos de los vestidos.

Las columnas sostienen en todos los casos un entablamento con arquitrabe de tres franjas y con el friso y la cornisa correspondientes. El santuario de Atenea tenía originariamente frontón y cubierta de dos aguas, mientras que el pórtico norte y el de las cariátides presentan una cubierta plana o con dintel.

La planta del templo se adapta al terreno y a la necesidad de respetar antiguos recintos de culto. El eje principal lo conforma un espacio rectangular creado por la unión del santuario de Atenea con el templo dedicado a Poseidón y Erecteo.

El santuario consta de un pórtico hexástilo y una cela interior con un altar; el templo de Poseidón y Erecteo consta de un vestíbulo que distribuye las dos celas destinadas al culto. El pórtico de este templo esta desplazado a la fachada lateral, al norte, por tal de respetar el lugar donde crecía el legendaria olivo de Atenea.

Finalmente, y perpendicular al pórtico norte, hay el pórtico presidido por las impresionantes cariátides, por lo cual se accede a una escalera que baja hasta la tumba de Cécrope, primer rey de la Ática.

ANÁLISIS ICONOGRÁFICO

Erecteion
Erecteion

Por una parte, refiriéndonos al entorno e integración urbanística podemos mencionar que esta edificación esta construida al lado norte del Partenón, sobre el lugar en el cual, según la leyenda, se encuentra la roca donde Poseidón hizo brotar una fuente de agua salada. El templo se adapta perfectamente al risco irregular de la Acrópolis de Atenas y se relaciona armónicamente con otros edificios.

Por otra parte, refiriéndonos a la función, el contenido y el significado de esta obra podemos mencionar que el Erecteion era un templo dedicado a Atenea, Poseidón, Cécrope y Erecteo, mítico rey ateneo de quien toma el nombre, considerado este último el fundador de las Panateneas, las festividades más importantes de Atenas, que se celebraban en honor de la diosa Atenea.

Según la mitología griega, Zeus promovió una competición divina para escoger al dios protector de la ciudad. Participaron Poseidón, que clavó su tridente en la roca y hizo brotar agua salada, y Atenea, que hizo nacer un olivo de entre las rocas. Cécrope, primer rey de la Ática, dio la victoria a la diosa, en honor de la cual la polis adoptó el nombre de Atenas.

Las figuras femeninas del pórtico sud reciben el nombre de cariátides, en memoria de las mujeres de Caria (en Asia Menor), cogidas como esclavas por los griegos que por haber ayudado a los persas durante las guerras médicas (499 – 449 a.C.), y guardan el lugar donde se encuentra la tumba de Cécrope.




OTROS DATOS DE INTERÉS

La arquitectura de la que hemos estado hablando sigue la tipología y la praxis constructiva típica de los templos griegos y es el máximo exponente de la arquitectura de orden jónico. Todo y eso, su particular morfología lo convierte en un edificio extremadamente singular en la arquitectura griega.

Las cariátides parece que se inspiraron en una columna coronada por un grupo de tres mujeres encontrada cerca del santuario de Delfos y atribuida al escultor ático Calímac en el siglo V a.C.

Numerosas estatuas, tanto de época romana como renacentistas y neoclásicas, han seguido el modelo de las cariátides del Erecteion.

VIDEO EXPLICATIVO DEL ERECTEION

BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA

-TRIADÓ TUR, J.R; PENDÁS GARCÍA, M.; TRIADÓ SUBIRANA, X.: Història de l’art. Barcelona, 2011.

-HERSEY, G.:The lost Meaning of Classical Architecture, Cambridge, Inglaterra, 1998.

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Pintura

El ángel de la muerte

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE EL ÁNGEL DE LA MUERTE

CONTEXTO HISTÓRICO

«El ángel de la muerte» fue pintado por Evelyn De Morgan (1855-1919), una artista británica del movimiento prerrafaelita, que desarrolló su carrera en la época victoriana tardía. La obra refleja la sensibilidad de una sociedad fascinada por la muerte, el misticismo y la espiritualidad, conceptos que prevalecían en el pensamiento del siglo XIX y principios del XX. En este período, el Reino Unido y Europa en general estaban marcados por profundos cambios sociales, políticos y culturales.

Durante la era victoriana, la muerte y el más allá eran temas de gran interés, en parte debido a la alta mortalidad infantil, las guerras, y la influencia de la religión cristiana en la vida cotidiana. Al mismo tiempo, el auge del espiritualismo —un movimiento que buscaba establecer contacto con los muertos— ganó popularidad entre la aristocracia y las clases medias. Este interés por el misticismo influyó en la creación de obras que exploraban el tránsito entre la vida y la muerte, y De Morgan no fue ajena a estos movimientos culturales.

Evelyn De Morgan, como otros prerrafaelitas, se oponía al arte académico y buscaba un retorno a la simplicidad, detalle y simbolismo característico del arte medieval. Sin embargo, a diferencia de muchos de sus contemporáneos masculinos, Evelyn se centraba en temas de fuerte contenido espiritual y filosófico, explorando la dualidad entre la vida terrenal y el plano espiritual, lo que es evidente en «El ángel de la muerte«.

BREVE BIOGRAFÍA DE LA ARTISTA

Evelyn De Morgan, nacida como Evelyn Pickering, fue una pintora que creció en una familia acomodada de intelectuales. Su tío materno, John Roddam Spencer Stanhope, fue un influyente pintor prerrafaelita que probablemente influyó en su decisión de convertirse en artista. Desde temprana edad, Evelyn mostró un gran interés por el arte, y pese a las restricciones sociales de la época sobre el papel de la mujer, fue una de las pocas artistas femeninas que logró ingresar a la Slade School of Fine Art en Londres, donde recibió una formación rigurosa.

De Morgan es conocida por su compromiso social y sus creencias espirituales. Se casó con William De Morgan, un ceramista y diseñador famoso por sus innovadoras obras de arte, y juntos compartieron su interés por la *teosofía y el pacifismo.

La influencia de estas creencias espirituales se percibe claramente en las obras de Evelyn, en las que aborda temas relacionados con la muerte, la vida después de la muerte y la liberación del espíritu. Su arte simbolista reflejaba la lucha entre lo material y lo inmaterial, y muchas de sus pinturas contienen figuras alegóricas y mitológicas.

A lo largo de su vida, Evelyn De Morgan luchó por los derechos de la mujer, y su arte, además de ser un reflejo de su mundo espiritual, también desafiaba las convenciones de la época victoriana. Pintó mujeres fuertes y decididas, en contraste con las representaciones más pasivas de las mujeres que prevalecían en el arte de su tiempo.

ANÁLISIS FORMAL

El ángel de la muerte

«El ángel de la muerte» es una obra que destaca por su simbolismo y el cuidado meticuloso de la técnica pictórica. El uso del color es fundamental para crear el ambiente místico que caracteriza a la escena. De Morgan utiliza una paleta sobria pero rica en contrastes: la figura del ángel está envuelta en tonos marrones y oscuros, que simbolizan la muerte y la conexión con el mundo terrenal, mientras que la mujer está vestida con una túnica roja, un color que puede representar la vida, la pasión y la resistencia, pero también el sacrificio.

La luz juega un papel clave en la composición. No hay una fuente de luz visible, pero la iluminación parece proceder del cielo, lo que subraya el carácter espiritual de la escena. La iluminación tenue y suave acentúa el momento íntimo entre la figura del ángel y la mujer, creando una atmósfera de quietud y solemnidad.

El fondo de la obra, con cipreses y montañas lejanas, no está detallado en exceso, lo que refuerza la atención en las dos figuras principales. Este tipo de simplificación en los paisajes es común en las obras prerrafaelitas, donde la naturaleza sirve como marco simbólico para la narrativa central.

El diseño compositivo de la obra también es fundamental para entender el mensaje que De Morgan transmite. El ángel y la mujer están estrechamente vinculados en una posición diagonal que dirige la mirada hacia la interacción entre sus rostros y manos. La guadaña que sostiene el ángel es el único elemento que sugiere la inminencia de la muerte, pero su rostro, aunque solemne, no parece ser el de una figura temible. Esto indica una representación de la muerte como algo inevitable, pero no necesariamente amenazante.

ANÁLISIS ICONOGRÁFICO

El ángel de la muerte es un símbolo ampliamente reconocido en muchas culturas y religiones. En la tradición cristiana, el ángel de la muerte suele estar asociado con el momento en que el alma se separa del cuerpo y es guiada al más allá. En la obra de De Morgan, el ángel es una figura sombría, pero no aterradora, lo que indica una visión más espiritual y pacífica de la muerte.

La mujer arrodillada ante el ángel parece aceptar su destino con calma. A diferencia de muchas representaciones artísticas en las que la muerte es resistida o temida, aquí hay una atmósfera de serenidad y aceptación. Este encuentro íntimo entre la mujer y el ángel simboliza la aceptación del fin de la vida terrenal y la transición hacia el mundo espiritual.

Los elementos del paisaje, como los cipreses que rodean la escena, también tienen connotaciones simbólicas. Los cipreses están tradicionalmente asociados con el luto y los cementerios en muchas culturas mediterráneas, lo que refuerza el tema de la muerte en la pintura. Las flores que crecen a los pies de la mujer podrían simbolizar la vida en crecimiento, sugiriendo la continuidad del ciclo vital incluso en presencia de la muerte.

La guadaña que sostiene el ángel es un símbolo clásico de la muerte en el arte occidental. La guadaña corta el hilo de la vida, tal como lo hacía Atropos, una de las tres Moiras en la mitología griega. Este detalle conecta la pintura con antiguas tradiciones mitológicas y alegóricas.




CURIOSIDADES

  • Evelyn De Morgan fue profundamente influenciada por su creencia en el espiritualismo y la teosofía, y su arte refleja esta visión filosófica. La teosofía, que mezcla elementos de religiones orientales y el cristianismo esotérico, defiende la idea de la reencarnación y la evolución espiritual, temas presentes en su obra.
  • A diferencia de muchos pintores prerrafaelitas que se centraban en temas medievales o literarios, De Morgan desarrolló un estilo que, aunque tenía elementos prerrafaelitas, era mucho más introspectivo y simbólico, anticipándose al arte moderno y a las exploraciones psicológicas del siglo XX.
  • La figura del ángel en esta obra no tiene las características imponentes o intimidantes que a menudo se asocian con representaciones de la muerte. En cambio, es una figura que emana compasión, lo que refleja la concepción más espiritualizada y menos violenta de la muerte que prevalecía entre los círculos espiritualistas de la época.

CONCLUSIÓN

«El ángel de la muerte» de Evelyn De Morgan es una obra rica en simbolismo que combina elementos del arte prerrafaelita con un profundo mensaje espiritual. La pintura no solo explora la inevitabilidad de la muerte, sino que también invita al espectador a reflexionar sobre el tránsito entre la vida y la muerte desde una perspectiva serena y resignada. En lugar de representar la muerte como algo temido, De Morgan la presenta como una parte esencial del ciclo vital, un proceso de transformación más que un final definitivo.

De Morgan, como muchos de sus contemporáneos, estuvo fascinada por el más allá, pero su interpretación de la muerte es única en su compasión y humanidad. El uso del color, la luz y la composición refuerzan la idea de que la muerte es un paso natural hacia otro estado de existencia. Su ángel no es un verdugo, sino un guía que acompaña a las almas en su transición, lo que resalta la influencia espiritualista en su obra.

GALERÍA DE IMÁGENES

BIBLIOGRAFÍA

  • Marsh, Jan. Evelyn De Morgan: Symbolist Artist. The Fine Art Society, 1996.
  • Prettejohn, Elizabeth. The Art of the Pre-Raphaelites. Princeton University Press, 2000.
  • Suriano, Gregory. The Pre-Raphaelite Illustrators. The British Library, 2000.
  • Smith, Alison. The Victorian Nude: Sexuality, Morality, and Art. Manchester University Press, 1996.
  • Yeldham, Charlotte. Women Artists in Nineteenth-century France and England. Garland, 1984.

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Pintura

Las rosas de Heliogábalo

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LAS ROSAS DE HELIOGÁBALO

CONTEXTO HISTÓRICO

Lawrence Alma-Tadema presenta Las rosas de Heliogábalo en la Royal Academy en 1888. En este momento y desde hace más de una década, la práctica pictórica avanza dos direcciones principales. En primer lugar, el impresionismo había puesto de manifiesto en Francia las nuevas ambiciones de la disciplina, marcadas por un fuerte afán de experimentación e innovación.

Lo importante es la expresión a partir del uso de la luz y el color, al margen de la técnica. En segundo lugar, el simbolismo. Surge en ambientes académicos, permitiendo la reinterpretación de escenas clásicas o tradicionales desde un punto de vista lírico-literario. La técnica, ya dominada por los artistas, permite explorar cuestiones tradicionales desde nuevos puntos de vista. Por tanto, se enriquece su contenido al dotar la temática de mayor significado.

Es preciso tener en cuenta que en el período finisecular la pintura apuesta por un paulatino abandono del academicismo. Por ende, el pintor de origen holandés queda relegado al olvido por pintar espacios grecorromanos en una época en que el neoclasicismo ya ha pasado a un segundo plano.

No obstante, es importante reseñar que esta valoración de los nuevos movimientos artísticos del fin de siécle responde a una mirada contemporánea. En el siglo XIX, las obras que cuelgan de las paredes de los salones oficiales obtienen reconocimiento y prestigio. Así, Lawrence Alma-Tadema, nombrado incluso caballero en 1889, pierde con el paso de los años el renombre que había alcanzado en vida.

En cualquier caso, su carrera se desarrolla durante la época victoriana. Llega desde Holanda dispuesto a explorar una pintura de corte historicista y orientalista – académica, al fin y al cabo. Esta deriva del interés suscitado por las expediciones napoleónicas, abriendo a Occidente una parte de la historia antigua que despierta la fascinación de los artistas.

En estos momentos y desde la llegada de la reina Victoria al trono, el Imperio Británico ha afianzado con rotundidad su prestigio a nivel global. Esto se debe tanto a la revolución industrial, que convierte al país en el workshop of the world (el taller del mundo), como a las políticas territoriales y coloniales aplicadas desde el poder. En consecuencia de esto último, Gran Bretaña llega a albergar un quinto de la superficie del planeta.

Por otro lado, es cierto que la revolución industrial impulsa la economía en comparación con el resto del globo. Pero la mayor parte de la población británica padece la hambruna y la miseria derivadas de unas lamentables condiciones laborales y marcadas diferencias entre clases sociales. Así mismo, el pésimo estado de las ciudades propicia la aparición y propagación de enfermedades.

La vida de la aristocracia, por su parte, se desarrolla en torno a la ostentación y los lujos. Además, cobra gran importancia la apariencia, la máscara, la pretensión: cuando se presumir de un exuberante collar de perlas, no importa la malnutrición de quien lo lleva.

Volviendo a la pintura, si bien es cierto que Alma-Tadema ha estado condenado al olvido durante siglos, su obra ha sido reivindicada en las últimas décadas. Esto se debe al carácter simbolista de su pintura, capaz de acercar el pasado grecorromano a su época. Entiende la historia como un ciclo que se repite –aunque no de manera consciente.

Como resultado, establece en su pintura un paralelismo entre la clase adinerada de la sociedad victoriana y los grupos dominantes en el Imperio Romano. Así, viaja al pasado para, a partir de escenas imperiales, ofrecer una nueva visión del presente.

ANÁLISIS DE LA OBRA

Las rosas de Heliogábalo

Marco Aurelio Antonino Augusto es emperador desde 218 hasta 222. Pronto se hace llamar Heliogábalo, máximo sacerdote del dios Sol (Helio). Los escritores de la historia augusta, que recogen la biografía de los emperadores, lo presentan como alguien tremendamente extravagante, vanidoso, excéntrico y fanático, controlado por impulsos pasionales que le llevan a cometer grandes atrocidades.

Esta polémica figura protagoniza una de las obras más famosas de Alma Tadema. Fama que seguramente se deba a la historia que representa. El emperador celebra un banquete en una de las estancias principales de su residencia. En medio de la celebración, el techo de la sala es retirado para dejar caer sobre sus cortesanos una lluvia de pétalos que los asfixia y acaba con sus vidas.

Algunos tratan de escapar y recuperar el aliento que el peso de las flores les ha quitado, pero resulta imposible y mueren sepultados. Como explican los Scriptores Historiae Augustae: «En una sala de banquetes con un techo de quita y pon, dejó caer una vez sobre sus parásitos violetas y otras flores, de modo que algunos se asfixiaron y murieron al no poder salir de entre ellas».

Entonces, lo más llamativo de esta obra es el contraste entre el tema y el modo de representarlo. Quien no conoce la historia, queda cautivado o cautivada por la belleza casi abrumadora de la pieza. Sin embargo, tras esta apariencia de ensueño se esconde una tragedia derivada de la crueldad de un emperador conocido por su falta de escrúpulos.

Parecería incluso que los invitados a la fiesta, en primer plano, se relajan entre los pétalos que caen sobre ellos. Pero nada más lejos de la realidad: se encuentran luchando por su vida. Al fondo, el infame Heliogábalo y acompañantes disfrutan del morboso espectáculo. No es en absoluto una sorpresa que su afán por hacer enemigos le llevara a ser asesinado tras cuatro años en el poder.

Por lo que respecta a la composición, está magníficamente equilibrada. En primera instancia, los cuerpos de los cortesanos, sepultados por los pétalos de tonos rosados. Estos vuelan e invaden toda la escena hasta quedar acumulados en primer plano. De hecho, son las flores las que guían la mirada de quien observa la obra.

Primero, el ojo recae en las personas recostadas bajo esta marea rosa. La luz procedente del lateral derecho también incide con mayor intensidad en los cuerpos en primer término. Luego, nos dirigimos a las flores que aún se encuentran cayendo en un movimiento serpenteante que enmarca las personas al fondo.

Estas disfrutan del macabro show ofrecido por el anfitrión. Llaman la atención, además, las dos personas en la esquina inferior derecha: un joven mira fijamente al emperador, y una muchacha, por el contrario, apela al público, clavándonos la mirada.

Si en algo destaca Lawrence Alma-Tadema entre sus contemporáneos es en la excelente ejecución de las arquitecturas en su obra. Captura como ningún otro el color del mármol e incluso su textura. Además, nada en sus pinturas es casualidad, y hace uso tanto del plano arquitectónico como de reproducciones de esculturas para enriquecer su contenido.

De hecho, al fondo vemos una escultura del dios Baco que, atendiendo a cómo suele mostrarse, está acompañado de un felino y un joven sátiro. Al igual que a la divinidad, a Heliogábalo le encanta el vino y las fiestas, aunque a estas últimas les añade siempre su toque personal: la crueldad.

En definitiva, el artista recrea en su pintura un pasaje dramático de la historia antigua. Los invitados a este banquete, cuando comienzan a caer los primeros pétalos, creen que se trata de un bello espectáculo floral. Pero pronto estos pocos pétalos pasan a ser toneladas, causando sus muertes.

De igual modo, en un primer contacto con la pintura, el espectador cree estar ante una escena festiva, quizás un ritual en honor a cierta diosa de la belleza que tiene la rosa como atributo. Pero al prestar un poco más de atención, nos damos cuenta de que hemos caído en una trampa. No es una fiesta y el «espectáculo», por su parte, es la muerte.

GALERÍA DE IMÁGENES

BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA

Barrow, Rosemary. Lawrence Alma-Tadema. Londres: Phaidon, 2004.

Prettejohn, Elizabeth. Lawrence Alma-Tadema and the Modern City of Ancient Rome. 2002. https://www.jstor.org/stable/3177255

Villena, Luis Antonio de. «Alma Tadema y el decadente sueño burgués» en Maestros en la sombra. Madrid: Fundación Amigos Museo del Prado, 2013.

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Pintura

Las dos Fridas

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LAS DOS FRIDAS

CONTEXTO HISTÓRICO

«Las dos Fridas» es una de las pinturas más icónicas de Frida Kahlo, realizada en 1939, el mismo año en que se divorció de su esposo, el muralista Diego Rivera. Este año marcó un punto de inflexión emocional en la vida de Kahlo, quien atravesaba por una profunda crisis personal. Aunque se volvieron a casar poco tiempo después, la separación temporal influyó en la creación de esta obra, que refleja su lucha interna entre dos identidades y su dolor emocional.

La obra fue pintada en un contexto social y político importante en México. Tras la Revolución Mexicana (1910-1920), el país vivía un resurgimiento de identidad nacional, impulsado por movimientos artísticos como el muralismo mexicano, encabezado por artistas como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco.

Estos artistas promovían el orgullo por lo indígena y el mestizaje, revalorizando la historia y las tradiciones mexicanas. Frida Kahlo, aunque no se identificaba completamente con el muralismo, sí compartía este interés por explorar la identidad mexicana, pero lo hacía desde una perspectiva mucho más íntima y personal.

En este periodo, el trabajo de Kahlo se alineaba también con movimientos internacionales como el surrealismo, aunque ella misma rechazaba ser catalogada dentro de este grupo. A pesar de la cercanía con artistas surrealistas como André Breton, Frida Kahlo afirmaba que no pintaba sueños, sino su realidad. Esta pintura, por tanto, puede verse como un producto del contexto cultural de la época, pero también como un reflejo personal de la agitación interna que la artista vivía en ese momento.

BREVE BIOGRAFÍA DEL ARTISTA

Frida Kahlo nació el 6 de julio de 1907 en Coyoacán, Ciudad de México, y murió el 13 de julio de 1954 en la misma ciudad. Desde joven, sufrió varios problemas de salud. A los seis años, contrajo poliomielitis, lo que dejó una de sus piernas más delgada que la otra, provocando una cojera que la acompañó toda su vida.

A los 18 años, sufrió un trágico accidente de autobús que le causó graves lesiones, fracturas en la columna vertebral, en las costillas, la pelvis y la pierna derecha, además de otras heridas internas. Este accidente marcó su vida para siempre, y gran parte de su obra refleja el dolor físico y emocional que experimentó.

En 1929, Kahlo se casó con el famoso muralista Diego Rivera, cuya obra tuvo una gran influencia en su vida personal y artística. A pesar de su intensa relación amorosa, su matrimonio estuvo lleno de infidelidades, tensiones y problemas que se reflejaron en muchas de sus pinturas, incluida «Las dos Fridas«. A lo largo de su vida, Kahlo también se involucró en la política, siendo simpatizante del comunismo y amiga de figuras políticas internacionales como León Trotsky.

A pesar de que no alcanzó el reconocimiento internacional durante su vida como lo ha hecho póstumamente, Kahlo es hoy una de las artistas más importantes del siglo XX. Su obra aborda temas como la identidad, la poscolonialidad, el género, la clase y la raza en la sociedad mexicana, siempre entrelazados con su experiencia personal de sufrimiento físico y emocional.

ANÁLISIS FORMAL

Las dos Fridas
Las dos Fridas

«Las dos Fridas» es una obra pintada en óleo sobre lienzo, con unas dimensiones de 173 x 173 cm, lo que la convierte en una pieza de gran formato. El tamaño de la obra es significativo porque, al ser casi cuadrada y de gran escala, ocupa una presencia imponente, atrayendo inmediatamente la atención del espectador. El óleo, por su parte, le permite a Kahlo explorar detalles minuciosos y crear una textura suave pero densa, que da vida a las figuras y al ambiente cargado de emociones.

En la pintura, Frida se representa a sí misma en dos versiones sentadas lado a lado:

  • A la izquierda, se encuentra una Frida vestida de blanco, con un vestido tradicional europeo, que parece representar su lado más occidentalizado, influenciado por su ascendencia alemana (su padre, Guillermo Kahlo, era alemán).
  • A la derecha, está la Frida vestida con un traje tradicional mexicano, que simboliza su identificación con la cultura indígena y mestiza de México, un tema central en su vida y obra.

Ambas figuras están conectadas por una vena que pasa de un corazón expuesto al otro, un detalle anatómico que subraya el vínculo inseparable entre ambas identidades. Sin embargo, el corazón de la Frida europea está roto, lo que refuerza el tema del dolor emocional.

El espacio en el que se encuentran es ambiguo: un fondo oscuro y nublado que puede simbolizar el estado emocional turbulento de la artista. La atmósfera es pesada, y la falta de una ubicación geográfica específica hace que la escena se sienta atemporal y psicológicamente cargada.

La paleta de colores en «Las dos Fridas» es rica pero equilibrada. El blanco y el rojo destacan en las figuras centrales, simbolizando pureza y pasión, pero también sangre y dolor. La luz es suave y homogénea, lo que ayuda a destacar las figuras de Kahlo y sus detalles anatómicos. La vena que conecta a ambas Fridas es de un rojo intenso, lo que llama la atención sobre el simbolismo de la sangre, el corazón y las emociones profundamente entrelazadas en la obra.

ANÁLISIS ICONOGRÁFICO

Uno de los temas más claros en «Las dos Fridas» es la dualidad de la identidad. Frida Kahlo, quien tenía raíces mestizas (indígenas y europeas), siempre se sintió dividida entre dos mundos: el de la tradición mexicana y el de la influencia occidental. Esta división es lo que Kahlo refleja en las dos figuras, que representan diferentes aspectos de su personalidad.

La Frida vestida de blanco simboliza su herencia europea y los aspectos de su vida que sentía ajenos o dolorosos, mientras que la Frida vestida de tehuana representa su conexión con su cultura mexicana, un tema recurrente en su obra, donde exalta lo indígena y lo popular.

Ambos corazones están expuestos, un recurso visual que Frida utilizaba frecuentemente para representar su vulnerabilidad emocional y física. El corazón roto de la Frida europea, del que sale sangre y que ella parece incapaz de detener, simboliza su sufrimiento tras el divorcio con Diego Rivera. La Frida mexicana sostiene una pequeña fotografía de Diego Rivera, lo que sugiere que ese lado de su identidad está más vinculado emocionalmente con su amor por él.

La sangre que fluye entre las dos Fridas no solo conecta a las dos identidades, sino que también puede verse como una metáfora del sufrimiento constante que Kahlo sentía a lo largo de su vida, tanto física como emocionalmente. Esta circulación de sangre es un vínculo inevitable entre sus dos mitades, y su incapacidad para detener el sangrado con una pinza quirúrgica simboliza la imposibilidad de separar estas dos partes de sí misma o de curar completamente su dolor.




CURIOSIDADES

  1. Autorretrato Doble: «Las dos Fridas» es uno de los pocos ejemplos en los que Kahlo se representa dos veces en una misma obra, lo que refuerza el concepto de dualidad en su identidad. A lo largo de su carrera, Kahlo pintó numerosos autorretratos, pero este en particular se destaca por su complejidad emocional y su simbolismo.
  2. Referencia Médica: El conocimiento anatómico que Kahlo muestra en esta obra, especialmente en la representación de los corazones y las venas, tiene sus raíces en su interés por la medicina. Antes del accidente que cambió su vida, Frida había considerado estudiar medicina, y su experiencia personal con el dolor físico y las intervenciones quirúrgicas influyó en la forma en que representaba su cuerpo en su obra.
  3. Su cuadro más grande: «Las dos Fridas» es el cuadro más grande que Kahlo pintó en su carrera. El gran formato refuerza el poder emocional de la obra y subraya su importancia dentro de su corpus artístico.
  4. Vinculación con el Divorcio: Aunque no está confirmado por la artista, muchos estudiosos del arte han vinculado directamente la obra con el divorcio de Frida y Diego Rivera en 1939. La dualidad de su identidad refleja su lucha interna durante este doloroso proceso.

CONCLUSIÓN

«Las dos Fridas» es una obra profundamente personal y simbólica que captura las tensiones y las contradicciones en la vida de Frida Kahlo. A través de la representación de su dualidad, Kahlo explora temas universales como la identidad, el dolor, el amor y la pérdida.

La obra no solo es un testimonio de su maestría técnica, sino también de su habilidad para comunicar experiencias íntimas y emocionales de una manera que resuena con espectadores de todas las épocas. Esta pintura sigue siendo una de las más significativas y estudiadas de su carrera, mostrando la capacidad de Kahlo para transformar el sufrimiento personal en arte poderoso y evocador.

GALERÍA DE IMÁGENES

BIBLIOGRAFÍA

  • Herrera, Hayden. Frida: Una biografía de Frida Kahlo. Ediciones del Milenio, 2003.
  • Grimberg, Salomon. Frida Kahlo: Song of Herself. Merrell Publishers, 2008.
  • Zamora, Martha. Frida Kahlo: el pincel de la angustia. Santillana Ediciones, 2007.
  • Fuentes, Carlos. El Espejo Enterrado. Fondo de Cultura Económica, 1992.
  • Tibol, Raquel. Frida Kahlo: An Open Life. University of New Mexico Press, 1993.
  • Ankori, Gannit. Imaginando a Frida Kahlo: Imagen, pilar y alma de México. Phaidon Press, 2008.
  • Rivera, Diego. My Art, My Life: An Autobiography. Dover Publications, 1991.
  • Mencía, María del Carmen. El Dolor de lo Cotidiano: Frida Kahlo y su obra. Editorial Cátedra, 2009.
  • Kettenmann, Andrea. Frida Kahlo 1907-1954: Dolor y Pasión. Taschen, 2003.

FRIDA KAHLO | VIDA Y OBRA

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    El jardín soleado

    COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DEL JARDÍN SOLEADO

    ANÁLISIS FORMAL

    El jardín soleado es una pintura que destaca por su complejidad compositiva y su habilidad para capturar un momento de intimidad en un entorno natural cuidadosamente elaborado.

    La obra presenta a una mujer joven, sentada cómodamente en una silla de jardín, situada en un rincón sombreado bajo un árbol frondoso. La mujer, que parece estar en la tranquilidad de un mediodía soleado, viste un vestido largo de tonos lilas, con detalles suaves que se funden en los pliegues de la tela, creando un efecto de delicadeza y ligereza.

    La disposición de la escena sigue una estructura equilibrada y armónica. La mesa redonda a su derecha, cubierta con un mantel blanco decorado con motivos florales, sostiene varios elementos que añaden detalles significativos a la composición.

    Entre estos objetos se encuentran un jarrón con flores frescas, probablemente recogidas del mismo jardín, una taza de té, un libro cerrado y un plato con frutas, que parecen ser manzanas. Cada uno de estos elementos está cuidadosamente colocado para completar la figura central sin restarle protagonismo, contribuyendo a la sensación de orden y tranquilidad que emana de la obra.

    El fondo de la escena es tan importante como la figura principal. Un jardín exuberante y colorido se despliega detrás de la mujer, con flores que parecen extenderse hasta el horizonte. Los tonos verdes predominan en la vegetación, interrumpidos por manchas de color más brillantes, que representan flores de diversos tipos, probablemente rosas o geranios, se añaden vitalidad al paisaje.

    El uso del color en esta obra es especialmente significativo; los verdes y amarillos de la vegetación contrastan con los tonos lilas y blancos del vestido y el mantel, mientras que la luz del sol, filtrada por las hojas del árbol, crea un juego de sombras que añade profundidad y dimensión a la escena.

    La técnica empleada en la pintura sugiere el uso de pinceladas sueltas pero controladas, características del impresionismo, que permiten una interpretación más libre y expresiva de los detalles sin perder la coherencia del conjunto.

    La textura de las pinceladas es visible en la superficie de la pintura, dando una sensación de movimiento y dinamismo, como si la escena estuviera viva y vibrante bajo la luz del sol. El manejo de la luz es particularmente notable; el artista logra capturar la calidez del sol de manera sutil, con reflejos dorados que acarician la piel de la mujer y los objetos sobre la mesa, creando una atmósfera envolvente y acogedora.

    El espacio pictórico está cuidadosamente articulado para guiar la mirada del espectador a través de la escena. Desde la figura central, el ojo se desplaza hacia los objetos en la mesa y luego se pierde en la vegetación del fondo, que sugiere una continuidad más allá de los límites del lienzo. Este diseño compositivo no solo enmarca la figura femenina en su entorno inmediato, sino que también sugiere una conexión más amplia con la naturaleza que la rodea.

    ANÁLISIS ICONOGRÁFICO

    Esta obra ofrece una rica interpretación de los valores y las sensibilidades de la época en que fue creado, reflejando tanto el ideal de la vida burguesa como el profundo vínculo entre el ser humano y la naturaleza. La figura femenina, inmersa en la lectura, representa un arquetipo común en el arte de finales del siglo XIX y principios del XX: la mujer culta, tranquila y en armonía con su entorno, que entra en la naturaleza un espacio de retiro y contemplación.

    El jardín en sí mismo es un símbolo cargado de significados. Tradicionalmente, los jardines han sido vistos como lugares de retiro espiritual, donde el ser humano puede conectarse con la naturaleza y reflexionar en paz.

    En la pintura, el jardín no es solo un telón de fondo; es un espacio que envuelve a la figura central, creando un microcosmos de tranquilidad y belleza. El cuidado con el que el jardín está representado, con sus flores en plena floración y su vegetación exuberante, sugiere un ambiente de fertilidad y vida, donde la naturaleza florece en toda su plenitud.

    El acto de leer en un entorno tan idílico añade una capa de significado a la escena. La lectura, tradicionalmente asociada con el conocimiento, la reflexión y la evasión, en este contexto sugiere una forma de introspección y autoenriquecimiento.

    El libro que sostiene la mujer puede interpretarse como un símbolo de sabiduría y educación, valores altamente apreciados en la sociedad burguesa de la época. La elección de un libro también puede insinuar un comentario sobre el papel de la mujer en la sociedad, donde la educación y la cultura comenzaron a ser vistas como aspiraciones legítimas para las mujeres de clases altas.

    Los objetos dispuestos en la mesa también son significativos desde un punto de vista iconográfico. El jarrón de flores frescas no solo añade color a la escena, sino que también puede simbolizar la transitoriedad de la vida y la belleza efímera de la juventud.

    Las flores, especialmente en el contexto del jardín, refuerzan la idea de la conexión entre lo humano y lo natural, y de cómo la naturaleza puede servir como una metáfora para los ciclos de la vida. La taza de té, por otro lado, es un símbolo de confort y domesticidad, sugiriendo que la escena representa un momento de pausa y relajación dentro del ritmo cotidiano de la vida.

    El mantel blanco sobre la mesa, con su delicado bordado, también tiene una función simbólica. El blanco, tradicionalmente asociado con la pureza y la inocencia, aquí refuerza la idea de un espacio inmaculado y protegido, un refugio donde la figura femenina puede disfrutar de un momento de serenidad sin interrupciones.

    El mantel, además, puede ser visto como un elemento que simboliza la atención al detalle y el cuidado que se le da al entorno hogareño, aspectos fundamentales en la vida de la mujer burguesa de la época.

    El paisaje en el fondo, aunque pintado con un enfoque impresionista, también juega un papel iconográfico crucial. Los árboles frondosos y las flores que llenan el espacio detrás de la figura principal no solo actúan como un contexto visual, sino que también sugieren un ideal de armonía entre el ser humano y la naturaleza. Este ideal es un tema recurrente en el arte de la época, donde la naturaleza no es vista simplemente como un recurso, sino como un compañero en la búsqueda de la paz interior y la belleza.

    Finalmente, la luz del sol, que inunda la escena, puede ser interpretada como un símbolo de vida, energía y bienestar. En muchas tradiciones artísticas, la luz representa el conocimiento y la iluminación espiritual, y en el jardín soleado, esta luz cálida y envolvente podría simbolizar la claridad mental y la tranquilidad emocional que la figura experimenta en su entorno natural.

    La manera en que la luz interactúa con los elementos de la escena, desde la piel de la mujer hasta las hojas del árbol, crea un efecto que no solo es estéticamente agradable, sino también profundamente simbólico, reforzando la idea de la naturaleza como un espacio de iluminación y rejuvenecimiento.




    CURIOSIDADES

    El jardín soleado captura un instante fugaz, un momento de tranquilidad en medio de la naturaleza, lo que lo convierte en una representación de la vida cotidiana con un toque impresionista.

    La obra destaca el uso de la luz para transmitir la calidez del ambiente, un recurso característico del autor que lo acerca al impresionismo. El detalle en la textura de la vegetación y la fluidez de las telas muestra la maestría técnica del pintor, capaz de capturar la esencia del momento con gran sensibilidad.

    GALERÍA DE IMÁGENES

    BIBLIOGRAFÍA

    -Surdoc (2015) El jardín soleado. https://www.surdoc.cl/registro/2-2015

    -Colección MNBA (2014) 3 miradas arte en Chile. https://www.mnba.gob.cl/sites/www.mnba.gob.cl/files/2021-06/Sala%20de%20lectura%20-%20Arte%20en%20Chile.pdf

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